Por algún misterioso capricho del destino, a veces la vida da vueltas y vueltas y te regresa justo al lugar donde todo comenzó. Y así fue para Valentina Pertegarini y Nicolás Cavigliasso. ¿Qué probabilidad había que dos chicos de una pequeña escuela en Córdoba, que coqueteaban en el patio de recreo, terminen casándose y destacándose en el mundo del rally raid? Cualquiera que intente calcularlo, fallará. Pero la historia de estos dos es real, tan real como las dunas de Arabia Saudita y los kilómetros de peligro que recorren juntos.
En 2019, Nicolás Cavigliasso se coronó en el Dakar en cuatriciclos, pero en el podio, en el medio del los aplausos, se arrodilló frente a Valentina y le pidió que se casara con él. Para todos fue el epílogo de un cuento perfecto, pero para ellos fue solo el inicio de una épica aún mayor. Porque tres años después, Valentina no solo es su esposa; es su navegante, su compañera en cada bache del desierto, su segunda piel dentro de la cabina del UTV y, ahora, flamante campeona mundial en la categoría Challenger del Rally Raid. Lo que algunos ven como una anomalía estadística -una mujer argentina haciendo historia en el rally, un deporte hecho a la medida de los tipos duros-, para ella es el resultado de su determinación.
La vida podría haberla llevado por caminos distintos, pero no fue así. Valentina, ingeniera química de día, jugadora de hockey y futbolista de noche, siempre había seguido las pasiones de su infancia. Pero todo cambió cuando aceptó la invitación de Nico: la invitó a que la empezara a acompañar a las carreras de motos. Ahí el virus de la velocidad se inoculó en el organismo de Valen.
Cuando Nicolás decidió correr en rally, una especialidad totalmente distinta a la que la pareja estaba acostumbrado. Valentina se convirtió en una pieza fundamental de los éxitos de su entonces novio. En los campamentos del Dakar ella terminaba pintando con marcadores fluorescentes las hojas de ruta de Nicolás para permitirle a él acumular horas de descanso.
Sin saberlo, Valentina empezó a hacer de copiloto entre bastidores hasta que, un día, Nico decidió que quería dar el paso y dejar el cuatriciclo para subirse a un UTV. Y ahí fue cuando la eligió a ella para ocupar la butaca derecha, con el mismo instinto que lo lleva a tomar las curvas a toda velocidad en caminos que sólo él conoce y sólo ella entiende. La respuesta de ella fue un “sí” rotundo, como en el altar, pero esta vez en la arena.
En el Rally de Marruecos, última fecha del campeonato 2024 del Mundial de Rally Raid, Valentina firmó con sus manos un capítulo histórico en el automovilismo mundial. En la categoría más ferozmente competitiva, supo ser los ojos de Nico, interpretar la hoja de ruta como si tuviera un sexto sentido para la pista, y llevarlos con precisión quirúrgica por las rutas traicioneras de dunas y rocas.
“Lo logramos. Todo el esfuerzo de este año dio frutos, y ahora puedo decir que somos campeones del mundo”, dice, con esa mezcla de humildad y orgullo que caracteriza a alguien que sabe lo que ha tenido que dar para llegar a la cima.
Como en toda gran historia, detrás de los reflectores y el champagne hubo noches sin dormir, mapas con anotaciones brillantes de colores fluorescentes y miles de kilómetros trazados en la cabeza. Para llegar a la línea de largada de cada carrera, Valentina se volvió la sombra de Nico, preparaba cada etapa con la rigurosidad de una ingeniera y la pasión de alguien que solo piensa en ganar. Lo mismo remarcaba las zonas peligrosas que vigilaba cada detalle técnico.
En el camino, dejó de ser solo el apoyo detrás del volante y se convirtió en la brújula de su marido, quien finalmente logró el subcampeonato entre los pilotos (sumaron los mismos puntos, aunque ella tuvo la ventaja de que alguno de los navegantes rivales no se presentaron en todas las carreras).
Valentina ha dicho una y otra vez que “la mujer que quiera lograr algo solo necesita desearlo”. Pero decirlo y hacerlo, claro, son cosas distintas. Lo que ella ha hecho no es solo conquistar un título; es abrir una puerta en un deporte que, hasta hace poco, no reservaba espacios para mujeres en la cumbre de la clasificación mundial
Cuál será el siguiente paso? La respuesta es clara: el Rally Dakar, la carrera más dura del mundo. En enero, Nicolás y Valentina llegarán a Arabia Saudita con un solo objetivo en mente: ganar, juntos, como lo han hecho siempre.