Hasta ayer, el chamamé era "una manifestación cultural que comprende un estilo de música y danza propios de la provincia de Corrientes y el Nordeste argentino". A partir de hoy, dicho género musical del Litoral, fusión de la cultura guaraní con la jesuítica, enriquecida con el aporte inmigratorio, fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
“Para todos los que amamos el chamamé es un día de celebración, de júbilo", señaló hoy Tristán Bauer, ministro de Cultura de la Nación. "Nuestras felicitaciones a la provincia de Corrientes, a todo el Litoral... en realidad a todo el país, porque esa música le pertenece al país, de Norte a Sur y de Este a Oeste”, agregó en un video que se difundió desde su cartera.
La resolución que se votó en París, Francia, y asegura un reconocimiento que lo liga a distintos fondos para la cooperación internacional, encuentra su explicación en lo que brinda el chamamé a las comunidades donde se difunde desde su nacimiento en el siglo XVI.
Según la Unesco, “el patrimonio inmaterial les proporciona un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social y genera ingresos económicos”.
Los grandes exponentes de esta música en nuestro país en las últimas décadas van desde Tránsito Cocomarola, Emilio Chamorro, Ernesto Montiel y Mauricio Valenzuela, hasta Antonio Tarragó Ros padre e hijo, Ramona Galarza, Isaco Abitbol y Ramón Ayala, pasando por Pocho Roch, Teresa Parodi, Marilí y Vera González Segovia, Mario Bofill, Nini Flores y Chango Spasiuk.