Mientras en nuestro país se debate el aborto legal, en España el Congreso aprobó la Ley Orgánica para la regulación de la Eutanasia.
Quien impulsó la regulación fue María Carcedo, la ex ministra de Sanidad socialista, que dice que esta ley "piensa en la condición humana", regula "las condiciones y procedimientos por los que se puede acceder a esta solicitud de ayuda a morir", "despenaliza" su práctica y la incluye en la cartera común del Sistema Nacional de Salud.
A quienes estaban en contra de esta ley, Rosa María Medel (la portavoz de Unidas Podemos en materia de Sanidad) les reprochó que "nieguen a quienes no tienen dinero" o "no piensen como ellos" el derecho al uso de su "libertad personal". De hecho, Medel aseguró que "quieren imponer al resto de españoles cómo deben morir".
Joseba Agirretxea, otro representante, les recordó que, como diputados, tienen la obligación de "legislar más allá del código ético de cada uno" y de "dar cobertura legal" a quien no tenga los mismos conceptos "sobre la vida o la muerte" que ellos.
Y a aquellos que hablaban de "moral" y "fé", Sergi Miquel dijo que, en su opinión, son dos cuestiones que no se deben de "imponer" y, menos, "en una democracia, en una sociedad avanzada y en un estado aconfesional".
Iñigo Errejón fue por más y comparó la ley de eutanasia con "el sufragio universal, la jornada laboral de ocho horas, la ley del divorcio o el matrimonio igualitario", iniciativas que la derecha inicialmente rechazó.
Por supuesto, hay quienes no están de acuerdo: Ignacio Echániz, el representante de PP, lamentó esta "derrota" y "fracaso" del "sistema sanitario" y de la "sociedad". Y la diputada de Vox, Lourdes Monasterio, lamentó que los partidos a favor lo celebren "al tiempo que firman sentencias de muerte a los más débiles". A su juicio, se esta "quebrantando el derecho a la vida" con esta norma y cree que el Estado prefiere esta decisión porque es "más fácil, más cómodo y económico".
Antes de la votación, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se dirigió al Congreso para agradecer la aprobación de una norma que, a su juicio, es un avance hacia "una sociedad más humana y más justa".
El documento irá ahora al Senado, que puede convertirlo en ley o enviarlo de vuelta al Congreso con enmiendas. Si se aprueba, España se convertirá en el cuarto país de la Unión Europea en legalizar esta práctica después de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos.