Las personas intentean encontrar todos los días una respuesta sobre por qué algunos son más felices que otros. Muchos se preguntan por qué toman determinadas decisiones y cómo afecta eso a su bienestar general.
De acuerdo a un estudio publicado por la BBC, el50% de la felicidad de una persona está determinada por sus genes, el 10% por las circunstancias y el 40% por la actividad intencional.
Muchos investigadores realizaron estudios en gemelos durante décadas y concluyeron que es la genérita lo que explica su felicidad en un 40 o 50%.
Los genes de cada uno influyen en el comportamiento y este ayuda a elegir a las personas con quiénes compartirá su entorno. Por ejemplo, un niño extrovertido construirá sus grupos de amistad. Pero también se concluyó que el entorno puede cambiar la expresión de los genes.
Por ejemplo, en el caso de las madres que estuvieron expuestas al hambre durante el embarazo, los genes de sus bebés cambiaron, lo que resultó en transformaciones químicas que suprimieron la producción de un factor de crecimiento.
En cambio, quienes tienen más plasticidad genética (es decir, quienes son más sensibles al medioambiente y tienen mayor capacidad de cambio) pueden mejorar su bienestar y tal vez incluso prosperar si adoptan un estilo de vida saludable y eligen vivir y trabajar en un entorno que potencia su felicidad y capacidad de crecimiento.
La psicóloga Jolanta Burke concluyó en su artículo que la genética no determina quiénes somos, incluso si juega un papel importante en nuestro bienestar.
Lo que también importa son las decisiones que tomamos sobre dónde vivimos, con quién vivimos y cómo vivimos nuestras vidas, que afectan tanto nuestra felicidad como la felicidad de las próximas generaciones.