Hoy se reanuda el juicio por la muerte de Diego Maradona con cuatro importantes testimonios: el de Verónica Ojeda, expareja y madre de uno de los cinco hijos del astro del balón, y las hermanas de El Diez, Claudia, Ana y Rita Maradona. En una jornada que será clave para esclarecer las causas del deceso de una de las leyendas mundiales del fútbol, Revista GENTE habla con Mariano Israelit, uno de sus íntimos amigos, quien ya ha testificado. "Para mí a Maradona lo asesinaron", dice.
Este 25 de noviembre se cumplirán cinco años de la muerte de uno de los más grandes de la historia del fútbol. La familia y amigos busca que se condene a quienes consideran responsables de su prematura partida. Cuatro médicos (Leopoldo Luque, amigo y médico personal de Maradona; la psiquiatra que lo siguió en el último semestre, Agustina Cosachov; el encargado de supervisar su internación, Pedro Di Spagna, y la de supervisar a los enfermeros, Nancy Forlini), dos enfermeros (Ricardo Almirón y Mariano Perroni) y el psicólogo especializado en adicciones (Carlos Díaz) están acusados de homicidio simple por haber descuidado al campeón mundial en su internación domiciliaria, tras ser operado de un hematoma subdural crónico. El juicio, que se está llevando adelante en los tribunales de San Isidro, comenzó el 11 de marzo.
“Así murió Maradona”, dijeron los fiscales ante la fuerte imagen del cuerpo sin vida de Maradona y dieron a entender que el equipo que tenía que velar por su salud desentendió síntomas de deterioro, lo que terminó provocando su muerte. Las defensas de los acusados, quienes enfrentan penas de entre 8 y 25 años de prisión, pidieron la absolución.
"Fui a declarar el año pasado y ahora quieren que vuelva. Estoy esperando a que me llegue la citación. Ya me dijeron que son cuatro o cinco meses. Yo creo que, con todo lo que se habló, alguien tiene que pagar. Para mí fue un asesinato. Nosotros cuando venía el Dr. Cae y los médicos de la Pradera a atender a Diego en Cuba, dicho por Cae, el único remedio que Diego no podía dejar de tomar era el remedio para el corazón", sostiene Israelit, quien conocía a Maradona desde los 80.
Y suma: "Diego no estaba tomando el remedio para el corazón según la autopsia y según los análisis que le hicieron".
Cómo fueron los últimos días de Diego Maradona
Israelit llevaba meses sin ver a su amigo pos dos causas. La primera, al ser noviembre de 2020, el mundo (y Argentina en particular) vivía confinado por la pandemia del coronavirus, la gente respetaba una cuarentena y reglas de distanciamiento social para evitar contagiarse; la segunda, el entorno que acompañaba por esos tiempos al futbolista lo tenía, según afirma su amigo, incomunicado.
Al momento de su muerte, Maradona se encontraba instalado en una casa alquilada en Tigre donde se estaba recuperando tras una cirugía menor. Según afirmó en el juicio el fiscal Patricio Ferrari, la internación domiciliaria no contaba con el equipamiento necesario y estuvo en manos de un grupo de improvisados mientras El Diez “no se encontraba en uso pleno de sus facultades mentales y menos aún podía tomar decisiones sobre su salud”.
Una de las herramientas con la que cuenta la fiscalía es un análisis que realizó una junta médica interdisciplinaria que concluyó en que Maradona agonizó 12 horas antes de morir y que su equipo médico actuó de manera indiferente y deficiente.
"Yo pasé situaciones peores con Diego, como el día en que estábamos en lo de Mastellone, de La serenísima, que le había prestado la casa porque tenía una cancha de golf, y ahí también tuvo un episodio que casi se muere pero lo salvaron en la Swiss Medical", cuenta el exproductor de Badía y Compañía.
Y suma, sobre las circunstancias en que se encontraba meses antes de su muerte: "La casa era muy precaria. No era una casa para Maradona. Le entraba agua cuando llovía por el techo. Estaba muy disminuido y triste porque se había peleado con Rocío Oliva y él estaba muy enamorado".
Según Israelit, el círculo que lo rodeaba en sus últimos meses "le metía fichas en contra de sus hijos y su exesposa, Claudia Villafañe".
"Lo aislaban, no le pasaban el teléfono, le cambiaba el número de teléfono todo el tiempo. Con Coppola tuvo el mismo número durante décadas. Él estaba esperando ansioso festejar su 60 años con los cinco hijos. Justo a Diego Junior, el de Italia, le agarró COVID y no pudo venir. Y después ya fue imposible porque él no estaba en condiciones. Además era muy difícil acceder a él, tenías que pasar por varias seguridades, la perimetral, la del barrio cerrado, la de la casa... Lo tenían adormecido todo el día. Él no quería nada, no quería salir de ahí", dice.
Y suma: "¿Vos lo viste entrar a la cancha en su cumpleaños?. Era una piltrafa. Nunca lo vi a Diego así. Dicen que lo llevaron por 7000 dólares. Era como explotar lo que quedaba. Diego por esa plata no te saludaba. Meterlo en la cancha, no podía caminar, no no podía bajarse el barbijo. Cómo le van a hacer eso".
Israelit cuenta que cuando se enteró de la noticia de la muerte de su amigo le preguntó a Claudia, con quien siempre mantuvo un buen vínculo, si podía hablar y contar la verdad. "Desde entonces cuento la verdad", afirma y asegura que él con Coppola fue de los pocos que pasaron la noche en la Casa Rosada acompañando a la familia en el velatorio de El Diez.
Cómo fue la última vez que Mariano Israelit vio a Maradona
"Yo te puedo hablar de Bella Vista, Los Berros, Los Fresnos, Nordelta, que fueron las últimas casas en que lo vi. En los últimos meses parecía que él necesitaba estar con gente que lo adulara, pero los que te limpiaban eran los de adentro", afirma Israelit y explica por qué no se vieron en casi medio año.
"Lograron ponerlo en un estado en el que no tomaba decisiones. No era él, digamos: no era el Diego que yo conocí durante más de 30 años, con el que yo viví, con el que yo trabajé", suma y asegura que la gente que lo acompañaba, un tal Charlie, un familiar lejano de Rocío Oliva, le daba cerveza, algo que tenía prohibido Maradona.
"Con el bypass gástrico que tenía, le daban una cerveza, a la tercera ya empezaba a balbucear y decía cualquier cosa. Y ahí lo acostaban y apagaban el celular. Y ese día que venían las hijas a verlo, no lo podían ver porque lo habían acostado", sentencia.
La última vez que lo vio, cuenta Mariano, Maradona no era el de Cuba. Era un Maradona disminuido, no podía caminar, le cambiaban el celular todo el tiempo, le bloqueaban a las hijas y a los amigos.
"La última vez que lo vi, fui a comer a la casa y él me cuenta ahí que había vuelto de Dorados y ahí me dice: `¿Vos te acordás de cómo vivíamos en Cuba?´" Le digo: "`Sí. Fidel nos daba las dos casas, la comida, el golf, auto de protocolo, chofer´. Me dice: `Hoy tengo más de 100 millones de dólares´".
"Lo felicité y le dije que era el número uno. No sé qué pasó con esa plata. Yo había ido con Mariano Castro. Nos abrazamos los tres y él nos dijo a los dos: `No me abandonen, no me dejen solo´. Esto fue en marzo del 2020 y él se murió el 25 de noviembre del 2020. Yo hablé con él la última vez por teléfono por medio del sobrino en septiembre que fue mi cumpleaños, el 12", suma.
Pero, según dice, el de septiembre no era el Diego de marzo. "A Diego lo asesinaron", concluye.
Cómo sigue el juicio por la muerte de Maradona
Hoy las declaraciones de las hermanas, quienes se quedaron con la marca y están enemistades con los hijos, y la de Verónica Ojeda serán claves.
Sus declaraciones fueron adelantadas por los fiscales Patricio Ferrari y Cosme Iribarren. Ojeda, madre del quinto hijo de Maradona, era de las pocas que visitaba a El Diez durante su internación domiciliaria en el barrio San Andrés, de Tigre.
Jana, otra de las hijas de Maradona, declaró que tanto el estado físico como emocional de su padre en los últimos meses estaban deteriorados. También que el equipo médico que acompañaba a El Diez les había pedido a los familiares que no se acercaran a Maradona durante sus últimos días para “no molestarlo”.
Argumento que profundiza lo que dice la querella sobre cómo la salud de Maradona venía delicada desde hace tiempo y subraya la responsabilidad de los médicos, quienes podrían haberle dado una mejor atención.
La lista de testigos es larga, fueron llamadas a declarar 192 personas. El expediente judicial cuenta con 52 cuerpos y múltiples evidencias, entre ellas: documentos médicos y mensajes de texto y audio entre los involucrados. Se espera que el juicio dure hasta julio.
