El politólogo sostiene que “Un acuerdo entre Macri y Fernández hubiera servido en las dos semanas posteriores a las PASO; en la tercera ya no”
–¿Por qué tomó el Gobierno la decisión de implementar esta suerte de cepo mediante un decreto?
–Porque tiene atribuciones para hacerlo. No necesita una ley. La razón fue intentar controlar el dólar forzando su liquidación por parte de los exportadores, dedicando las reservas a abastecer su demanda y limitando su giro al exterior.
–¿Era la única carta que tenía para controlar al dólar?
–Posiblemente era la única medida que le quedaba para intentarlo e impedir su traslado a los precios. Quizás el error haya sido no haber ido directamente al control de cambios, evitando el default “restringido” que implican las medidas del miércoles 28 de agosto, que postergan el pago de bonos.
–¿La baja en la nota de las calificadoras de riesgo tras el “reperfilamiento” del ministro Lacunza –para algunos una suerte de default– resultó decisiva para tomar las medidas?
–Influyó en las del 1º de septiembre, pero más lo hizo que el viernes 30 de agosto el riesgo país superara los 2.500 puntos y se perdieran 2.000 millones de dólares de reservas, evidenciando que las medidas adoptadas dos días antes habían fracasado.
–¿Los integrantes de la fórmula opositora se están comportando en forma responsable, o le echan nafta al fuego?
–La fórmula Fernández-Fernández se ha mantenido cautelosa, eludiendo definirse sobre las medidas. En realidad, están adoptando la misma actitud del FMI, que ha dicho que va a analizar las del 1º de septiembre, cuando todavía no terminó de hacerlo con las del 28 de agosto.
–¿El votante macrista es muy dogmático o toma a las medidas de este tipo como algo pragmático?
–Las han recibido con impacto y contradicción. No afectarán al núcleo duro de Cambiemos, pero sí a los simpatizantes independientes. Además, los efectos y costos de estas medidas recaen sobre los sectores medios y altos, que han sido, hasta las PASO, votantes del oficialismo. Por esta razón, José Luis Espert ha salido a criticarlas, percibiendo que puede crecer en la actual situación.
La marcha del 24 le permitió al Gobierno consolidar el tercio que lo votó en las PASO. Pero el deterioro de la situación económica anuló dicho efecto político
–Hace apenas una semana, en la marcha del sábado 24, el Presidente pareció haber recuperado cierta iniciativa. ¿Se diluyó?
–Esa marcha le permitió al Gobierno consolidar –por lo menos hasta las medidas– el tercio que lo votó en las PASO. Pero el deterioro de la situación económica anuló dicho efecto político. Ahora, el oficialismo ha comenzado a convocar en las redes sociales otra marcha para el sábado 19 de octubre, la semana anterior a las elecciones. La característica de este tipo de crisis es la velocidad. Han pasado tres semanas de las PASO, pero en términos de tiempo subjetivo parece mucho más. El tema es que restan seis semanas hasta el 27 de octubre, el doble del tiempo transcurrido.
–¿Cómo se puede interpretar la anunciada ausencia –hasta el cierre de esta edición– de Macri en el Día de la Industria?
–Es posible que eluda su presencia porque no tiene logros que presentar ante el sector. La caída de la actividad industrial, el bajo uso de la capacidad instalada y la pérdida de 200.000 puestos de trabajo formal en el sector durante su gobierno son datos elocuentes. Igual, pienso que no iba a ser recibido con hostilidad, aunque sí con poco entusiasmo.
–Los empresarios piden una reunión entre Macri y Alberto Fernández. ¿Es posible? ¿Serviría de algo a esta altura?
–Un acuerdo como el del 2002 en Brasil, gestado por el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso con los dos candidatos principales (Lula y Serra) podría haber sido eficaz para contener la crisis en las dos semanas posteriores a las PASO, pero ya no en la tercera. En las crisis económicas, las soluciones políticas tienen sus tiempos. Si no se los aprovecha, se pierde la oportunidad.
–¿Cómo está hoy políticamente el presidente Macri?
–Seguramente pasó un mal fin de semana, por el negativo cierre de los mercados del viernes. Pero al mismo tiempo sigue planificando su campaña electoral para la reelección, y ése es uno de los problemas que complican la contención de la crisis.
Tanto un vocero del Departamento de Estado (de los Estados Unidos) como el vicepresidente de Brasil dijeron que cooperarán con el gobierno de Argentina que sea electo, sea cual sea
–Antes de las PASO, desde los Estados Unidos y Brasil hubo un apoyo contundente al Gobierno. Luego, silencio... ¿El mundo lo dejó solo?
–En cuanto al mundo occidental, Macri resultó muy apoyado a través del préstamo de 57.000 millones de dólares del FMI y las manifestaciones que recibió nueve meses atrás en la Cumbre del G20. Fue para “evitar que un triunfo del kirchnerismo implique un retorno del populismo a la región”, como dijo reiteradamente Donald Trump. Fracasado ese objetivo –por lo menos en la visión de la administración estadounidense y los mercados–, parece haber disminuido el interés de apoyar a Macri con acciones excepcionales, como sucedió hasta las PASO.
–¿Cómo lo ven hoy a Alberto Fernández?
–Tanto un vocero del Departamento de Estado (de los Estados Unidos) como el vicepresidente de Brasil dijeron que cooperarán con el gobierno de Argentina que sea electo, sea cual sea. Es un giro realista frente al resultado electoral que no preferían
