¿Tendrá el libertario Javier Milei la receta para sacarnos de una crisis económica que todos los días parece más profunda? Hay tiktokers que dicen que sí; lo mismo opinan miles de centennials, esos que suelen medir el éxito con likes, llevan una vida social en red y se vuelven autodidactas a fuerza de tutoriales nocturnos.
Algunas de sus propuestas fueron volcadas, a brocha gorda, en la plataforma de gobierno que presentó ante la Justicia electoral. Un vademécum que incluye la dolarización de la economía, la eliminación de la indemnización por despido, el arancelamiento de la salud y la educación, la modificación de las leyes de seguridad y defensa, el acceso a las armas y la derogación de la Educación Sexual Integral (ESI) y de la ley de despenalización del aborto.
El economista y precandidato presidencial de La Libertad Avanza, también propuso la apertura de las importaciones, la quita de retenciones y la privatización del sistema penitenciario, entre otras iniciativas que generaron el rechazo de las distintas fuerzas políticas que competirán en las elecciones presidenciales de octubre de este año.
Según los libertarios, su plan de gobierno garantiza las libertades conferidas por la Constitución Nacional. Sin embargo, el objetivo parece ser lo contrario en muchos aspectos.
Dentro de las propuestas los libertarios reiteraron la intención de establecer “un sistema de vouchers-cheque educativo” y terminar con la educación gratuita. Milei había argumentado que “gratis no hay nada” al ser consultado sobre si estaba a favor de la educación obligatoria y gratuita y repreguntó a su interlocutora si estaba dispuesta a “ponerle una pistola en la cabeza a la gente para que haga algo”.
El sistema de vouchers ya habían sido planteados por el economista Milton Friedman en 1955 como una manera de establecer un “sistema de mercado” en la Educación estadounidense. Pero el resultado de la aplicación de esta teoría, por ejemplo, durante la dictadura de Chile, intensificó la desigualdad social de los sectores empobrecidos del país.
Un fenómeno transversal
Un estudio de opinión pública realizada por la consultora Zuban Córdoba, que salió del horno a fines de enero pasado sobre la base de una muestra de 1300 casos y una submuestra de 465, indica que uno de cada cuatro votantes de menos de 35 años se inclina por el candidato liberal. En aquella encuesta se subrayó que “los millennials y centennials conforman más del 40% del padrón electoral” y, por lo tanto, “son la base de la pirámide poblacional, sin la cual el objetivo de ganar cualquier elección se vuelve muy difícil”.
Algunos de los candidatos que fueron medidos en ese trabajo ya no se encuentran en carrera, como es el caso del presidente Alberto Fernández, el expresidente Mauricio Macri o la exvicegobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. De todos modos, en esa simulación de escenario electoral de PASO, en la medición individual de los posibles candidatos que se encontraban en ese momento en la palestra, el favorito era Milei con el 24,2% de las preferencias.
“Ahora Milei está mucho mejor que en enero”, advierte el consultor Gustavo Córdoba en diálogo con GENTE. “Ahora tiene una intención de voto, en esa franja, para las PASO del 27 o 28 por ciento”, actualizó el director de Zuban-Córdoba y asociados.
“Pero el dato más importante es que Milei dejó de ser ese fenómeno juvenil y porteño que era el año pasado para pasar a ser un fenómeno transversal y con más impacto en el interior que en Capital Federal. Su intención de voto remontó entre los mayores y en las provincias”, agregó.
El fin de la inflación y otras teorías libertarias
El economista ultraliberal presentó el domingo pasado, durante el cierre de la Feria del Libro de Buenos Aires, su libro “El fin de la inflación”, donde argumenta la necesidad de cerrar el Banco Central derivando en una dolarización que eliminaría la inflación del país.
“Como hemos explicado, la eliminación del Banco Central y la competencia de monedas a los efectos de liquidar al organismo podría ser con una dolarización, que con el paso del tiempo los individuos podrían elegir otra moneda”, dijo el diputado que continúa generando adeptos bajo un discurso rupturista y “anticasta” política.
En su libro, pregona la idea de que un sistema sin moneda no puede tener inflación y lo que se generan son cambios de precios con base en la oferta y la demanda, algo similar a utilizar trueque para pagar por productos y servicios. Según Milei “la dolarización se hace con la liquidación del Central, que implica 35.000 millones de dólares. Lo que proponemos es un sistema de competencia de monedas, eliminando el sistema fraccionario por un sistema de ‘free banking’ (banca libre)”.
La banca libre daría libertad a los bancos de imprimir sus propios billetes, no tendrían regulaciones y serían tratados como el resto de las empresas, donde se imponen las fuerzas de mercado que controlarían la oferta total de papel moneda y depósitos respaldados con cualquier tipo de reservas en efectivo.
En ese sentido, según la teoría del polémico economista, los bancos centrales no tendrían ningún rol a cumplir y la emisión de este estaría congelada permanentemente, por lo que no existiría una agencia gubernamental para actuar de monopolio y de “prestamista de última instancia”, ya que sería el sector privado quien tomaría ese lugar.
Entre sus fundamentos, el diputado libertario se basó en los números hiperinflacionarios de 1991 previo a la implementación del plan de convertibilidad, es decir, un peso argentino valía un dólar, una burbuja financiera que terminó de estallar con la crisis del 2001. “Cuando vamos a la convertibilidad, la inflación anual fue del 9 % y se concentró en el primer año y medio”, explicó Milei.
Para él uno de los principales motivos de la subida inflacionaria, es la emisión monetaria, siendo el Banco Central el único que puede imprimir moneda de curso legal. Los últimos datos oficiales revelaron que Argentina sufrió una subida interanual del 108,8 %, y los precios al consumidor crecieron un 8,4 % mensual.
“Si un bien no tiene demanda, su precio es cero, y si no fuésemos obligados a tener esos ‘papelitos’ emitidos por el Central, nadie los querría tener. Por lo tanto, la demanda real de pesos es cero, por ende, los saldos reales deberían ser cero”, vociferó durante la presentación de su libro entre los aplausos de sus seguidores. “¿Por qué queremos tener esa maldita moneda llamada peso argentino que nos viene arruinando a todos los argentinos de bien?”, agregó de forma retórica.
A su entender, la eliminación del organismo rector del sistema financiero argentino terminaría derivando en una dolarización que permitiría una economía más estable, ya que la divisa norteamericana es la más utilizada por la ciudadanía para operar.
