La fuerte historia de Emmanuel Ferrario: su salida del clóset, la depresión y por qué no toleraba estar solo bajo la ducha – GENTE Online
 

La fuerte historia de Emmanuel Ferrario: su salida del clóset, la depresión y por qué no toleraba estar solo bajo la ducha

El legislador se abrió como nunca en una charla con el ciclo +GENTE y habló de su infancia, la aceptación de su homosexualidad y su lucha contra la depresión.
Por Gabriel Orqueda
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“Yo soy un privilegiado, porque estoy en un lugar y en un momento particular. Pero hay muchísima gente que no la pasa bien”, dice Emmanuel Ferrario, 39 años, Legislador del Pro por la Ciudad de Buenos Aires, sobre la vida para las personas gays en la política Argentina. “Creo que justamente lo que puedo hacer es visibilizar, mostrar que es posible. Es importante hablar”, subraya.

En su charla con Juan Abraham para +GENTE, el ciclo de entrevistas a referentes LGTBQ+, Ferrario se explaya como nunca sobre su historia personal: la de un joven aplicado de un pueblo de 500 habitantes que llegó a la gran ciudad para inciar una carrera académica brillante, pero tuvo que luchar con sigo mismo y sus problemas de salud mental para aceptar su identidad y formar su familia. 

La historia, también, de un profesional que decidió pasar a la actividad pública e iniciar su carrera política en pleno proceso de debate por el Matrimonio Igualitario, y que hoy le toca ver una nueva ola de respuesta conservadora a las conquistas sociales.

”Fuimos el primer país que tuvo el matrimonio igualitario en 2010. Argentina tiene un impulso igualitarista muy grande en lo que es expansión de derechos. Y eso lo vemos, desde el voto femenino, el divorcio, el matrimonio igualitario, el aborto. Argentina claramente tiene ese impulso”, dice Ferrario, que el año pasado fue uno de los nombres en carrera por la precandidatura a Jefe de Gobierno, editó su libro “Coordenadas para antisistemas” y actualmente impulsa proyectos de participación ciudadana y de bienestar animal. ”Trabajo para que lo que logramosc omo sociedad, todo lo que se construyó hasta ahora, se cuide", sostiene.

¿Qué dirías que sos, además de político?

-Papá de Loki, hijo, pareja, profesor y escritor. No sé, porteño por adopción.

-¿Cuál es el rol que más te gusta?

-Me encanta mi profesión. Tengo una vocación desde hace mucho tiempo y la disfruto. Pongo todo lo que está de mí para eso, pero sin lugar a dudas, papá de Loki. Lo descubrí hace poco y me encanta. Pareja también, obviamente, y la construcción de esa familia es algo que me da muy buena energía. Yo divido mi vida, si querés, en cosas que me dan energía y cosas que me quitan. Todas las que te menciono en general me dan energía.

G: ¿Cómo es Loki?

EF: Cuando Fran lo trajo a nuestra familia, dijimos: "Bueno, se va a llamar Loki" y a los dos nos encanta todo el universo Marvel y esas cosas. Hace tres años que está con nosotros. Loki es un amor, es un perrito de tres años, es divino, pura energía, puro amor incondicional. Es enérgico, tiene muchas ganas. Llegas a tu casa y te cambia el día en un segundo. Tiene esa capacidad de conexión. Descubrí un amor que no sabía que podía sentir. Para mí es muy loco todo lo que descubrí en mi relación con Loki.

-Bueno, vamos un poco al pasado: ¿cuál es el primer recuerdo de tu vida?

-Creo que cuando nació mi hermana y llegó a mi casa. Yo soy tres años mayor que mi hermana María Luz. No me acuerdo de otra cosa antes… Yo me crié en un pueblo muy chico que se llama Rafael Obligado, que tiene 500 habitantes. Nosotros vivimos siempre en la misma casa durante 17 años, porque a los 17 me vine a vivir acá. Entonces tengo la sensación de ella llegando en una mantita rosa, típico de esa época. Ahora me voy a quedar todo el día pensando en la pregunta que me hiciste, pero estoy casi seguro que es el recuerdo de mi hermana.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Muy linda hasta la adolescencia. Dormíamos con la puerta abierta y la bicicleta en el cordón. Todo esto es literal, no te exagero nada. El pueblo tiene ocho manzanas. Imaginate, ir a la casa de mi abuela eran dos cuadras, la escuela estaba a 50 metros de mi casa, todos nos conocíamos, jugábamos en la plaza, en la vereda. Todo era muy sano, muy lindo, de mucho disfrute y naturaleza. Me gustó muchísimo, lo pasé muy bien y toda mi vida transcurría ahí y en mi imaginación. Me permitió imaginar y fantasear mucho porque todos los días hacías lo mismo, entonces un canal para fantasear o conocer otras cosas en mi caso era la tele. Yo veía la tele, era lo que había en ese momento. Leía algo, tampoco leía tanto en ese momento. Pasé una muy linda infancia, mucha bicicleta, mucha vereda, muchos amigos.

-Dijiste "hasta mi adolescencia", ¿por qué?

-Porque en mi adolescencia arrancó todo mi proceso de descubrimiento de mi orientación sexual, que era gay. Esta cosa de con quién lo compartía, si lo vivía o no lo vivía. Fue un proceso de descubrimiento para mí, de entender bien si era algo transitorio en mi cabeza, qué significaba. Fue un proceso de mucha soledad porque no tenía con quién compartirlo. Mi familia, si bien siempre fue amorosa, también era muy conservadora en ese momento, en el medio de la Pampa húmeda de la provincia de Buenos Aires. No era común ni habitual que alguien a los 17, 16, 15 años le diga a sus padres: "Soy gay". No se hablaba de eso, era un tabú. Además, había tenido la experiencia de un primo más grande que había salido del clóset ante sus papás y la situación había sido muy difícil. Imagínate para un pibe de 15, 16 años, yo tenía 16 años, escuchar eso y con la pregunta en la cabeza de "¿Me gustan los chicos? ¿Qué es esto?" era bastante tormentoso, y más cuando no lo hablás con nadie.

-¿Hubo alguien con quien lo hablaste?

-Me acuerdo que había una compañera del secundario a quien se lo comenté y le dije. Ella fue un amor, le dije: "No sé, me gustan los chicos". Era todo un proceso porque no lo sabía. Me acuerdo que en ese momento estaba en la tele el programa "Verano del 98" y había un personaje gay llamado Tadeo. Me sorprendió, pensé "Quizás soy como él". Después vine para acá (Buenos Aires) con la ilusión de decir "Voy a poder vivir mi vida y explorar lo que quiero". Llegué y fue una tragedia.

Ferrario es oriundo de Rafael Obligado, un pueblo de 500 habitantes.

-¿Por qué?

-Estoy exagerando con la palabra tragedia, pero no fue como me lo imaginé.

-¿Cuándo te diste cuenta de tu orientación sexual?

-Me río porque me acuerdo de algo. No sé si es el momento que me di cuenta, pero sí me acuerdo de un momento donde pensé "Creo que me gustan los chicos". ¿Te acordás de los Backstreet Boys? Había uno rubio, Nick. Estaban pasando un concierto en Telefé un sábado a la noche y yo pensé "Ese chico me gusta". Creo que fue ahí, quedó en mi cabeza.

-¿Ahí empezaste a trabajar la aceptación?

-Sí, en mi cabeza empezó. La aceptación llevó mucho más tiempo. Hablé con mis papás mucho después, a los 29 años, casi 13 años después. Ahora tengo 39, hace 10 años hablé con ellos. Fue un proceso, y entiendo cuando alguien me dice que le cuesta. Es una chotada tener que salir al mundo a decir "Me gustan los chicos" y ver la cara del otro. Hasta hace no mucho tiempo, y aún hoy, hay mucha gente que la pasa mal. En Argentina sigue pasando en muchas provincias. Me escribe gente diciéndome que no los dejan participar de tal cosa o que los discriminan. Por eso es importante hablar de esto y decir "Si la estás pasando mal, es entendible. No debería ser así, pero está bien que te sientas así. Pedí ayuda, hablá con alguien de confianza".

-Me dijiste que estabas en pareja cuando se lo contaste a tus viejos. ¿Ocultaste a tu pareja a tu familia por un tiempo largo?

-Sí, lo único que no quise fue presentarlo como mi amigo. No quería presentarle a Fran a mis padres como mi amigo, eso no era negociable para mí. Cuando hablé con ellos, reaccionaron con amor. Uno se imagina muchos escenarios en la cabeza, pero viajé a Junín a contárselos porque no soportaba más la mentira ni el ocultar. Quería vivir pleno, sin esa mochila. Estaba dispuesto a asumir las consecuencias. Lo había hablado en terapia mil veces.

-De todas las reacciones posibles ¿Cuál era la que pensabas que te iba a tocar?

-Eh, había una en mi cabeza, también por mis miedos, que era muy chiquita: que reaccionen súper y que comprendan. De vuelta, por mis miedos, la verdad que fue esa. Okay. Siempre cuento que la siguiente vez que nos vimos, que fue como a los 4 días, mi vieja me dijo: "Bueno, fuimos cómplices en el silencio todo este tiempo", porque ella de alguna manera lo sabía y lo sentía, y no lo habíamos hablado nunca antes. Me acuerdo perfecto esa sensación, esa liberación esa noche. Era como si hubiera perdido 20 kg de mi cuerpo. Todo fue como nada, uno piensa mejor, se siente mejor, duerme mejor. Es muy loco lo que se siente cuando tenés que estar tanto tiempo ocultando una parte de tu vida. Yo digo: "Che, no soy solamente esto, soy un montón de cosas". Pero sin lugar a duda, tener que ocultar parte de mi identidad y de mi persona me costó mucho.

-¿Qué momento elegiste para contarlo?

-Fue un almuerzo. Lo hice al mediodía porque sabía que a las 4 de la tarde había un bondi a Capital. Entonces si me echaban y todo salía mal, estaba a tres cuadras para poder tomar el bondi y volver a Capital. Ese era el cálculo que había hecho. Eso me pinta bastante de cómo soy en general. Todo el tiempo estoy pensando en escenarios, posibilidades y cómo construir alternativas.

-¿Pensabas que iban a reaccionar mal?

-No porque mis viejos sean personas malas, sino porque yo sentía que lo que les iba a decir iba a romper toda la manera en que nos conocíamos. Una cosa era mamá y papá con Emmanuel, el Emmanuel que yo creía que ellos creían que yo era. Ahí estaba todo bien, y siempre me esforcé por ser el mejor alumno en el primario, en el secundario. Tuve como una vida de compensación: "bueno, soy gay, pero soy el mejor alumno", "soy gay, pero gano los premios de Naciones Unidas", "soy gay, pero tengo becas". En mi cabeza, de manera inconsciente y consciente, hasta cierto momento. Es una manera de vivir la vida, ¿no? Luchás todo el tiempo, pero hasta un momento creía que mi vínculo con ellos se había construido de esa forma. La realidad es que me di cuenta que mucho de mi miedo y mis proyecciones sobre ese momento eran infundados porque ellos reaccionaron con mucho amor, los dos.

Ferrario es legislador por el PRO.

-¿Cómo fue la reacción?

-Mi vieja obviamente se puso a llorar, y la angustia era más que nada por haberlo ocultado todo ese tiempo, ¿no? Mi viejo me preguntó: "Bueno, hijo, ¿vos creés que esto te va a afectar en tu carrera, en tus aspiraciones profesionales?" Ese miedo que tienen a que sufras. Mi respuesta fue: "Che, no voy a sufrir más que nadie. La vida es la vida. Si estás rodeado de amigos, de tu familia y tratás de tener una vida lo más sana posible en cuanto a tus afectos y a tu salud emocional, las cosas se afrontan." Estoy contento con mi vida.

Emmanuel Ferrario: “Nadie puede intentar liderar nada si no se conoce a sí mismo”

Emmanuel Ferrario pasó los primeros años de su formación en la Universidad DiTella, dónde se graduó Como Licenciado en Relaciones Internacionales, teniendo que lidiar con lo que hoy identifíca como una “depresión ansiosa”.

El motivo de su conflicto interno no era su desempeño académico -que fue excelente y continuó después con posgrados en Stanford y Harvard - ni sus objetivos -tenía claro que iba a terminar en la política-, si no aceptar su identidad. A continuación, cuenta por primera vez cómo fue atravesar ese proceso y  por qué hoy está convencido que entenderse a sí mismo es fundamental para servir  en la función pública.

-Decías antes que a los 17 años “empezó la tragedia”. ¿Por qué?

-Me costó mucho tiempo definirlo de esa manera porque no era muy consciente de eso. Cuando me vine para Buenos Aires, lo hice con toda la ilusión de vivir mi vida acá y de explorar. Además, había ganado una beca para venir a estudiar Relaciones Internacionales, que era lo que quería hacer. Quería ser embajador. Era la primera vez que venía a Buenos Aires. Todo era fantasía, de vuelta, por la tele. Llegué a la facultad y me fue muy bien, pero me agarró una especie de depresión que mi psicóloga llama depresión ansiosa.

-¿Qué pasó?

-La pasé muy mal durante los 4 años, al punto de no poder hablarlo durante mucho tiempo. Fue durísimo. En parte fue mudarme de un pueblo tan chico a una ciudad tan grande, construir nuevas amistades en la universidad, el hecho de empezar a vivir mi sexualidad y tener mi primer pareja en ese momento. Fue muy fuerte para mí y me costó un montón, incluso hablarlo porque no tenía con quién. Con algún amigo de la facultad quizás, pero siempre con el miedo de abrir una puerta que después no sabés cómo cerrar. Por eso parece tan importante hablar de salud mental. Es clave hacerlo, compartir y romper el estigma y el miedo a pedir ayuda. De hecho, es la primera vez que lo cuento porque nunca lo había contado. No era tan consciente de eso, pero dormí 4 años en un sofá por ataques de pánico para no dormir en el cuarto. Me costó mucho, pero tenía una vocación muy clara.

Por su depresión, Ferrario durmió cuatro años en un sillón.

-¿Por qué no querías dormir en el cuarto?

-Cuando me agarró el primer ataque de pánico y angustia, me acuerdo perfectamente. Fue en abril de 2003, volviendo de festejar Pascuas en Rafael Obligado. Fui a festejar Pascuas, por eso también me generaba rechazo las Pascuas durante mucho tiempo. Fue un montón de mambos que me quedaron de ese momento, que fui trabajando con el tiempo. Estamos hablando de hace ya 20 años, 21 años. Recién ahora lo estoy contando y hablando.

-¿Qué te acordás?

-Me acuerdo que volví ese domingo a la tarde, me fui a dormir y me desperté tipo 2 de la mañana con angustia, llanto. No me quería quedar ahí, tenía miedo de quedarme en ese lugar, en ese departamento. Fantaseaba mucho con volverme, diciendo "dejo de estudiar, no estoy para esto, no estoy para tener una vida acá, no me da, no me animo, extraño, tengo angustia, la paso mal." Era tan fuerte mi vocación y mi sueño en ese momento de ser embajador, que después de meterme en política y qué sé yo, dije: "Che, bueno, para embajador Rafael Obligado no puedo ser. A mí me encanta esto, me la tengo que bancar." Entonces empecé a buscar maneras de cómo me la bancaba.

-¿Cuáles fueron las maneras?

-Una manera fue no dormir más en el cuarto, dormir en el sillón, en un futón verde, me acuerdo. Horrible futón verde manzana. Dije: "Bueno, duermo en el futón," y dormí 4 años en ese futón. Dije: "Bueno, me vuelvo todos los viernes a Rafael Obligado." Entonces, me volvía todos los viernes a las 8 de la noche. Rafael Obligado, en ese momento, el bondi tardaba 5 horas de ida. Volvía todas las madrugadas los lunes a la madrugada a las 4 de la mañana, iba directo a cursar, y así hice durante 4 años.

-¿Te acordás la última vez que dormiste en el sillón verde?

-Sí, fue cuando me gradué. Tuvimos un episodio en ese departamento, un hecho de inseguridad. Me tuve que mudar, me mudé a la casa de una amiga, y después me mudé a mi nuevo departamento. Ahí me saqué el futón de encima y dije: "Nunca más el futón." Me mudé a otro departamento, a 10, 15 cuadras de ahí. Ahí empecé una nueva vida, empecé a laburar, empecé a vivir más la ciudad, a salir, a conocer amigos. Hasta ese momento, no hacía eso. Imaginate que los viernes me volvía, el domingo, el lunes a la madrugada. Fue como un nuevo descubrimiento de la ciudad.

-¿Cuándo te diste cuenta que estabas deprimido?

-Creo que me di cuenta cuando no podía estar solo un minuto. Me iba de mi casa a las 7 de la mañana, volvía a las 10 de la noche cuando cerraba la universidad. Venía, me duchaba cuando podía y me metía a dormir.Muchas veces no tenía ganas. No toleraba la posibilidad de estar solo en la ducha con el agua que me caía en la cabeza. No podía, ese momento era de soledad y vértigo que me mataba. Fue realmente muy difícil durante muchos años. Pero lo más importante es poder hablarlo, contarlo. 

-¿Cuándo cambió?

-Cuando me gradúo, empiezo a laburar, a vivir, a salir. No salía nunca. Empiezo a salir, a ir a bares, conozco amigos. Me empiezo a vincular con un grupo de amigos que tengo hoy, desde hace ya 20 años también. Empiezo a conocer gente que pasó por cosas similares, angustias similares que se manifestaron de otra manera. Gente con su lucha. Era muy loco, pero en ese momento era muy común preguntar si habías salido del closet o no. Era como la pregunta: "Che, ¿tus viejos saben? ¿Cómo reaccionaron? ¿Tus amigos del cole saben?" Me acuerdo que era muy común. Estaban los que se habían animado y los que no, los que habían podido y los que no. Era todo un proceso, de vértigo y ansiedad. Ahí empecé terapia por primera vez, año 2007. Esa psicóloga me ayudó un montón. Ahí empecé a disfruta la ciudad. Dejé de ir los fines de semana a Obligado. Para mí fue clave adaptarme, quedarme acá y pasarla bien.

-¿Y ahí te pusiste de novio?

-Sí, al poco tiempo, a los 2 años, me puse de novio con Francisco. Empezamos una nueva etapa en mi vida.

-¿Por qué sentís que 20 años después podés hablar de esto?

-Creo que tengo una gran psicóloga. Tengo muchas ganas de conocerme más a mí mismo. Estoy llegando a los 40 y estoy en una etapa de mucha introspección. Creo que nadie puede intentar liderar nada si no se conoce a sí mismo. Nadie puede intentar liderar nada si no se conoce a sí mismo. Y porque tengo una vocación clara de transformación política, de hacer, de cambiar la realidad en distintos lugares, distintos tamaños. Cada uno en su lugar. La única manera de tener una conversación honesta con aquellos que confían en mí y a los cuales quiero interpelar e involucrarme en sus causas es conocerme a mí mismo. Saber qué me mueve, qué no, quién soy y qué cosas me hacen comportarme como me comporto. He invertido mucho tiempo en esto, en pensarme, analizarme y conocerme más.

Emmanuel Ferrario: “Ser honesto te da mucha libertad”

Después de trabajar en el sector privado, uno de sus primeros trabajos en la administración pública fue junto al entonces diputado Ricardo Gil Lavedra, como parte de su equipo deasesores, y al poco tiempo le tocó pasar por uno de los momentos más desafiantes: escribir su discurso para la sesión que trataría la Ley de Matrimonio Igualitario. En ese momento tenía 25 años, y nadie sabía de su orientación sexual. Emmanuel nos cuenta cómo es navegar el mundo de la política dentro y fuera del clóset. 

-En un momento también tuviste que salir del clóset en la política, ¿o no?

-Bueno, ahora quizás menos, porque lo dije muy abiertamente muchas veces. Pero en su momento sí. Se daban varias situaciones. Hoy vos entras a mi oficina y tengo un portarretrato donde estoy con Francisco y con Loki. Y todavía sigue habiendo gente que llega, se sienta y mira sorprendida. Yo hasta disfruto ese momento, porque me parece que es parte de mi laburo. Pero sigue pasando. O me pasó muchas veces en reuniones donde hay comentarios, que son comentarios de mierda, muchas veces inconscientes. No lo estoy justificando, pero se hacen inconscientemente. En general en mi partido yo siempre me sentí muy cómodo y siempre fui valorado por mi capacidad de trabajo, mi formación y mis ganas. Nunca me pasó que me hayan discriminado o que me haya quedado fuera de una reunión por ser gay. Nunca me pasó. Pero esto no significa que no le pase a otras personas, o que no tengamos que seguir trabajando el tema, o que en Argentina, en cada provincia, en cada ciudad, en cada pueblo, la situación sea distinta.

-¿Sos un privilegiado?

-Yo soy un privilegiado porque estoy en un lugar y en un momento particular. Pero hay muchísima gente que no lo pasa bien. Y creo que justamente lo que puedo hacer es visibilizar, mostrar que es posible, que se puede vivir de otra manera. Es importante hablar y es mucho más importante cuando estás en una reunión y alguien que no soy yo lo visibiliza y lo expone. Como, por ejemplo, la típica: "No te vas a volver puto tratando de hacer eso". Y estoy sentado y digo: "Che, no es tan malo si te volvés puto, ¿entendés?". O, por ejemplo, la típica: "¿Vienen con esposas?". Esa es otra. "¿Es con esposas la comida o es con esposas el asado?". Y yo digo: "Che, puede ser esposo, puede ser pareja". Son un montón de cosas del día a día, y son una chotada. Pero justamente creo que nuestro laburo y el de todas aquellas personas que quieran vivir en una sociedad plena es marcarlo en algún momento, mucho más cuando lo hace otro.

Aunque no sufrió discriminación en la política, Ferrario sí vivió algunas situaciones incómodas.

-¿No te afectó en algún momento eso o siempre ya lo tenías bien trabajado cuando ingresaste en la política?

EF: Sí, me afectó. Me afectó un montón de veces. Me afectó en el sentido de que quizás escuché a alguien hacer un chiste así y no dije nada, ¿entendés? Y después me sentí culpable, obviamente. Salí y dije: "¿Por qué no dije nada? ¿Por qué no lo marqué? ¿Por qué lo dejé pasar? Eso no era un chiste para dejarlo pasar". Claro, eso me pasaba. Ahora no, la verdad que no. Obviamente es un ejercicio y soy consciente de eso. Y yo soy un creyente de que las palabras construyen realidades. Hay que ser muy cuidadoso de las palabras que usamos y muy responsables, más cuando tenés un rol institucional. Hay gente mirando, gente que sufre, gente que cree que si lo decís vos, por algo será. Hay que ser muy cuidadosos y muy responsables de lo que decimos.

-Estuviste en diferentes ámbitos: en un pueblo muy chiquito, después en una gran ciudad, después en el ámbito político. ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste totalmente libre en todos lados?

-Creo que fue hace un par de cumpleaños atrás, donde a mí me encanta celebrar mi cumpleaños, me encanta. Y fue un par de cumpleaños atrás donde estaba todo el mundo que yo quería. Estaba Fran, estaba mi familia, estaban mis amigos, todo el mundo sabía quién yo era, qué quería ser y por qué estaban ahí. Esos momentos son de mucha libertad para mí, de mucha alegría, de mucha honestidad. En general, ser honesto te da mucha libertad. Sí, definitivamente eso fue un momento muy importante.

-Me gusta la frase "ser honesto te da libertad".

-Sí, totalmente. La honestidad es sanadora. Hay que hacerse cargo de lo se que dice, de lo que se siente y de lo que genera en otros. Pero definitivamente, decir lo que uno piensa es importante.

-¿Hay algo que te gustaría decir?

-Creo que esto es un gran lugar y una gran plataforma y una gran oportunidad para decirles a todas aquellas personas que nos están viendo y que están atravesando un momento de angustia, de duda, incertidumbre, que no saben con quién hablar, que no saben a quién llamar, que no saben cómo moverse y cómo procesar lo que les está pasando, que se puede, que pidan ayuda, que se puede vivir bien, que Argentina va a ser un país donde vamos a vivir bien y vamos a estar bien y felices. Todo lo que se logró hasta acá no es en vano y lo vamos a cuidar. Al menos yo en mi lugar voy a trabajar para cuidar todo eso.

-¿Qué le dirías al Emma de hace 10 años que está por subirse al micro para ir a hablar con sus padres?

-Ay, le diría que no tenga miedo, que no tenga miedo, que no hay nada más pleno que ser uno mismo o lo que uno cree de uno mismo.

Fotos: Mailén Ascui

Entrevista: Juan Abraham

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