El candidato del Frente de Todos tuvo una holgada victoria en las PASO: 49,26 puntos a 32,66 de la gobernadora Vidal.
Si la victoria de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri fue sorpresiva por lo holgada, que la de Axel Kicillof sobre María Eugenia Vidal fuera por 17 puntos era directamente impensada. Las encuestas (otra vez erráticas) auguraban una elección reñida entre la gobernadora y el candidato del Frente de Todos. O, al menos, una victoria del ex ministro de Economía pero por pocos puntos. La realidad fue otra: a medida que los números provinciales aparecían en las pantallas de las computadoras de las entrañas del búnker opositor, las caras de asombro se multiplicaban: poco después de la una de la madrugada, el conteo oficial marcaba 49,26 por ciento a 32,66 por ciento de Vidal.
Se sabe que en la militancia del Frente de Todos, Kicillof es de las figuras más queridas. Y ese afecto quedó patentizado cuando subió al escenario junto a Máximo Kirchner, Sergio Massa y su compañera de fórmula, la intendenta de La Matanza, Verónica Magario. Con su tono de profesor, lejos de la verborragia de Alberto Fernández, Kicillof repitió algo que había señalado al mediodía, cuando votó en Pilar: “Qué buena noche, llena de felicidad, porque saben que la campaña ha sido muy desigual. Fue muy intensa. En 44 meses, recorrimos más de 80 mil kilómetros”.
"Este triunfo significa que la mayoría de los bonaerenses quiere una provincia distinta. Quiere ponerla en marcha ".
"No vamos a restar, vamos a sumar, vamos a multiplicar para poner en marcha la provincia de Buenos Aires. Es con todos. Con los que nos votaron y con lo que no nos votaron".
Cuando decimos que aprendimos, es porque escuchamos a todos, también a las críticas”.
“Vamos a seguir sumando para poner en marcha a la provincia de Buenos Aires”.