No voy a dejar que el destino hable por mí”, escribió Jana Maradona (18) en su cuenta de Twitter, el jueves 21 de agosto a las 10.27 AM, nueve horas y media antes de que su destino cambiara para siempre. “Fue premonitorio”, diría luego su madre, Valeria Sabalain (37). Porque ese día, a las siete en punto, Jana se paró en la puerta del gimnasio Megatlon, de Las Cañitas, decidida a esperar al hombre que había soñado conocer toda su vida: su padre, Diego Armando Maradona (53).
EL PRIMER ENCUENTRO. Diego estaba entrenándose en el gimnasio, con la rutina que le hizo su personal trainer Claudio Borges, cuando le avisaron que Jana estaba en la puerta y pedía verlo. En las últimas semanas, la madre de la chica se había comunicado con Víctor Stinfale y Matías Morla –abogados del Diez– buscando facilitar la reunión de padre e hija. Esa tarde la había acompañado hasta el gimnasio, “pero sin ninguna intención de estar en medio de un encuentro que sólo les pertenecía a ellos”, según contaron los íntimos. Por eso, para Maradona fue una sorpresa a medias. “El tenía ganas de conocerla”, confiaron allegados al astro. “Quiero verla a solas”, pidió Diego. Y así fue. Padre e hija se vieron por primera vez cara a cara en una pequeña oficina de la planta baja de Megatlon. “Quiero mantener en la intimidad lo que allí ocurrió”, le dijo Jana a GENTE. “Toda mi vida mantuve un perfil bajo y prefiero seguir igual”, se disculpó con amabilidad. Por respeto a su pedido, sólo diremos que tuvieron una charla conmovedora, que Diego le ofreció plata y ella la rechazó diciéndole: “Sólo quería conocerte”. Emocionado por la personalidad de la chica, su sensibilidad y simpleza, Maradona le confesó: “Perdí parte de mi vida por culpa de la droga”. Intercambiaron teléfonos. Se abrazaron. Y se despidieron con lágrimas. “Diego se enamoró de su hija”, sintetizaron los amigos del Diez. No bien terminó la reunión, Maradona llamó a Dalma y a Gianinna para contarles: “Hoy conocí a Jana”.
QUIEN ES JANA MARADONA. Corría 1995. Maradona sufría los quince meses de suspensión impuestos por la FIFA tras el Mundial de Estados Unidos, y se probaba –quitándoselo en sólo cuatro meses– el traje de DT de Racing. Entre el adiós al club de Avellaneda y su vuelta a Boca conoció a Valeria Sabalain, moza en el boliche La Diosa. Muchos años después, ella contó su romance secreto con Maradona. “El jefe de seguridad de El Cielo, que era amigo mío, un día me invitó a ir a lo de Coppola. Tomamos algo y bueno... pasó lo que pasó. Estuvimos juntos tres meses. Me llamaba y yo iba a verlo a lo de sus amigos. Quedé embarazada. Cuando se lo conté a alguien de su entorno, Diego no me llamó más. Tuve a Jana y a los ocho meses empecé el juicio por paternidad que le dio el apellido”, relató Valeria, casada desde el 6 de diciembre de 2012 con Guillermo Ernesto Filmus (41), relacionista público y hermano de Daniel, el ex senador.
Jana nació el 4 de abril de 1996, y tres años después la Justicia le dio el apellido Maradona y estableció una cuota alimentaria que aún se cumple. Creció en una casa en Martínez, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Tiene un hermano menor llamado Tadeo, fue una excelente alumna en el secundario y hoy aprueba con altas notas las primeras materias de Derecho en la UBA. “Me gusta saber, no estudiar y morir en el intento de aprender los conocimientos”, repite. Trabajó en MetLife como vendedora, está de novia con Nicolás, lloró con la película Bajo la misma estrella, aplaudió al Chino Darín en Muerte en Buenos Aires, es fanática de los Simpson y sigue apasionadamente Viudas e hijos del rock and roll, como antes lo hizo con Avenida Brasil. Interesada en la Kabbalah, igual que su madre, asiste a cursos y seminarios en el centro de Palermo. Sensible, ama la música –va de Calle 13 a Amy Winehouse; ya tiene sus entradas para ver a Miley Cyrus–, los animales –sus perros Sasha y Flash son su debilidad–, la vida en familia y que su abuela materna le prepare arroz con perejil “como cuando era chiquita”. No es fanática del fútbol, aunque su hermano simpatiza por Boca. “Me hubiera gustado crecer con una pelota, jugando al fútbol, siendo hincha de un equipo, pero no... Eso no pasó”, acepta ella. Sí, es buenísima en el vóley, deporte en el que se lució durante la secundaria. Coqueta, le gustan los lápices de labios, los zapatos de Ricky Sarkany y la ropa con onda. No es adicta a las dietas: hasta confiesa su debilidad por el helado de dulce de leche y sabayón. Jana soñó toda su vida poder conocer a su padre. Así se lo dijo a su medio hermano Diego Maradona Jr, al verse hace ya nueve años, cuando él vino por primera vez a Buenos Aires, y en 2009, cuando ella pasó tres meses en la casa italiana de Sinagra, durante unas vacaciones que mezclaron placer y familia. “Muchas veces lloró conmigo. Como hermano mayor, siempre la acompañé”, le manifestó el lunes a GENTE Diego Jr. (28). “Me siento muy feliz de que pueda tener una buena relación con mi padre. Siempre le aconsejé que no bajara los brazos... Ahora es el momento para que Jana disfrute”, confesó Jr. ”Algún día me pasará a mí. Siempre tengo abierta la puerta para él. No me interesa la plata, sólo mantener una relación. Sé que Dios un día me va a dar la oportunidad de estar con mi padre. Hoy soy feliz por mi hermana”, finalizó Diego Jr.
EL SEGUNDO ENCUENTRO. Al día siguiente de ese primer cara a cara, Maradona seguía conmovido por la charla con Jana. Y quiso volver a verla. Padre e hija se reencontraron el viernes a la tarde en una estación de servicio Shell en Tigre –donde él está viviendo–, y conversaron por más de una hora. “Se contaron cosas. Le preguntó por la facultad, por el novio, por las cosas cotidianas de la vida. Diego volvió a lamentar todo lo que había perdido por la cocaína, y hubo mucha emoción, porque hablaron a corazón abierto. Ahí Diego le dijo que quería presentarla a la familia, y que al día siguiente iba a armar una comida para que conociera a su abuelo y a sus tías”, cuentan los íntimos. Se despidieron con un fuerte abrazo. Maradona partió hacia Tigre, donde lo esperaba Rocío Oliva (24). Jana volvió a su casa en Martínez.
EL TERCER ENCUENTRO. El almuerzo fue en la casa de una de las hermanas de Diego. Ana, Kitti (Rita), Lili (Elsa) y Mary (María Rosa) se encargaron de los detalles. Don Diego se emocionó al conocer a su nieta. La charla fue relajada, con bromas y cuentos de familia. En un momento, Maradona le pidió a Jana que lo visitara en Dubai: “Quiero seguir viéndote... ¿No te venís? Mis abogados pueden ayudarte con los trámites de la visa”. Quedaron en que una buena fecha sería la primera semana de octubre. “El primer fin de semana del mes te veo allá”, cerró Diego.
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Alguna vez, Jana escribió: “El pasado me cobra peaje”. Desde el jueves 21, ese pasado le abrió una puerta a lo que siempre soñó: tener a su papá cerca. Por eso, emocionada, hoy confiesa:“Tengo los mejores amigos, el mejor novio y la mejor familia del planeta. No puedo ser más feliz”.
Nació el 4 de abril de 1996 y vive en una casa en Martínez. Jana tiene un hermano menor llamado Tadeo, trabajó como vendedora, fue una excelente alumna en el secundario y hoy aprueba con altas notas las materias de Derecho en la UBA.
Jana y su mamá, Valeria Sabalain (37), llevan una relación maravillosa. Compinches, comparten gustos, ropa y música. “Te amo. Sos la mejor mamá del mundo”, repite la chica desde las redes sociales.
“La nena es buena, sensible, inteligente. Rechazó la plata que le ofrecí. Hablamos a corazón abierto. Estoy fascinado con mi hija”, contó Diego a sus íntimos.