Nicolás Vázquez (33) camina relajado de la mano de su novia, Gimena Accardi (25, pareja desde septiembre de 2007), por el hall del Hilton de Puerto Madero. Hasta que de la multitud de extranjeros con sus cadenas de oro, bolsos Louis Vuitton y Blackberrys surge una nenita tucumana y le pide una foto: “Sí, bombón, las que quieras”. Después saluda a un empresario que parece conocer: “¿Qué hacés, papá?”, y le da un abrazo.
Sigue avanzando. Antes de sentarse en el café del hotel para la nota, se despide del equipo de producción de GENTE. Besa y abraza a cada integrante, hasta que nota algo en uno de ellos, y enfatiza: “Man, tené cuidado, que te están dando: se te enroscó el rosario. Alguien te está tirando mala onda. Yo te voy a regalar uno bendecido”, anticipa el actor, luciendo en su antebrazo derecho una estrella igualita a la que lleva su mujer en el mismo lugar. “Fue como un compromiso. Un anillo te lo podés sacar. ¡Algunos se lo tapan con otro arriba!”, explica.
Su segunda marca es una cruz grabada entre la espalda y el cuello: “Gime me ayudó a elegirla. Así siento que Dios me cuida la espalda”, apunta desde su nuevo look. Un look que tiene su explicación: las grabaciones de Los únicos, el tanque de El Trece que, junto a Mariano Martínez, Nicolás Cabré y Griselda Siciliani, presentará en 2011.
–Para Los únicos te rapaste. Tu mujer dice que te parecés a Michael Scofield, el protagonista de Prison Break. ¿Te das cuenta lo enamorada que la tenés?
–Ja, ja... Aclaremos que Gimena se refiere al corte de pelo, no a la jeta del pibe. ¡Ese chabón me gusta hasta a mí!
–¿Metrosexual, narcisista o coqueto? ¿Qué definición se acerca más a tu realidad?
–No tengo nada de narcisista. Tampoco soy un metrosexual, pero admito que me gusta estar arreglado, que la ropa combine, oler bien... Puedo bañarme dos o tres veces por día. Lo que sí, soy coqueto. Antes era re desprolijo para vestirme. ¡El tema es que nadie me lo hacía notar! A veces la gente que tenés al lado tiene que avivarte. En las primeras salidas que tuve con Gime me paraba en la puerta y me decía: “Sos un desastre”.
–Te desnudaste en Sinvergüenzas (versión argentina de Full Monty que protagonizó, y que terminó siendo levantada por falta de pago), aparecés en toalla en la publicidad de Gillette... ¿No serás un poquito exhibicionista?
–Me obligan los contratos, je. Al principio me costó, porque terminábamos desnudos y las chicas de las primeras filas nos sacaban fotos cuando nos dábamos vuelta, así que en Google hay imágenes de nosotros en bolas. Respecto a lo de las afeitadoras, ahora, te aseguro, tengo miedo de que me pidan que haga todas las publicidades en pelotas.
–¿Si mañana viene una de esas revistas que desnudan gente y te dicen: “Nico, hay quinientas verdes”...?
–Arranco.
–Dejanos terminar... “Nico, hay quinientas verdes para que se desnude tu mujer”.
–(Se pone serio) Es una decisión que debe tomar ella. No creo que sea su perfil. Hace poco le llegó una propuesta para protagonizar una película. Estaba feliz leyendo el libro, y de repente se puso pálida. “Hay una escena que no puedo hacer”, me miró. Lo charlamos. Era dura: sexo, drogas, algo muy zarpado.
–Te cambió la cara... ¿Sos un poco celoso?
–En lo cotidiano, cero. Me encanta que Gimena se vista bien. Veo cómo la miran y la piropean. Pasa que no me gusta nada cuando la besan en escena. Sería un boludo si no te lo acepto. Me pasa con películas de antes de ser mi novia. ¡Para colmo, el DVD se te traba siempre en esa escena! Y eso me pone loco. Me cuesta.
–Lo más fácil va a ser que no lo mires más.
–¡Nooo! Soy morboso, ja ja. Necesito verlo y superarlo.
–¿Cómo definirías tu relación de pareja, tu hogar?
–Desde que decidimos estar juntos hemos atravesado situaciones buenas y otras muy difíciles. Pero nos agarramos de la fe y el amor que nos tenemos. Vivimos en un barrio cerrado, pero el lugar físico no importa. Si me pedís que defina, te digo que mi hogar es Gime... En una isla, en la China, donde sea.
–¿Te animás a decir que es para siempre?
–Ojalá podamos terminar juntos este camino que comenzamos. Sin embargo, eso nunca lo vas a poder saber. El deseo está. En el momento que amás decís y sentís eso... Ocurre que sólo Dios lo sabe. Pero creo que El se acercó y me dijo que ella es “la” mujer.
–¿Te ofende si te digo que en Semana Santa de 2007 usaste palabras parecidas para hablar de tu ex mujer, Mercedes Funes?
–Al contrario. Me encanta que podamos charlar esto. Me acuerdo de que hace casi cuatro años hicimos una nota con mi anterior pareja (N. de la R: Nico nunca va a nombrar a su ex con nombre y apellido). Por ahí el que ponga las dos notas piense: “Epa, ¿qué le pasa a este pibe?”. ¿Qué te voy a decir? En aquel momento lo sentía. Como ahora siento esto por Gimena. ¿Por qué lo voy a negar?
–¿De qué te arrepentís?
–Con mi otra pareja me expuse mucho más de lo que lo hago con Gime. Y cuando estalló todo me equivoqué en no salir a aclarar las cosas. Todos me apuntaban como el malo de la película. Si volviera atrás, lo único que cambiaría sería... salir a hablar. “Vengan que les cuento la historia que sólo sabemos mi ex mujer y yo”. Me tuve que bancar que dijeran muchas cosas. Se me lastimó mucho, y yo no soy un tipo mala leche.
–En aquel momento se afirmaba que tu relación con Gimena había empezado antes de que terminaras con Mercedes.
–Es mentira. Eso salí a negarlo por todos lados. Es cierto, fue tarde, pero también me dio la sensación de que mandaba el mensaje y se perdía en algún lado. Aquella relación estaba rota. El de “arriba” sabe, la otra persona sabe, yo lo sé y Gime lo sabe.
–¿Volverías a casarte después de aquella ruptura tan traumática?
–Nunca había soñado con entrar a una iglesia, y lo hice. Para mí, la unión tiene que ver con otra cosa. Mi viejo suele decir: “Planificar es no hacer”. Por eso dejo que fluya y voy para adelante.
–¿Y si Gimena siente la necesidad de casarse?
–Nunca se sabe... Por ahí se lo propongo yo, eh. Pero sí tengo claro que con esta persona sería todo distinto: me pararía desde otro lugar.
–¿Y en el caso de los hijos seguís la frase de tu viejo?
–Vos podés decir “voy a formar una familia”, pero quizá necesitás que se alineen los planetas. Lo que sí, tengo claro que quiero ser padre, y estoy seguro de que Gime siente lo mismo. Tener un hijo es nuestro mayor deseo como pareja y la unión más grande que podríamos tener.
–¿Todo lo que pasó te hizo crecer, o si pudieras cambiarías algo?
–Borrar no. Creo que son los aprendizajes que te pone Dios para seguir creciendo como persona. Claro que, de poder, elegiría que no volvieran a pasar. De lo que estoy seguro es de que si me subiera a la máquina del tiempo no me animaría a cambiar nada, porque si tocara la línea de mi destino quizás no me encontraría con Gimena. Ella es mi equilibrio. A partir de su aparición, en mi vida hay un antes y un después.
“Si mañana viene una de esas revistas que desnudan gente y te dicen: ‘Nico, hay quinientas verdes’, arranco”, concede el nuevo Nico, luego de su chapuzón en la piscina del Hilton.
“Antes era re desprolijo para vestirme. ¡El tema es que nadie me lo hacía notar! En las primeras salidas que tuve con Gime me paraba en la puerta y me decía: ‘Sos un desastre’”, cuenta Nico.
“Vivimos en un barrio cerrado, pero el lugar físico no importa. Si me pedís que defina, te digo que mi hogar es Gimena. En una isla, en la China, donde sea”, afirma.