"Este verano me habían ofrecido hacer temporada en Carlos Paz, en la obra Sé infiel y no mires con quién, pero decidí escucharme y priorizar que estoy enamorada y que nunca antes me había ido de vacaciones en pareja”, cuenta Nai Awada (24) en las arenas de La Mansa mientras su chico, David (29) –Dey, como le dicen sus amigos, o Chino, como lo llama ella con afecto–, la mira embelesado desde el parador.
“Con él estoy viviendo mi primer todo: es la primera vez que tengo novio, que lo presento a mi familia y conozco a la suya”, confiesa la actriz sin quitarle los ojos de encima al porteño.
–¿Pensaste por qué tardaste tanto en encontrar a alguien?
–Sí. Yo atravesé diferentes personalidades y temas cuando fui creciendo. Hoy creo que la crisis de 2017 (por la cual renunció al Bailando) me ayudó a enamorarme. ¿Te cuento algo íntimo? Dey me cambió la vida; estoy pasando mi mejor momento. Es una locura estar así, y eso me hace llorar de emoción.
–¿Cuándo, cómo y dónde se conocieron?
–¡Te cuento todo! Fue el 24 de mayo en un restaurante de sushi. Yo estaba cenando con una tía y de repente lo vi en la barra. Me llamó la atención porque estaba vestido muy lindo: con cadenas, chupines... Arreglado al estilo que me gusta. Me acerqué a pedirle agua al bartender, para ver si me miraba, pero no me dio pelota. Según él, me había fichado pero no me habló porque es muy tímido. Después de que él se fuera, le pregunté a un mozo que conozco hace mil: “¿Quién es ese bombón?”. Me respondió “Ay, Nai, es un amor, lo tenés que conocer”. Después, sin decirme nada, le dio mi celular. Y David me mandó un emoticón de fantasmita y empezamos a hablar. A los cuatro días fuimos a comer, y después, en una fiesta, nos dimos nuestro primer beso. Desde entonces somos inseparables. Bah... nos alejamos dos semanas en agosto, cuando me tuve que ir a filmar a San Luis para la serie Los tremendos.
–¿A qué se dedica él?
–Tiene parkings de autos por Capital con su familia. Igual, las cosas de él prefiero mantenerlas en un perfil súper bajo, porque no le interesan los medios y quiere preservarse. Por eso no voy a dar detalles, como su apellido o su título universitario.
–¿Te costó que se habitúe a posar para tu Instagram?
–(Ríe) Fue aflojando. Antes me decía “boluda, vos tenés 230 mil seguidores y yo no quiero que me vean”... Pero ahora sale en mil historias. Pasa que él me conoció así, fan de las redes, y no le quedó otra que acostumbrarse. Antes siempre había salido con chicos que tenían que ver con mi ambiente. Era lo más fácil. Pero nos llevamos bomba. De hecho, estoy pensando en cosas a futuro, como convivir, porque no aguanto la idea de pasar una noche más sin él.
–¿Se lo dijiste?
–¡Obvio! Y fue medio mutuo. De hecho, los últimos meses casi no dormí en mi casa. Hasta le compré una correa a mi gata para llevarla a la de él. Así que, quién te dice, volvemos y sale convivencia. Acá, en Uruguay, paramos en la casa de sus padres, con sus hermanos y sobrinos. Todos nos llevamos súper bien.
–¿Las presentaciones familiares se dieron rápido?
–Sí, yo quise que conozca a mi papá (el actor Alejandro Awada), porque para mí era importante, y después a mi mamá, Melanie. Ella me dijo el otro día que nunca me vio tan bien, y yo me siento así. Mi familia me ve más madura y feliz desde que estoy de novia.
–¿Significa algo el anillo que llevás en tu mano y tocás cada vez que hablás de él?
–Sí. Es un anillo de compromiso de amor, que él me regaló acá diciéndome algo así como “para que te cuide siempre”. David me cuida como nadie lo hizo en mi vida. Es la mejor persona que conozco. Nos divertimos mucho: estamos todo el día haciendo chistes, poniendo música al palo, cantando fuerte, imitándonos y mandándonos memes de YouTube. Igual, en Punta hacemos una vida tranqui, con muchos planes familiares. Te confieso que ver lo unida que es su familia hizo que quiera acercarme más a la mía. Es como que me entristece que los Awada en un punto nos hayamos alejado un poco.
–¿Cómo estás con tu tía, la primera dama Juliana Awada?
–Lamentablemente, hoy con Ju no hablo. Eso me pone bastante triste, porque no sé si es porque está muy ocupada o no quiere. Le escribí algunas veces y no tuve respuesta. Supongo que en algún momento vamos a poder tomar un café y arreglar las cosas, porque la quiero mucho.
–¿Ella sigue en contacto con el resto de los Awada?
–Sí. De hecho, con mi papá se amigaron hace bastante y están muy bien. Es más: cuando mi viejo estuvo mal, ella fue de fierro, la primera que fue al hospital. No nos cruzamos de casualidad, pero creo que por algo se dio así. Yo no voy a forzar nada. Somos todos grandes y hoy, que estoy enamorada, aspiro a formar mi propia familia.
–¿Te ves como madre joven?
–Yo flasheo con tener hijos, me encanta. Pero me parece que todavía no es el momento. Porque soy chica y estoy en una buena etapa de mi carrera. En unos días arranco a filmar una serie policial para Chile con Benjamín Vicuña (El arte de callar); en mayo, una película de terror (Sangre Vurdalak) en Córdoba, y todos los domingos soy panelista de Infama. ¿Qué decir? Este 2019 no podría haber arrancado mejor.
Por Kari Araujo.
Fotos: Alejandro Carra y álbum personal de N.A.
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