"Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un
paso". (C.C. Cortez)
El primero de todos lo consiguió a los ocho años: subió a lo más alto del podio representando al club de natación Taborín. Ese fue uno de sus primeros pasos.
El último lo llevó a la gloria: ganó una medalla de oro y otra de plata en el
Mundial de Natación Rusia 2002. Y esa fue una de sus grandes metas.
Para José Martín Meolans, "el éxito se logra sólo con trabajo".
SUEÑO Y REALIDAD. Parado en el borde, un segundo antes de que suene el pistoletazo de largada, escucha la voz de su madre que le dice:
"Te tirás y no parás hasta tocar la otra punta". Recién entonces, él se zambulle con la misma emoción de aquella vez, cuando a los seis años mamá Isabel lo llevó a una prueba.
La Biblia de la natación dice que es el primer argentino en subir a la cima de un podio mundial. También recuerda que el último compatriota que nos salpicó de alegría fue Alberto Zorrilla, al ganar la medalla dorada en los
Juegos Olímpicos de Amsterdam, en 1928. Ahora deberán escribir una página más. Porque el ganador de las dos medallas de plata en los
Juegos Panamericanos de Winnipeg 99 y el participante de los juegos Olímpicos de Atlanta
1996 y Sydney 2000 acaba de brillar en el Mundial de Moscú.
EN EL PODIO. El viernes 5, el cordobés de 23 años entró a la pileta del
Olymplisky Sports Complex para competir por los 50 metros libre: Ganó la de oro. Pero eso no fue todo. Además batió el récord sudamericano, con un tiempo de 21s36, y logró la mejor marca del campeonato. Veinte horas después, el domingo 7, compitió en los 100 metros libre: Ganó la de plata. Pero eso no fue todo. Además, con un tiempo de 47s09, quedó a una décima de segundo del campeón australiano Ashley Callus.
"Y eso que sufrió una indigestión. Estuvo con vómitos y algo débil", reveló orgulloso su entrenador, Orlando Moccagatta. Estaba aún empapado cuando lo abrazó para celebrar la victoria. Meolans se le disculpó al oído:
"Tato, creo me quedé corto en una brazada".
HOMBRE AL AGUA. Conoció del placer y la adrenalina que le provocaba el agua a los seis meses de vida. Sucedió en el verano del 79, cuando sus padres lo llevaron a la quinta de su abuelo materno en Morteros y, con la intención de refrescarlo un poco, lo metieron a la piscina. Nunca lo olvidarán.
"Se pasó la tarde entera llorando -cuenta hoy Raúl, su padre-. Lloraba porque no quería salir y lloraba porque quería
entrar". Cuando cumplió los cuatro, la familia compró una casa en Carlos Paz, frente al río. Entonces, su mamá reflexionó en voz alta:
"Cualquiera puede sufrir un accidente, pero nunca nos perdonaríamos que a Josecito le pasara algo por
negligencia…". Al día siguiente, empezó natación. Jorge Tosolini, su primer instructor, descubrió el don:
"No se dejen estar, este chico tiene condiciones", aconsejó. Cuando regresaron a casa, lo anotaron en el colegio
Taborín y nunca más descansó.
A TODO PULMON. Se ganó el apodo de Aquaman. Algunos lo llaman Tiburón. La página oficial de Internet de la
Federación Internacional de Natación tituló: "Nació un héroe
argentino". En la sala de prensa de Moscú lo compararon con Maradona. Y la superestrella rusa Alexander Popov, su ídolo de siempre y uno de los mejores nadadores de todas las épocas, no ahorró elogios a la hora de referirse a él:
"No tengo ninguna duda de que Meolans es el más potente, es superior a cualquiera de sus
competidores", aseguró. Tuvo ofertas millonarias para nadar en Europa y en los Estados Unidos. Las rechazó. El único sueldo que recibe es a través de una beca que le otorgó la
Secretaría de Deportes. Cobra 1.500 pesos por mes, pero a raíz de la crisis económica, hace tres que no le pagan. Su único sponsor privado es
Arena: le deben un año entero. A pesar de todo, dice que no se iría de la Argentina.
"No sé si rendiría de la misma manera estando lejos de mi tierra".
VIDA PRIVADA. Nació un 22 de junio de 1978. Su padre, Raúl (que en el agua sólo aprendió a flotar), y su madre, Isabel Oberto (fanática de la natación), tienen un comercio de iluminación. Estaba en tercer año del secundario
Ricardo Rojas cuando abandonó los estudios para meterse de lleno en la pileta. Desde entonces,
Pepe -como lo apodaron sus íntimos al nacer- comenzó a levantarse a las cuatro de la mañana para nadar en el
Jockey Club de Córdoba y no volvía a su casa hasta las nueve de la noche. Sus actividades incluían clases de inglés y fierros en el gimnasio. Escucha La Mona Jiménez y es hincha fanático de Belgrano.
"Ni medallas, ni fotos suyas en el podio. Todo eso está en un cajón. Lo único que cuelga en su habitación es la camiseta de
Belgrano", cuenta Laura (21), su única hermana. Pesa 90 kilos, mide 1,96, es rubio, musculoso, de ojos celestes. Esa facha, y por qué no también el éxito, le hicieron ganar fama de
"sex symbol". El dice que no se la cree y asegura que: "Soy tímido hasta con las chicas, pero si alguna me gusta mucho voy al
frente".
PROXIMA META. Su objetivo en Rusia fue bajar los tiempos. "Si con eso se consigue una buena ubicación, bienvenida sea. Fue un honor correrle a esos
monstruos", le dijo a GENTE, minutos antes de tomar el vuelo con destino final en Buenos Aires, desde el teléfono de la habitación 2004 del
Cosmos Hotel de Moscú.
-¿Para quién va este triunfo?
-Para mucha gente que quiero. Pero sobre todo, para los argentinos. Lo que más me emociona es saber que esto puede darle una alegría a la gente de mi país.
-¿Qué recuerdo guardás hoy de tu primera competencia?
-¡Un papelón! Tenía siete años. Era estilo libre. Me equivoqué y salí nadando pecho (ríe). Igual, salí segundo.
-¿Hay otros argentinos con futuro en la natación?
-Georgina Bardach ganó la de bronce en los 400 metros medley y nos dio una gran alegría. Es muy joven, yo creo que en pocos años va a estar entre las mejores del mundo.
-¿El próximo objetivo es Atenas 2004?
-Sí, claro. Las Olimpíadas son un gran sueño. Pero antes están los Panamericanos del año que viene. Y antes de eso, tengo algunos torneos más en pileta de 25 metros…
Entonces, será como siempre: El paso para conseguir la meta. La meta, el gran paso.
En Rusia, todos hablan de su potencia: Meolans se lució en los 50 (campeón) y 100 metros libre (subcampeón).
Ganador: Con una de sus medallas y los cinco anillos olímpicos tatuados en el pecho.