Pese a haber nacido en la tierra del sol y el buen vino, Vanesa nunca fantaseó con ser Reina de la Vendimia.
-No me llamaba mucho la atención porque es algo muy recatadito -confiesa ahora-. Yo le decía a mi mamá: "Si yo saliera Reina de la Vendimia quisiera ponerme un escote, una minifalda… ¡Basta de esos vestidos superantiguos!".
Luego de la adolescencia, su cuerpo se descubrió exuberante. Bisturí mediante, alcanzó medidas exquisitas: 92-62-92.
-Siempre tuve la fantasía de ser vedette -asegura Vanesa-. Antes que ser modelo, prefiero la cosa sexy, provocativa. Creo que todas soñamos con que los tipos nos miren con la boca abierta.
Aún en Mendoza -lejos de las marquesinas porteñas-, Vanesa finalmente se inscribió en un concurso que pretendía dar con la Miss Playboy TV. Sus condiciones pronto sedujeron a los jurados y se convirtió así en la primera conejita made in Argentina.
-¿Cómo la miran hoy las señoras de Mendoza, Vanesa?
-De todas las formas posibles, aunque la mayoría se detiene para saludarme, felicitarme.
-No ha de faltar quien, a sus espaldas, diga: "Ahí va la loca…".
-Sí, hay de todo. Pero quienes piensan eso son ignorantes que creen que Playboy es pornografía y no tienen ni idea de lo que es realmente mi trabajo. Allá ellas con su problema.
-¿Qué fue lo que la hizo pensar que reunía las condiciones necesarias para posar desnuda?
-Siempre fui muy llamativa. Yo me operé las lolas mucho antes de que surgiera la posibilidad de ser conejita porque quería estar bien para mí. Después llegó lo de Playboy y supuse que mi imagen podía dar con lo que buscaban.
-Y no falló. Desde entonces vive en un mundo de fantasía…
-No fue fácil al principio. Por Playboy tuve que dejar a un novio después de tres años… Yo me inscribí en el concurso a escondidas porque sabía que a él no le iba a gustar mucho la idea. El ya me había dicho: "O Playboy o yo". Así que cuando gané, no me quedó otra que decirle: "Me inscribí, gané, me voy".
-Imagino que hoy no le han de faltar candidatos: todos los hombres fantasean con tener su conejita propia.
-No sé qué pasa, pero los chicos están más distantes, como si el título de conejita me hubiese puesto en un lugar inalcanzable. Ahora salgo en Mendoza y los tipos me miran, se hablan entre ellos, pero ni siquiera se me acercan.
-Una mariconeada, bah.
-¡Totalmente! Aunque en Buenos Aires es otra cosa: a los porteños no les importa nada y te encaran sin fijarse en quién sos. Tienen verso y pueden hablarte hasta convencerte. Nosotras sabemos cuándo es verso, pero a veces es divertido seguirles el juego.
-Entonces usted no suscribe aquello que dice que los argentinos son todos histéricos y no van al frente.
-No. El problema con el argentino es que es muy orgulloso y no le gusta que lo reboten. Sólo intenta algo si sabe que tiene las de ganar. No como otros que se tiran a la pileta sin agua.
-¿Ya "padeció" el acoso de algún millonario, un problema muy común en las conejitas?
-Lamentablemente, sólo es parte del mito. Quizá ocurra en la mansión Playboy de Los Angeles, pero yo trabajo en Miami y nunca estuve en las fiestas de Hugh Hefner. Hasta hoy no me correteó ningún millonario.
-Antes de Playboy, ¿había posado desnuda alguna vez?
-Nunca en mi vida. Y fue una experiencia muy fuerte, porque yo pensaba que durante la sesión íbamos a estar el fotógrafo y yo, pero de pronto apareció un equipo de producción enorme. Es complicado quitarte la ropa delante de tanta gente…
-¿En qué parte de su cuerpo puso mayor atención el fotógrafo?
-En la cola, ése es mi fuerte. En las fotos siempre me ponen de espaldas. Las argentinas se caracterizan por tener una buena cola y las norteamericanas, buenas lolas.
-Usted también tiene un buen escote…
-Mis lolas las puede tener cualquiera, pero la cola es algo más complicado. Hay que trabajarla mucho.
-Describa las primeras reacciones en su casa.
-Ellos me apoyaron desde el primer momento. Mi hermano tiene 28 años y hoy vive en Viña del Mar…
-Atormentado.
-No. El no es celoso, aunque sí un poco cuida. Sus amigos también tienen muy buena onda: cada vez que estoy en mi casa de Mendoza se aparecen todos para saludarme.
-Es lógico. Por último, confiésenos su propia fantasía.
-A veces fantaseo con hacer el amor en un lugar público, con el riesgo latente de ser descubierta. Tendría que ser al aire libre, bajo un sol terrible… Para que se vea absolutamente todo, ¿entendés?
por Jorge Martínez Carricart
fotos: Santiago Turienzo
producción: Sofía Delger
(agradecemos a Charles Calfun. Peinó Viviana para Roberto Giordano)
Jamás me hubiera presentado para un concurso de modelos. Yo fantaseaba con ser vedette, algo más provocativo. ¡Y hoy soy Miss Playboy!", confiesa Vanesa, quien pronto será jurado del concurso Miss Playboy TV Latin America & Iberia 2002.">
"Jamás me hubiera presentado para un concurso de modelos. Yo fantaseaba con ser vedette, algo más provocativo. ¡Y hoy soy Miss Playboy!", confiesa Vanesa, quien pronto será jurado del concurso Miss Playboy TV Latin America & Iberia 2002.
Nunca me correteó un millonario. Esa es una fantasía, parte del mito. Quizás ocurra en las fiestas de los ángeles, pero yo todavía no visité la Mansión Playboy"">
"Nunca me correteó un millonario. Esa es una fantasía, parte del mito. Quizás ocurra en las fiestas de los ángeles, pero yo todavía no visité la Mansión Playboy"