"La despedida mas dura pero feliz, feliz de mi decisión porque se que que va a valer la pena". Con este posteo en su cuenta de Instagram, Rocío Sánchez Moccia dejaba a su hija Francesca de tan sólo cuatro meses para ir a Tokio a cumplir un nuevo sueño olímpico junto al seleccionado femenino de hockey.
Ayer, las Leonas consiguieron un histórico triunfo frente a Alemania y se metieron en semifinales. Así comenzó el festejo de sus 33 años, homenajeada por sus compañeras en plena cancha durante los efusivos festejos del equipo.
"No soy consciente de todo lo que está pasando. No puedo hablar. Estoy super agradecida de estar acá. A mi novio, a mi mamá, al Chapa y al equipo, que si no fuera por ellos no podría estar acá”, dijo la jugadora de Liceo Naval luego del heroico triunfo ante las germanas.
Con el nacimiento de su beba el 10 de marzo, su preparación fue distinta a la del resto del grupo. Como lo explicó en diálogo con ESPN antes de partir hacia Japón, programó junto al entrenador su regreso al equipo. “Estuve entrenando hasta lo que pude. Tenía fecha de parto el primer de marzo y no se adelantó. Francesca nació con 41 semana y media y por cesárea, así que hasta ahí no lo había pensado. Nació, me sentí bien, el Chapa me había preguntado si estaba para volver, y bueno, pasó un mes para que me adapte y esperar por la cesárea, y el día que fui a hablar con él y que las vi entrenar a las chicas, fue como que me di cuenta que tenía ganas de estar”.
“Tuve que ir día a día. Si bien tenía el alta médica de mi obstetra, al haber sido cesárea, literal, se me desgarraban los abdominales. Entonces tuve que tener cuidado con la zona media, y en el hockey la fuerza que uno hace es casi todo de zona media. Entrené mucho desde lo físico con gimnasio y natación”, había revelado en los días antes de regresar a la alta competencia.
Juegos Olímpicos y conciliación familiar
Varias atletas a nivel internacional han criticado las estrictas medidas impuestas por el Gobierno japonés, que obliga a escoger entre la familia y un rendimiento pleno.
Fue el caso de la nadadora Ona Carbonell, capitana del equipo español de natación sincronizada y la mujer con más medallas en la historia de los mundiales de natación, cargó contra la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por no haberla dejado viajar a la capital japonesa junto a su hijo Kai, que se encuentra en período de lactancia. A través de un video que subió a las redes sociales manifestó que siente "decepción y desilusión" por esta decisión.
"Tras recibir incontables muestras de apoyo y ánimo para acudir a Tokio con Kai, quería manifestar mi decepción y desilusión porque finalmente tendré que viajar sin él. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo", declaró, a través de su cuenta de Twitter.