En cuero y con un jogging como toda vestimenta, el presidente Javier Milei (53) caminaba con energía alrededor de la pileta. Durante una hora de ese clásico ejercicio que implementa "el arquero, el rocker stone, el economista 'austríaco', el polemista, el outsider, el disruptivo, el anticomunista, el despeinado...", Nicolás Márquez, que tomó un bolsito y se hospedó en la residencia de Olivos durante un día para entrevistarlo, le siguió el ritmo y le preguntó: "¿Qué creés que ven en vos tus fans?".
"Alguien al que le pasa lo mismo que a ellos. Alguien que está indignado con la decadencia argentina, que no quiere resignarse a esa decadencia y al que le agrada el diagnóstico. Parece una explicación razonable", definió el presidente.
Ese es apenas un testimonio del primer mandatario en Milei: la revolución que nadie vio venir, escrito por Márquez (que se denomina “un derechista de pura cepa") y el periodista Marcelo Duclos.
En el libro de 320 páginas, que se está traduciendo al portugués, italiano, polaco e inglés, los autores indagan en los aspectos e influencias que conforman su personalidad, intentan “explicar la fascinación que ha despertado en millones de argentinos” y exponen los postulados del economista obsesionado por los Stones “que alcanzó en tiempo récord la presidencia”.
Para entender cómo piensa, qué siente, qué espera y qué le saca el sueño al primer mandatario, que no duda un ápice en bajarle decibeles a su estilo áspero y confrontativo, "que rompió todos los manuales" y que "cree fervientemente en lo que piensa", Revista GENTE dialogó con los autores del libro que le siguen los pasos desde hace años y, por supuesto, comparten su ideología libertaria.
Un día en Olivos: “Yo quiero ser el Carlos Pellegrini del siglo XXI”
“Milei me dice que podía hacer la entrevista y que me fuera a Olivos. Así que dejé todo lo que tenía que hacer, me dí una ducha, agarré un bolsito y me fui volando para ahí”, cuenta Márquez, cuya primera charla con el presidente fue durante una cena a solas.
Milei comió media milanesa y tomó agua. Su entrevistador, apenas una ensalada y algo más. A la mañana siguiente compartieron un desayuno, y la charla continuó. “Sólo comió tres criollitas con queso untable. La verdad, un gran contraste con las fiestas que hacía el gobierno anterior. Pone de manifiesto este cambio de paradigma”, agrega.
–¿Qué te relató acerca de su dura infancia?
Márquez: –Cuando él habla sobre su infancia muy dura, empieza con golpes, maltratos… exigencias. Pero él dice que en las situaciones hostiles siempre ve el lado positivo. “A mí me ayudó a tener que soportar presiones muy fuertes y a tener una personalidad que se puede bancar la adversidad”. En febrero, cuando hablamos, se estaba discutiendo por primera vez la Ley de Bases. Y él me dijo: “En este momento hay un escándalo violento pero vos me ves con una tranquilidad absoluta”.
–¿Cuál es el aspecto que más te sorprendió de la charla con él en Olivos?
Márquez: –Si bien es normal verlo eufórico, me sorprendió su serenidad. Está consciente de que se la ve más difícil en el Congreso, pero sabe que podemos llegar a ser un país de desarrollo. Y fíjate que él a pesar de que parece ser un tipo agresivo, en el fútbol era arquero, lo cual le parece más importante. Si tenemos que hacer un parangón con un partido de fútbol, te diría que Milei está jugando un partido con siete, contra gente que no quiere perder privilegios y va ganando 1 a 0.
Digamos que vamos por los últimos quince minutos del segundo tiempo y es un desafío complicado. Es el mismo tipo que asumió en un país y como vivía a dos cuadras decidió ‘ponerse la galera’ y salir caminando aunque reciba insultos. Me decía: “Yo quiero ser el Pellegrini (presidente de Argentina entre 1890 y 1892) del siglo XXI”. Es decir, no quiere irse con los honores, sino con la tranquilidad del deber cumplido. No le importan los aplausos, aunque si los consigue, mucho mejor.
–Pero él también se muestra exitista. Esto del “autobombo” en las redes lo utiliza de una manera… digamos que al menos peculiar.
Márquez: –Sí, yo creo que posiblemente tenga su costado vanidoso, pero es alguien que cree fervientemente en lo que dice. Algo que queda bastante subrayado cuando lo nombran entre las 100 personas más influyentes del mundo. Y sí, lo sube a todos los medios, ahí está la autoestima que un poco tenemos todos. Pero a la vez, si ves sus redes, y no es un detalle menor, sigue diciendo que es un economista, no presidente de la Nación. Fijate qué interesante por dónde lo canaliza.
–En la entrevista que le hiciste, ¿hubo algún tema del que te haya dicho ‘yo de esto no quiero hablar’? ¿Tuviste que pasar las preguntas antes?
Márquez: –Absolutamente no. Si saltás a ese punto, fíjate que él está difundiendo un libro que no leyó.
–Sí, lo sé, eso es lo que sorprende un poco también…
Márquez: –Y te puedo asegurar que no hubo un lineamiento sobre nuestro intercambio.
–Hay un tema muy insistente respecto a la justicia social. Habiendo tenido un pasado tan difícil y tan duro, ¿por qué en el fondo a veces va tanto contra los derechos adquiridos? Se entiende que la justicia social sería algo bueno para todos… ¿o no?
Duclos: –Es que la palabra justicia social es perjudicial. Hay políticas que incrementan los salarios y otras que lo perjudican. La palabra justicia social es perjudicial.
–¿Creés que en realidad el presidente piensa que sus políticas van a ayudar a los más vulnerables pero no a través de la justicia social?
Márquez: –A veces lo de la justicia social es, por lo menos donde pasa. Según la interpretación, resulta que los derechos laborales son solamente para 6 millones de personas, hay 57 por ciento de pobreza y cualquiera te hace un juicio y se te funde la empresa. Lo empobrecedor es la ley de alquileres…
Milei íntimo: el protocolo para entrevistarlo en Olivos
–Lo más interesante para entender cómo vivimos es saber lo que Milei piensa y se maneja. Nicolás, contanos cuál fue el protocolo para quedarte a dormir en un cuarto de huéspedes en la residencia presidencial…
Márquez: –Al llegar a la quinta de Olivos me recibió su asistente (Mario Suli), me hicieron una revisión y dejaron mi celular incautado, una medida impuesta por el gobierno anterior por las fiestas que se hacían, que bueno, como sabemos una foto se filtró…
–¿Cómo era el cuarto de huéspedes en el que dormiste?
Márquez: –El cuarto era muy simple, apenas tenía un televisor, también había un aire acondicionado, pero nada espectacular. Yo estaba en la parte de huéspedes que estaba separada 200, 300 metros de la residencia. Me llamó la atención la falta de pomposidad.
–¿Cómo fue el momento en el que te llaman para entrevistar al presidente?
Márquez: –A las siete de la tarde me dicen: “El presidente lo espera en la piscina”. Me preguntaron si tenía una malla pero como no había llevado, me prestaron una. Él estaba absolutamente solo y nos dimos un abrazo; fue muy efusivo. Me explicó que como ejercicio hacía una caminata intensa alrededor de la pileta y si no me molestaba que hiciéramos la charla ahí. Era principios de febrero, hacía un calor terrible. Me llamó la atención que tenía un jogging y el dorso descubierto. Así que toda la charla se hizo mientras caía el sol.
La construcción mediática de Milei y el conjuro Stones: “Siempre pensó los actos políticos como conciertos de rock”
–Yendo específicamente a su construcción mediática, ¿Milei siempre quiso ser famoso? Recordemos que se fue de gira con la hermana en una obra de teatro, que tuvo una banda de rock, que tuvo participaciones televisivas…
Márquez: –Él tuvo una gran pasión por la música y tenía una gran colección de The Beatles, pero no lo llegaron a conmover. Viste que ellos eran los chicos que vestían de traje y corbata, tenían canciones inofensivas como Ob-La-Di, Ob-La-Da y cada uno de los músicos era como el novio que uno podía presentarle a la familia. Fue distinto cuando llegó a los Rolling Stones, que eran lo opuesto, el sonido sucio y la provocación.
Hay un ejemplo que me interesa rescatar, es si los Stones, al querer ser siempre disruptivos, acaso no eran los músicos anticasta. Tan polemistas como él, de alguna manera. De hecho, en un momento me ha dicho: ‘Yo quise ser cantante de rock (tuvo una banda llamada Everest), pero lo que no pude lograr lo hice con nuestros actos políticos, a los que no le llamamos así, nos referimos como recitales’”.
–¿Cuáles eran los temas de los Stones favoritos de Milei?
–Y él me habla de Azúcar Marrón (Brown Sugar) o Satisfacción (Satisfaction), es decir los clásicos. Por eso piensa los recitales con esta definición en la que él insiste constantemente: “Yo no vine a guiar corderos, vine a guiar leones”. Son muy influyentes los Stones en él. Cuando él dice que su hermana es “el jefe” lo toma de She’s the boss (1985), el primer disco de Jagger. Es decir que hasta en eso maneja variables discursivas que toma de su juventud rockera. Y es muy gracioso eso de que tiene en la cabeza los nombres en castellano, hasta “Bajo mi pulgar” te dice.
La radiografía estética del presidente: de su obsesión con el pelo y los trajes austeros a qué guarda en sus clásicas carpetas bajo el brazo
La pregunta del millón es porqué Milei elige presentarse como lo hace, con una singular estética, en concordancia con los consumos que lo marcaron.
Responden sus biógrafos. “Lo interesante de todo es que no hay estrategia de marketing. Yo he viajado hace muchos años a hacer entrevistas y el pelo siempre lo usó así. Claro que cuando empieza la masividad hay cuestiones que forman al fenómeno espontáneo y se le empieza a dar un poquito de forma. Pero es como que a la piedra original sólo se le limó las puntas”, sostiene Duclos. Por su parte, Márquez lanza: “Él siempre dijo que lo peina el viento”.
Sus camperas de cuero y trajes austeros son otro clásico de su identidad. Tanto es así que los autores subrayan sobre su estilo de vida: “Lo que a él lo obsesionan son los libros, es algo en lo que puede gastar. Porque no fuma, no bebe alcohol… Ha ocurrido verlo en la librería Macondo llevarse decenas y decenas de libros”. Todos de economía, claro. Un metier que lo interpela desde 1981.
–¿Qué guarda en su clásica carpetita que también llevaba al Congreso cuando era diputado?
Duclos: –Acá no hay un perfil de un Jaime Durán Barba que le diga que tiene un perfil intelectual, entonces tiene que ir a todos lados con una carpetita. Milei lleva notas de los discursos que hace y papers académicos que presenta en las distintas universidades a las que va.
Te puedo asegurar que cuando da discursos no los tiene escritos. Son sólo guías. Me pasó de haberlo visto dar un discurso en la CEPAC (Conferencia Política de Acción Conservadora), entonces le pedí si tenía una versión para un artículo que estaba escribiendo. Y lo que me mandó eran bullets, cuatro o cinco disparadores. Entonces él lee un título y desarrolla. Me sorprendió porque yo pensé que estaba leyendo.
–Pero cuando da discursos oficiales sí parece leer, ¿los escribe él mismo?
Duclos: –Hoy debe tener su gente, pero al menos cuando va a las universidades del mundo da discursos de una hora y media y desarrolla lo que tiene escrito, que son sólo títulos. Así que estamos hablando de un economista con una solidez importante.
Márquez: –Te podría decir que el único rasgo estratégico en toda la conversación que tuve que él fue en relación a lo que ocurrió en el último debate presidencial, que todos sentimos que había sido un fracaso. Y él me respondió: “Yo entendía que podía llegar a pescar puntos de Juntos por el Cambio si moderaba mis formas, y sabía que Massa iba a tratar de agredirme de tal modo para sacar lo peor de mí y explotara. Entonces yo me comí todos los ataques”. Y ojo, nosotros tampoco la vimos, estábamos todos muy abatidos.
Duclos: –Yo esa noche me quedé muy enojado con Milei, porque, si bien muchos no aspirábamos a cargos, habíamos dejado todo trabajando en la fiscalización y coordinándola; entrenando fiscales… Y yo dije: “Hago todo y este tipo arruina todo en un debate”. Cuando me estoy yendo a dormir empiezan a aparecer WhatsApp de gente que cambiaba el voto porque Massa les había parecido un chicanero. Al otro día nos dimos cuenta que no la habíamos visto. Es decir, que si fue una estrategia, fue grandiosa.
La génesis del “no la ven”, según los autores de la biografía de Milei
–¿Cuál es la génesis de la frase “no la vieron? ¿Ustedes ya la estaban usando antes del triunfo?
Duclos: –No conocemos la génesis exacta y quién fue el primer twittero o de dónde lo habrá sacado, pero lo cierto es que cuando un slogan tiene éxito obedece a que es una idea corta pero que la transmite con fuerza. Y hay mucha gente que no la ve.
–¿Quiénes son los que “no la ven”?
Duclos: –Los que estaban absolutamente negados a que un fenómeno de estas características pueda llegar a ganar una elección, porque había que reconocer en su momento que esto podía llegar a pasar. Porque… ¿cuántos manuales rompe Milei? Todos los manuales rompió. Que llegue a la presidencia después de solo dos años en la política y sin una coalición, ya sea con el peronismo o con el radicalismo atrás, que era algo que todos teníamos como dogma… ¿Cómo va a ganar un presidente que no tiene gobernadores o intendentes? ¿Quéres que te cuente un dato de color muy interesante?
–Claro.
Duclos: –Yo en la calle veía un fenómeno arrollador, pero hasta un año antes de la elección no pensaba que Javier pudiera ser presidente. Y recuerdo una charla por WhatsApp con Martín Menem muchos meses antes de la primera vuelta. Ahí Martín me aseguró: “Javier va a ser presidente”. Entonces empiezo a discutir con un amigo en un bar en pleno barrio de Once, contexto humilde, lleno de trabajadores que seguramente viajaban desde provincia. Se me ocurrió preguntarles a todos los mozos en el bar. Y mi resultado me da el 100 por ciento de los votos, incluyendo a la gente de la cocina. Ahí me di cuenta que era posible, que era un fenómeno completamente disruptivo.
Márquez: Y te agrego algo… Milei tenía el mismo numerazo…
La idea de escribir sobre Milei y cómo era el economista diez años antes de llegar a la presidencia
–Sé que obviamente ustedes seguían el trabajo de Javier y que militan sus ideas. Pero, ¿cómo surge este proyecto como libro?
Duclos: –Yo tenía la cuestión en la cabeza pero no pensé ni por casualidad que podía generar este boom… tanta demanda. Por muchas cuestiones, sentí la necesidad de explicar qué es lo que tiene el presidente en la cabeza. Muchas veces hay críticas que se hacen desde la mala intención, y con eso no se puede discutir. Pero, sin embargo, quería bajar al llano cosas que parecen muy complejas pero que explican cómo un presidente como él llega al gobierno desde una excepcionalidad.
Alguien que dice qué va a hacer, como bajar el desempleo y subir los salarios, y qué hay que hacer para conseguir esos objetivos. Pero pensé que faltaba la zanahoria, una cuestión más de corte biográfica, así que pensé en Nicolás, que es amigo desde hace muchos años y tiene mucho expertise al contar la historia de muchos personajes.
Márquez: –Ya había tenido dos experiencias al escribir en coautoría (escribió junto a Agustín Laje; quien les escribió el prólogo del libro) y sabía que a veces es difícil conciliar. Entonces nuestra fórmula fue repartirnos los temas en dos partes para contar el fenómeno desde los rasgos biográficos e incluyendo todo lo que sabemos de él, porque lo conocemos hace bastante.
–¿Cuánto tiempo, más o menos?
–Márquez: –Yo diez por lo menos, y Marcelo, doce. Es decir antes de que sea famoso.
–¿Y cómo era el Milei que conocían hace una década, lejos del que pueden contar hoy después de haberlo investigado para el libro?
Duclos: –El primer Milei con el que yo hablé, por cuestiones que tenían que ver con mi trabajo de la época, era más o menos el mismo. Eso sí, me acuerdo que cuando escribí su nombre lo escribí con Y. Esa primera charla que te cuento, que fue hace doce años, terminó con ambos a los gritos, discutiendo por teléfono efusivamente una discusión técnica de economía.
–¿Sobre qué discutieron específicamente?
Duclos: –Hablábamos acerca de los estímulos de la reserva federal y cuestiones muy técnicas que tienen que ver con política monetaria y terminamos con este intercambio intenso, pero no hostil… Él era tan efusivo como se lo vio en la televisión… la misma efervescencia con la que llegó al Congreso.
Milei: su estilo disruptivo, su paso por terapia y quiénes son sus mejores amigos
–Volviendo a lo que decías de que se había repuesto a una infancia con maltratos. ¿Su hermana fue su sostén? ¿Hizo terapia?
Márquez: –Él hizo terapia con un psicólogo que se llamaba Marcos, que era muy profundo y he leído sus sesiones. Y sí, su hermana fue su sostén en el contexto familiar y siempre salía en su defensa. A la hora de hablar de sus grandes amigos, mencionó a Guillermo Francos y Nicolás Posse.
–Respecto a su historia, no es fácil salir del maltrato a nivel psíquico, ¿su forma de ser tan disruptiva, habla sobre sus mecanismos de defensa, Marcelo?
Duclos: –Yo tuve muchas charlas con él. En las conversaciones que tuvimos no hemos profundizado en las cuestiones personales, pero, sin presumir, creo que en Argentina debo ser una de las personas que más entienden el pensamiento político del presidente. Y hay una cuestión que muchos liberales no se han tomado bien, muchos de ellos se han puesto celosos con la irrupción de Milei.
Porque, claramente hay un liberalismo antes y después de él. No para no ponerlo en un rol de Mesías, pero pasó de ser una expresión absolutamente minoritaria y poco trascendente a una revolución de ideas que logró seducir a la juventud y a poner un hombre en la presidencia.
Creo que el mercado ha premiado algo que nosotros no vimos, que lo que hacía falta era hablar las cosas como son, sin ninguna especulación de cómo lo puede llegar a tomar la gente.
Márquez: –También es interesante sumar que hay un factor adicional que es que muchos liberales de apellidos patricios lo rechazaban, y no descarto en que en algunos casos haya cierto prejuicio, porque Milei no viene de ahí.
–¿Decís que hay algo de clase ahí en ese recelo?
Márquez: –Es que muchos tenían como un juicio sociológico. Y estos espacios se vuelcan a Milei recién en el ballotage. En el poder y en la política, hay muchas cuestiones de ego y eso es una realidad.
La relación de Javier Gerardo Milei con su hermana Karina, aliada y sostén
–Metiéndonos en la relación de Milei con Karina, ¿cómo se dio esa construcción de estos dos hermanos salidos de una familia hostil que consiguen este éxito político?
Márquez: –Siempre fue angustiante su vida.
–¿Me podrías contar alguna historia en particular?
Márquez: –Sí, me contó una situación en la que él estaba eligiendo un camino que no era el mejor. Y la hermana, a la que él considera incorruptible y es una mujer en la que se apoya mucho, le dijo que no se inclinara por el camino más fácil.
–¿Cuál es el rol de “El Jefe”? ¿Tiene incidencia en las decisiones de su hermano?
Duclos: –Es probable que en las cuestiones políticas haya consultas e intercambios, pero en lo que son las decisiones de gobierno, estoy seguro que no. Porque ni siquiera Milei tiene un diálogo consigo mismo para lo que hay que hacer. Él a priori tiene la hoja de ruta establecida. Porque lógicamente, al salir de una situación de estatismo exacerbante y al heredar un Estado absolutamente quebrado, te puedo asegurar que en Milei no hubo dudas. Si hay algo que tiene absolutamente claro son las herramientas necesarias para llegar a determinados fines. Para él el recetario no se discute.
Márquez: –Respecto a la hermana, lo que dice Marcelo es exacto, porque él tiene la concepción ideológica para marcar el rumbo. Es el que se ha profesionalizado y estudiado todo la vida. En su hermana delega aspectos operativos. Por ejemplo, en sus actos de campaña, Karina era la que dirigía todo lo que se iba a hacer. Ella cumple un rol muy importante. A veces se burlan o toman el asunto para mofarse, pero ella es su bastón.
Duclós: –Y acá sí podemos atar alguna cuestión con lo que tiene que ver con su concepción ideológica. Por ejemplo, a la hora de hablar de Adam Smith, entre las cuestiones que él resalta como importantes y es uno de los temas fundamentales de la riqueza de las naciones, es la división del trabajo. Algo que puede parecer muy teórico pero aparece cuando le delega a su hermana la organización. Es muy probable que en su concepción entienda que no puede estar en todas las cuestiones. Entonces va por este modelo eficiente de la división del trabajo, sabiendo elegir a los mejores.
–También delega en sus ministros pero no le tiembla el pulso en deshacer nada. ¿Eso no es perjudicial?
–Son cuestiones que él acepta y paga el precio por esto. Hemos visto algunas cuestiones en las que sale una resolución de algún ministerio que es criticada porque iría en contra mano de los principios establecidos por el presidente. Pasó hace poco con el tema del impuesto de los automotores.
Van a seguir pasando situaciones en las que luego desautorice y baje una orden para que todo vuelva para atrás. Esto es una consecuencia inevitable de delegar. Son cuestiones que se pueden considerar como externalidades negativas pero Milei las soluciona rápido y queda fortalecido ante la opinión pública. La gente sabe que hay un presidente comprometido con la hoja de ruta atrasada.
En qué cree Javier Milei y su mística perruna
–Volviendo a la espiritualidad de Milei, ¿cuál sería su formación? También se ha hablado de espiritismo, incluso en relación a sus perros…
Márquez: –Él se ha formado en colegios católicos, como el grueso de los argentinos, pero no ha sido cautivado desde lo empírico. Después tiene un acercamiento con la torá… pero eso de lo sobrenatural son cosas inventadas.
–Respecto al amor canino que tiene, que es parte esencial de su vida al parecer, ¿qué significan para él sus cuatro perros?
Márquez: –Yo creo que encontró un cable a tierra con ellos. También es realmente obsesivo y monotemático con el trabajo y con los libros que lee, tanto como con sus perros. El tiene un modo economicista para vivir. En un momento llegó a pesar 120 kilos porque comía pizza todos los días para hacer economía, pero lo que no era negociable es la comida de sus perros. Él les da una prioridad en su vida personal. Yo ví como su asistente se acercaba para avisarle que se quede tranquilo porque los perros ya habían comido.
Fotos: gentileza Hojas del Sur y archivo Grupo Atlántida