Viajó a Italia –donde residió por más de una década– especialmente invitada por Mediaset para ser homenajeada en uno de los programas más importantes de esa cadena. A su regreso reveló cómo encontró Roma en tiempos críticos de coronavirus, qué precauciones tomó y cómo sigue su vida de aislamiento en el rancho que comparte con su familia en México.
"Ella es una mujer atractiva, sexy y famosa en todo el mundo”. Con estas palabras, Barbara D’Urso, conductora del Domenica Live (Mediaset), le dio la bienvenida a uno de los shows más vistos del prime time italiano. El domingo 8 de marzo, Lola Ponce (37) recibió un homenaje del país que la convirtió en su nueva estrella, pautado desde mucho antes de que Italia se convirtiera en el territorio con más infectados por coronavirus del continente europeo. “Llegué a pensar en no viajar, pero Aarón (Díaz, 37, su marido) me alentó a hacerlo, porque sabía que yo quería y necesitaba volver a ver a mi gente. Y, gracias a Dios, todo salió bien”, cuenta desde su casa mexicana.
–Usaste barbijo cuando muy pocos lo hacían. ¿Quién te lo recomendó?
–Mi mamá. Ella no estaba convencida de que viajara, pero la tranquilizó el hecho de que usara barbijo y abasteciera mi valija con litros de alcohol en gel (risas). Me dijo: “No importa que nadie lo use, o que te vean rara. No sabés de dónde vienen las personas, ni con quién estuvieron”. Y tenía razón…
–¿Notaste paranoia en las calles romanas?
–Cuando llegué (el 26 de febrero) no. Honestamente, nadie andaba con barbijo. Pero en la primera semana de marzo empezó a sentirse un poco el pánico. Vi gente desesperada, las góndolas de las tiendas vacías y ninguna demostración física de afecto. Pero debo destacar que aun así los italianos mantienen el espíritu y la positividad por encima de todo.
–Con semejante panorama, ¿cancelaste tus planes turísticos?
–En realidad, me escapé al Vaticano. Fui para agradecer. Estuve recorriendo los lugares casi a solas. Fue conmovedor. Y después puse a mis adoradas amigas italianas “en cuarentena”, antes de que fuese obligatorio para prevenir. Lo que hizo que volviésemos a estar unidas como en los viejos tiempos. Cocinamos pasta al tonno, pizzas y panna cotta, mi postre preferido, en el restaurante de una amiga que lo cerró sólo para nosotras. ¡Me di todos los gustos!
–Hablando de juntadas femeninas, tu visita coincidió con el Día de la Mujer. En Argentina hay algunas que no toman la fecha con alegría, porque consideran que “no hay nada que celebrar” debido a los femicidios, los maltratos y los abusos que acontecen en nuestro país. ¿Cómo lo vivieron ustedes?
–Es una fecha conmemorativa. En lo personal, celebro a las mujeres que marcaron mi vida, como mi madre, mis hijas y mis amigas. Claro que brindamos por nosotras. Pero no estamos ajenas a la lucha mundial. La situación que todavía hoy se vive en cuestiones de género duele mucho. Es muy importante que sumemos nuestros gritos para hacernos escuchar.
–En Italia tu voz tiene mucha fuerza. ¿Qué te hace sentir que allá te brinden homenajes siendo tan joven?
–(Ríe) ¡Está bueno! Italia me dio todas las posibilidades para formarme como artista. Debo haber hecho algo bien, porque hoy mi trabajo empieza a dar frutos, después de tantos años de sacrificios y disciplina. Estoy disfrutando de este momento y de la gran posibilidad que siguen dándome para seguir creciendo.
–Hablando de tu crecimiento, ¿tenés algún plan 2020 que quieras anticipar?
–Sí, muy pronto voy a estar lanzando nueva música.
–¿Estás aprovechando tu cuarentena para crear?
–Sí, estoy creando música en mi estudio. Además, aprendiendo nuevos pasos de tango, disfrutando del aire libre y plantando árboles frutales (por sus firmes principios de sustentabilidad, ella y su familia se alimentan de la huerta que cultivan).
–¿Cómo estás atravesando este momento con tus hijas, Erin (6) y Regina (7)?
–Con ellas estoy tomando todos los recaudos: me mantengo a distancia en otro cuarto y no les doy besos ni abrazos. Además, en el rancho grande en el que estamos hay alcohol en gel por todos lados y ellas aprendieron a lavarse las manos todo el tiempo… ¡El que lo está padeciendo es Aarón! Pero mejor, así desea aún más mis besos (ríe).
–¿Después de toda esta experiencia proyectás hacer más viajes?
–No, por un tiempo no. Además, ya tuve toda la suerte del mundo en mi último vuelo, porque a los dos días de salir de Roma –donde me midieron la fiebre con un láser– se cerró toda Italia y ya nadie más pudo entrar ni salir. Fui bendecida por Dios.
Fotos: Gentileza Giulia Salvadori by Why Not Studio.
Maquilló: Lorena Leonardis para Lancôme.
Organización: Raimo Produzioni.
Agradecimientos: Le Piacentini y Fendi.