Antes de leer esta nota haga una pausa y vuelva a mirar la foto. Grábese bien el nombre y la cara de Diego Sebastián Saja. Porque seguramente usted está viendo al futuro arquero de la selección. Con sólo 22 años y
gracias a su extraordinaria actuación, el jueves 24 San Lorenzo
consiguió su primer título internacional. Sin dudas <i>El Ciclón</i> salió campeón de la
<i>Copa Mercosur 2001</I> porque Saja se puso la pilcha de superhéroe: fue el encargado de sacar a la gente que invadió la cancha antes de que finalizara el partido, atajó dos penales y convirtió uno para su equipo. Todo junto, en un solo día y en un solo partido. Más no se le podía pedir.
El día después de la histórica noche, Diego amaneció tomando unos mates con su familia en su casa de Brandsen. Vestido con jeans y con el torso desnudo, el arquero muestra los rasguños que le quedaron de una noche de furia:
"La gente me arrancó la ropa y me marcó todo el cuerpo. Pero todo eso no importa. Esto es un sueño que nunca imaginé que iba a vivir. Parecía el protagonista de una película de
Hollywood". Diana, su mamá, le alcanza otro mate. Curiosamente lo llama por su segundo nombre:
"Todos me dicen Sebastián, porque ése era el nombre que me habían elegido. Pero cuando mi papá me fue a anotar al Registro Civil y le preguntaron cómo me iba a llamar, a él se le ocurrió Diego Sebastián". Daniel Alberto, su papá -hincha fanático de San Lorenzo- tuvo mucho que ver con que Sebastián esté en el arco del Ciclón:
"Hace nueve años, él estaba mirando el diario y me dijo que en San Lorenzo probaban jugadores. Nos subimos a la camioneta y fuimos hasta la cancha. Por suerte quedé y así nació mi
historia".
Los Saja son una familia humilde de Coronel Brandsen y tuvieron que hacer mucho esfuerzo para que su hijo estuviera en cada práctica y en cada partido. Sebastián, consciente de ello, se los agradece en todo momento:
"Ellos se mataron para poder darme la plata que yo necesitaba para ir a entrenar hasta la
Capital". Ese cariño y reconocimiento hacia sus padres, hasta ahora le impidieron mudarse a una casa que quede más cerca de su trabajo. Todos los días, entre ida y vuelta, tiene que manejar dos horas para poder entrenarse:
"Exactamente hago 86 kilómetros con 4 cuadras. Pero cuando me siento cansado o agotado, pienso el esfuerzo que hacía cuando venía colgado del tren que iba de Plaza Constitución hasta
Glew".
Además, Sebastián asegura que esta vida de barrio le permite desenchufarse de todas las presiones que vive en una cancha:
"La siesta, los mates a la tarde y los asados con mis amigos y con mi novia, Noelia, son cosas que nunca voy a
cambiar". A pesar de la alegría que significó el campeonato, Saja está con un poco de bronca porque siente que el título quedó empañado por la crisis que vive el país:
"Hoy toda la tensión se la lleva la dura realidad que estamos viviendo. Ayer prendí el televisor para ver algo del partido y me encontré con que todos los canales mostraban cortes de puentes y manifestaciones. Igual, a pesar de mi desencanto, es justo que sea así. Yo también tengo plata en el corralito y siento la misma bronca que la gente. Si tuviera más tiempo, seguro que también saldría a la calle a golpear las cacerolas. Por ejemplo, el viernes a las 20 horas, mi mamá se sumó a las protestas, acá, en
Brandsen".
Fuera de estos problemas, el arquero vive su momento de gloria. Ya son varios los clubes del exterior que pidieron cotización por su pase. Pero su gran sueño está en un solo lugar: el arco argentino:
"Entrenar en Ezeiza con Bielsa sería un regalo de Dios. Pienso que si hasta ahora no me llamaron será porque todavía mi juego no los convenció. Mi meta es seguir mejorando para tener una
oportunidad". Después de la actuación del jueves, es seguro que el DT de la selección le dará una oportunidad. Por eso, ahora que terminó de leer, regrese a la primera foto. Tal vez en junio lo vuelva a ver en Japón 2002.
Saja acepta subirse al cuatriciclo de su hermana, pero sólo para las fotos. Arriba, la noche que atajó dos penales al Flamengo y le permitió a San Lorenzo festejar su primer título internacional.
Su mamá Diana, su papá Daniel, su hermana Celeste, su sobrino Santiago, y Noelia, su novia desde hace cuatro años.
