"Liz Truss emitirá un comunicado renunciando como primera ministra después de solo 45 días", informó el diario inglés The Guardian. Luego de horas de incertidumbre, este mediodía la mandataria realizó un comunicado despidiéndose de su cargo, en el que se vio "incapaz" de cumplir con lo prometido.
"Cumplimos con las facturas de energía y con el recorte del seguro nacional. Hemos seguido apoyando a Ucrania y protegiendo nuestra propia seguridad. Y establecimos una visión para una economía de alto crecimiento y bajos impuestos, que aprovecharía las libertades del Brexit", comenzó diciendo, a modo de recuento de sus logos en gestión.
Pero haciendo un mea culpa indicó: "Reconozco sin embargo que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato por el cual fui elegido por el Partido Conservador. Por tanto, he hablado con Su Majestad el Rey para comunicarle que renuncio como líder del Partido Conservador".
"Habrá una elección de liderazgo que se completará la próxima semana. Esto garantizará que permanezcamos en el camino para cumplir con nuestros planes fiscales y mantener la estabilidad económica y la seguridad nacional de nuestro país. Permaneceré como Primer Ministro hasta que se elija un sucesor", concluyó.
Una fuente de The Guardian reveló sobre el clima de descontento social que no dejó de crecer en las últimas semanas contra la líder del Partido Conservador: “Se acabó”. El deterioro tan grande de su cargo se debe al mal manejo del presupuesto, sumido en una población con una tasa de desempleo que no era vista desde los años 60".
A esto se suma la escena caótica que pudo verse el miércoles pasado en el parlamento por la votación sobre una moción laborista sobre el fracking (la fracturación hidráulica, que se utiliza para liberar hidrocarburos). Esto generó un caos en los vestíbulos de votación, con gritos y empujones. En el día de ayer, debido a esa secuencia, dos integrantes claves para el gobierno presentaron sus cartas de renuncia.
Los nombres que más resaltan para suplantar a la ministra son: Rishi Sunak, quien fue canciller de la Hacienda entre 2020 y 2022, en el gobierno de Boris Johnson; Penny Mordaunt, quien actualmente ocupa el cargo de Líder de la Cámara de los Comunes y Lord Presidente del Consejo desde septiembre de 2022; Jeremy Hunt, actual canciller de la Hacienda del Reino Unido; y Ben Wallace, quien actualmente se desempeña como Secretario de Estado de Defensa desde el 24 de julio de 2019.
Lo más llamativo de su renuncia es que en el día de ayer frente al Parlamento, Liz Truss se definió como una "luchadora, no una renunciante" y prometió permanecer en el cargo. Durante esta mañana, un creciente número de parlamentarios conservadores instaron a Truss a renunciar y poner fin al caos. “Es hora de que la primera ministra se vaya”, apuntó la legisladora Miriam Cates. Otro de los diputados, Steve Double, añadió : “Lamentablemente, no está a la altura del cargo”.
Incluso la prensa británica, que suele tener un tinte de mayor afinidad para con los conservadores, se mostró muy crítica. Un editorial del Daily Mail llevaba por título: "Las ruedas del auto de payasos de los toris se han salido".
Liz Truss, la última ministra británica en reunirse con la reina Isabel II
El pasado 8 de septiembre falleció la reina Isabel II. Dos días antes de su muerte, la reina había tenido una reunión muy importante con la nueva Ministra de Reino Unido, Mary Elizabeth Truss, conocida como Liz Truss. La mujer que pertenece al Partido Conservador había comenzado su mandato luego de la escandalosa renuncia de Boris Johnson.
"La reina recibió hoy a Liz Truss en el Castillo de Balmoral. Su Majestad le pidió formar una nueva administración. La Sra. Truss aceptó la oferta de Su Majestad y fue nombrada Primera Ministra y Primer Lord del Tesoro", aseguraron en aquel día tan importante.
En la charla que mantuvieron la reina y la tercer mujer en la historia a cargo de Reino Unido se decidieron los puntos más importantes para el futuro del país, que viene atravesando una terrible recesión desde el comienzo de la pandemia del coronavirus.
Liz Truss prometió en sus primeros discursos bajar los impuestos para impulsar la economía británica al borde del abismo.