El año en que GENTE la descubrió, en 1980, Raquel iba a cumplir los 14. El año en que GENTE acaba de descubrirla, en 2010, Camila suma los 16. Calculemos: 14 + 16 = 30. Ahora procuremos la prueba inversa: 2010 – 1980 = 30. Perfecto. 30 en los dos casos. Justo el número de años que hace que GENTE descubrió a Raquel... ¿Complicado? ¿Se mareó? Entonces relea la introducción o, mejor (modesta sugerencia de quien escribe), limítese a posar su mirada en ambas, y la ecuación le cerrará perfecta. Porque a Raquel Mancini (43, hija de Norma –69– y Miguel –72–, y hermana de Luis –45–, Rafael –41– y Augusto –40–) y a Camila Mancini (16, hija de Carmen –37– y el mismo Rafa) no sólo las une su apellido y su condición de porteñas e hinchas de River Plate. También su envidiable genética.
Camila: Obvio. Si parece mi hermana mayor en lugar de mi tía.
–¿Cuándo te enteraste de que ella era un personaje público?
Camila: De chiquita. La recuerdo posando en la playa para alguna nota, firmando autógrafos mientras paseábamos por el shopping, a la gente señalándola en la calle. Inolvidables imágenes.
Raquel: Desde que era beba me di cuenta de que podía seguir mis pasos. La encuentro parecida en lo físico, pasando por las cejas (un rasgo distintivo de los Mancini), los ojos, y también desde el interior: las dos somos sensibles
y leales.
Camila: Sí, y hasta de carácter similar. Mostramos los mismos gestos cuando nos enojamos, cosa que no ocurre tan seguido, te afirmo. También nos reconocemos un poco tímidas.
–Perdón, ¿hay algo distinto entre ustedes?
Raquel: ¡Las generaciones!
Camila: Que mi tía adora las manualidades y ahora cursa Locución y Periodismo y yo, mientras estudio, juego al hockey en la quinta división del Olivos Rugby Club, amo el cine, los idiomas, leer, escuchar música tranquila y molestar a mi hermano Franco –12– (carcajada).
–Al margen de las escasas diferencias y las multitudinarias concordancias, pareciera que la sobrina terminará apuntando a la misma profesión cargada de exposición de la tía. Hablamos del modelaje y la actuación.
Raquel: Cierto. Y eso exige ciertas precauciones y un gran apoyo del entorno íntimo, ¿no?
Camila: Claro. Confieso que me encantaría trabajar en el medio, aunque para eso necesitaré prepararme mucho. A la belleza hay que saber acompañarla. No quiero ser una hueca andante; lo que quiero es un título. Jamás me llevé una materia, y sueño con ser escribana. Aparte, me considero perseverante y tengo una familia que me apoya y excelentes amigos, que me dan seguridad.
–¿Cuál es al principal lección que te acercó Raquel?
Camila: Un montón a la hora de enfrentar la cámara. El resto, ¿le cantás la lista?
Raquel: Obvio. Accedé únicamente a las propuestas laborales que te atraigan. No te traiciones. Tampoco aceptes por obligación lo que no va con vos. Nunca descuides a tus afectos. Estudiá. Preparate. Sé responsable. Divertite. Conseguite un representante serio, de la misma manera que yo llegué a Ricardo Piñeiro.
–Antes de que avance en sus mandamientos, ¿qué le ha sugerido respecto a las cirugías?
Raquel: Contale, sobri.
Camila: Que si resuelvo operarme, no lo concrete en un consultorio. ¿Seguís, tía?
Raquel: Ella sabe que operarse no es ir a la peluquería ni comprarse zapatos; que yo no estoy en contra de las cirugías, pero, le explico, hay que consumarlas en quirófanos aptos y rodeados de médicos capacitados. Igual, espero que las evite.
Camila: ¿Existirán operaciones para estirar las piernas? Chiste. A veces suponemos que ser linda es ser perfecta, y no lo creo. Cada mujer resulta linda por sus rasgos característicos. Quizá en unas décadas, cerca de los 40 cambie de parecer, si bien lo dudo. Odio las agujas. Me aterran.
Raquel: ¿Cómo “en unas décadas, cerca de los 40”? ¿Me tratás de vieja? Cuidado que no te acerco consejos sobre caballeros, eh.
Camila: Dale, tía, dale, no te enojes.
–Dele, Raquel, dele. No se enoje.
Raquel: Te asustaste, eh. A nivel hombres, te aconsejo no aceptar consejos. O sí: buscate una hermosa persona, hermosa por dentro.
Camila: Buscaré, buscaré. Hoy prefiero disfrutar de mi edad, salir con mis amigas. Ya llegará el momento de casarme y criar dos, tres hijos. Sin embargo, admito que me gustan los carilindos. Lógico, además de los respetuosos, inteligentes y fieles.
Raquel: Si no te trata como una dama, a tu candidato lo mato. A mí me encantan los señores que cumplen los requisitos que dio Cami, salvo, y he ahí otra diferencia, aquello de carilindos. A mí dame un tipo que dialogue, me contenga, me genere admiración... Ahí caigo rendida.
–¿Una última indicación para su heredera?
Raquel: Se la dejo librada a su corazón. Sé que ella será mi versión perfeccionada.
Camila: Gracias, tía. Yo pago los licuados.
Raquel: De nada, sobri. Vos lo merecés.
“¿Qué consejos me darías para seguir tu carrera?”, le pregunta la sobrina a Raquel. “Upa, complicado... Mejor sacá un cuaderno y anotá, Cami”, contesta, simpática, la eterna diosa.
NACIMIENTO: 26 de septiembre de 1966, en Buenos Aires.
ESTATURA: 1,70 metro.
MEDIDAS: 90-62-95.
PESO: 55 kilos.
COLOR DE OJOS: Verde.
CALZADO: 38.
PERFUME: Deep Red, de Hugo Boss.
LO MÁS LINDO DE SU AHIJADA: “La cara, el cuerpo, los ojos, el pelo, ¡¡todo!!”.
NACIMIENTO: 25 de noviembre de 1993, en Buenos Aires.
ESTATURA: 1,74 m. MEDIDAS: 85-63-93.
PESO: 55 kg.
COLOR DE OJOS: Verde.
CALZADO: 38.
PERFUME: Very Valentino.
LO MÁS LINDO DE SU MADRINA: “Sus ojos, su cara y su carisma”.