Las inolvidables 26 fotos de Antonio Gasalla (1941-2025), el ícono del humor que retrató con sarcasmo a la sociedad argentina – GENTE Online
 

Las inolvidables 26 fotos de Antonio Gasalla (1941-2025), el ícono del humor que retrató con sarcasmo a la sociedad argentina

Revista GENTE despide al genio de la risa despiadada con las mejores imágenes de archivo que custodian la memoria de su brillante trayectoria.
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Desde las tablas del under hasta la televisión que devoraban millones, el genio de Antonio Alberto Gasalla mutó sin perder el filo. No hubo solemnidad que no desarmara, ni poder que no ridiculizara.

En los sótanos de los ’70, con la audacia de quien se burla del miedo, encarnó mujeres de clase alta desquiciadas, viejas de lengua viperina, inocentes perversos. Luego, la televisión lo encumbró sin domesticarlo.

Con Susana Giménez conquistó la masividad, pero su esencia se mantuvo intacta: un humor feroz, quirúrgico, que retrataba lo más oscuro del alma argentina. Mamá Cora, La empleada pública, la Abuela, Soledad Solari, Inesita y Bárbara Don’t Worry: personajes convertidos en espejos deformantes, donde el país se miraba y reía, acaso incómodo, acaso fascinado.

No era solo chiste, era disección. Gasalla no se reía con el público, sino del público, y eso lo hacía inmortal.

Desde sus comienzos y desde el under más ignoto, Antonio Gasalla revolucionó todo lo que tocó. Su amor por la actuación quedó grabado a fuego en frases como esta: "Yo soy un artista, y los artistas no se cansan".
Otra histórica imagen de su juventud, taggeada a mano por el equipo de GENTE a mediados de los 70's: "Antonio subiendo el Obelisco".
Junto a Carlos Perciavalle, Gasalla fue el pionero del café concert. Tras un fenómeno de 30 años juntos, se despidieron del formato, como recordó Antonio, “justo cuando empezamos a aparecer en las Antena y las TV Guía”.
"Mucha gente cree que es una mujer real, y eso me encanta. Yo simplemente tomé a esas abuelas que todos tuvimos en algún momento y les di vida", dijo alguna vez Gasalla sobre su icónica Mamá Cora, tan solo una de las abuelas que retrató en su carrera.
"El teatro es monárquico. Alguien tiene que decir cómo son las cosas y uno lo tiene que respetar. Un pintor puede ser anárquico, puede pintar un rato hoy y seguir mañana, y pintar lo que quiere, pero un actor no", dijo alguna vez acerca de la liturgia de ser actor y "el respeto por los horarios".
Su relación con Diego Armando Maradona era más que estrecha. En varias oportunidades invitó al astro a sus programas. Uno de sus memorables encuentros fue cuando en 1992, en La torre de Babel, Pelusa cantó una versión del tango El sueño del pibe. En ese momento, El Diez atravesaba una dura suspensión relacionada con un doping positivo.
¿Una de sus frases de cabecera? “Yo nunca hago nada con lo que no esté de acuerdo”. En la foto, posando para GENTE con una gigantografía de una de sus tapas en la revista.
"Buenos Aires era una fiesta. De pronto aparecíamos en la casa de alguien que no sabíamos ni quién era porque alguien nos invitaba. Al rato, alguno siempre empezaba a pedirnos algo. Entonces nos parábamos arriba de una mesa o de una silla, se formaba un círculo alrededor y largábamos", dijo Gasalla sobre sus comienzos junto a Perciavalle en el café-concert.
El deseo de sus padres era que fuera odontólogo, pero se convirtió en una leyenda del humor. El comportamiento de las diversas criaturas en las que se convertía reflejaban lo que pasaba en nuestra sociedad. Uno de sus blancos predilectos, la clase alta argentina, a la que retrató sin piedad.
Además de actor, guionista de televisión, director, dramaturgo, productor y profesor de teatro. "Aunque estudies y cuentes chistes quizás nunca seas gracioso. El humor se genera de una situación trágica, no es prestado, implica una posición ante la vida", sentenciaba.
El último capocómico, maestro de la sátira y el absurdo. Brilló en teatro, tele y cine (no es necesario recordar la inolvidable Esperando la carroza) y se dio el lujo de sorprender siempre. Uno de sus momentos de no creer fue en 1990 cuando entrevistó a David Bowie desde Río de Janeiro.
Con Perciavalle se conocieron en 1960, el día que dieron la prueba para ingresar en el Conservatorio de Arte Dramático.
"Cuando entré al Conservatorio yo ya había interrumpido la carrera de odontología. El Conservatorio me abrió la cabeza: me dio lo que quería sin saber lo que buscaba".
Gasalla lo tenía muy claro: "Los únicos límites del humor deben ser no insultar y no degradar a nadie".
"Reir nos diferencia de los animales y el ser humano es el único que puede elaborar conceptos a través del humor", solía decir.
Juntos solían cantar: “Porque está muy de moda y parece una joda / todos quieren hacer café concert”.
Una de las fotos que retratan su paso al frente de El mundo de Antonio Gasalla, su histórico ciclo emitido semanalmente por ATC entre los años 1988 y 1990.
"El cómico era alguien que no se sabía muy bien de dónde salía y que un día lograba su consagración en la revista. Lo máximo era llegar a encabezar el Maipo o el Nacional. Había algo aristocrático en el humor, una jerarquía en cuya cúspide estaba el capo cómico", dijo Gasalla al recordar cómo era hacer reír en los 60's.
Sobre vivir y crear en los 60's: "Hasta entonces éramos todos más ingenuos. El susto más grande era la bomba atómica: esa angustia existencial que te agarraba cuando te planteabas que todo podía desaparecer de golpe. Por eso, en el video que mostramos en el espectáculo de Broadway arrancamos desde el 68, con el Mayo Francés, la revolución cultural, la libertad sexual, muchas de esas cosas que circularon por todo el mundo".
"No nos venían a ver los críticos y ni siquiera salíamos en las carteleras de los diarios. Pero igual teníamos los locales siempre llenos", aseguraba Antonio sobre sus comienzos en el café-concert junto a Perciavalle.
Gasalla sobre las críticas y los odiadores: "Lo que digan los colegas me tiene sin cuidado, me importa la opinión del público. Los que me odian nunca me importaron".
"Con Antonio nos tirábamos al suelo de risa". Así recordó Moria Casán cómo era trabajar con el capocómico.
“La gente no necesita leer reportajes para saber quién soy”, disparó en 1997 en una entrevista con La Nación justo cuando estaba en la cima de sus popularidad.
Sobre su entrega a su audiencia: “Hagas lo que hagas, el éxito comienza cuando vos te entendés con el público que va a consumir lo que hacés. El día que se corta ese piolín, sonaste”.
Su interpretación de la maestra Noelia era revolucionaria: aseguraba que debía haber educación sexual en los colegios.
Su primer Martín Fierro lo ganó en 1989. Se alzó con la estatuilla de Oro en 1995. En 2023, lo distinguieron con el premio a la Trayectoria, pero no pudo estar presente en la ceremonia por su estado de salud.

Fotos: Archivo Grupo Atlántida.

Compilación de material de archivo: Gustavo Ramírez.

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