Murió Carlos Menem: las frases y los furcios más grandes de su carrera política – GENTE Online
 

Las frases y los furcios más grandes de la carrera política de Carlos Menem

Desde su aparición en los medios, Menen se caracterizó por su templanza a la hora de hablar. Frases memorables que quedarán en el colectivo popular. 
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Si algo caracterizó a Carlos Menem fue su disponibilidad para hablar. Tan sólo alcanzaba con ponerle un micrófono enfrente para que comenzara a explayarse sobre cualquier tema. Hacía un arte de su verba. Sus recursos para referirse a cualquier cuestión hicieron que los furcios sean parte de su vida política, su marca y su sello distintivo.

Muchas de esas frases características siguen en la memoria colectiva de los argentinos. Entre ellas, la que utilizó la vez que dijo que se iba a poder viajar en cuestión de horas de la Argentina a cualquier parte del mundo gracias a los vuelos espaciales por la estratósfera.    

“Síganme, que no los voy a defraudar”, fue su frase en el cierre de campaña en 1988 y quedó como su latiguillo más significativo. Con sus palabras, prometió una revolución salarial.

“Sólo puedo ofrecerle a mi pueblo sacrificio, trabajo y esperanza... Sólo puedo asegurarle que seré el primer argentino a la hora de la austeridad, de poner el hombro, de apretar los dientes, del esfuerzo”, manifestó en julio de 1989 en el discurso inaugural de la Asamblea Legislativa.

“Voy a gobernar por los niños pobres que tienen hambre y por los niños ricos que tienen tristeza”, comentó cuando empezaba a argumentar su campaña presidencial, señalando en qué lugar iba a poner sus energías políticas.  

“Declaro a la corrupción un delito de traición a la patria”, fue otra de las sentencias de Menem que quedarán sobrevolando en el aire.

“El país necesita cirugía mayor sin anestesia”. Con esta expresión definió su plan económico antes de llegar por primera vez a la presidencia.

"Ramal que para, ramal que cierra”, fue una de las amenazas que utilizó Carlos en uno de sus primeros enfrentamientos gremiales con los ferroviarios.

“Estamos mal, pero vamos bien”, dijo en 1990, cuando la economía se derrumbaba en plena hiperinflación.

“Mi obra de cabecera son las obras completas de Sócrates”, se jactó, aunque el filósofo griego no dejó ninguna obra escrita.

“La Ferrari es mía, mía, mía. ¿Por qué voy a donarla?”, sostuvo cuando recibió como regalo un lujoso auto de la firma italiana.

“Los grandes negocios son como los peces en el agua: no dejan huella”, respondió en una conferencia de prensa cuando las denuncias por corrupción lo perseguían.

“Perdón, perdón. Me confundí de discurso”, dijo en 1994. Había leído un texto durante casi un minuto que no encajaba con el lugar en el que estaba.

“Que Kirchner se quede con su 22 por ciento; yo me quedo con mi pueblo. Gané la primera vuelta y me voy”, comentó luego de anunciar que se bajaba de la segunda vuelta en las elecciones contra Néstor Kirchner.

“En todos los gobiernos hubo corrupción, salvo en el mío”, comentó en una entrevista con la CNN en 2018.   

     

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