"Yo quiero ser el Carlos Pellegrini del siglo XXI". Así, con la aspiración de asemejarse con el presidente argentino entre 1890 y 1892, Javier Milei (54) define su meta como Jefe de Estado, una declaración que sintetiza su visión y también su autoestima.
Para entender los recovecos de su mente, es clave descifrar lo que Marcelo Alejandro Duclos y Nicolás Márquez, biógrafos del mandatario y autores de Milei: La revolución que no vieron venir, nos revelan qué detallan su vida, sus orígenes, sus actitudes y su psicología ante los desafíos políticos y personales.
Una infancia dura, a la que se repuso con resiliencia
Milei describe su infancia como "dura", marcada por maltratos físicos y una exigencia extrema. Esa experiencia lo llevó a desarrollar una capacidad de resistencia fuera de lo común.
Según Márquez, su resiliencia es clave para entender su estilo político: la adversidad nunca lo frena, sino que la convierte en una oportunidad para demostrar fortaleza.
Tal como agrega Duclos: “Este rasgo se evidencia en su actitud desafiante frente a las críticas y los conflictos”. Para sus seguidores, es prueba de carácter; para sus detractores, un reflejo de obstinación.
Frialdad estratégica: el Milei que pocos ven
Si bien su imagen pública es la de un político eufórico y explosivo, quienes lo conocen de cerca aseguran que en privado es calculador y sereno.
Márquez recuerda una charla privada en plena tensión por la Ley de Bases, cuando Milei, en lugar de mostrarse angustiado, le transmitió una calma inquebrantable. "Está jugando un partido con siete contra un equipo que no quiere perder privilegios y va ganando 1 a 0", grafica el biógrafo.

Ese control emocional, más que impulsivo, explican sus biógrafos, “lo acerca a los líderes que saben mantener la cabeza fría incluso en el caos”.
La influencia del rock en su discurso y estilo de vida
Según Márquez y Duclos, a pesar de su discurso anti-establishment, "Milei sabe manejar su imagen con la precisión de una estrella de rock". Se presenta como un outsider, pero construyó su ascenso con la meticulosidad de un artista que prepara su gran gira.
Sus redes sociales son una extensión de ese personaje: celebra sus logros con ironía, como cuando compartió su inclusión en la lista de Time de las 100 personas más influyentes del mundo, un guiño a quienes alguna vez lo subestimaron.
Para Márquez, su forma de comunicar no es solo ego, sino una estrategia. "Es un mensaje a los que lo menospreciaron en el pasado: ‘Miren hasta dónde llegué’".
Aunque su imagen pública es la de un hombre de traje y corbata, su identidad está atravesada por el espíritu provocador del rock. Su fascinación por los Rolling Stones no es solo una cuestión musical, sino una clave para entender su estilo político.
Según sus biógrafos, Milei se concibe a sí mismo como un líder de masas en un concierto de rock. De hecho, muchas de sus frases —como "Yo no vine a guiar corderos, vine a guiar leones"— refuerzan esa construcción escénica.
Incluso su relación con su hermana, Karina Milei, tiene un guiño musical: "Cuando dice que su hermana es 'El jefe’, lo toma de She’s the Boss (1985), el primer disco solista de Mick Jagger", explican Duclos y Márquez.

Minimalismo y obsesión por la economía
Detrás de la imagen estridente, Milei lleva una vida sorprendentemente austera. Lo cuentan de primera mano Duclos y Márquez: “No fuma y no bebe alcohol”. Además, su alimentación es mínima: su desayuno habitual es un té con criollitas. Su único lujo, si se le puede llamar así, "es su obsesión por la economía".
Tal como contaron, tiempo atrás su austeridad ya era un estilo de vida para lograr ahorrar. “Él tiene un modo economicista para vivir. En un momento llegó a pesar 120 kilos porque comía pizza todos los días, pero lo que no era negociable es la comida de sus perros. Él les da una prioridad en su vida personal”, aseguran.
Sus biógrafos resaltan que cuando da conferencias en universidades internacionales, lo hace sin discursos preparados, basándose solo en títulos y conceptos clave. Su famosa carpetita, siempre presente en sus apariciones, "no es un accesorio trivial: contiene apuntes y papers académicos", un reflejo de su preparación casi obsesiva.
Terapia, traumas y lealtades
Más allá de su imagen pública, Milei ha reconocido su paso por la terapia. Su psicólogo, Marcos, jugó un papel clave en su desarrollo personal, aunque la verdadera figura central de su vida es su hermana Karina, a quien considera su sostén emocional desde la infancia.
En su círculo íntimo, sus aliados más cercanos han sido Guillermo Francos y Nicolás Posse. Sin embargo, su estilo disruptivo ha generado tensiones incluso entre los liberales que lo acompañaron en su ascenso.
"Muchos liberales no se tomaron bien su irrupción", señala Duclos. Y agrega: "Pasamos de un liberalismo marginal a una revolución de ideas con impacto real. No lo voy a poner en un rol de Mesías, pero cambió el juego".
En suma, según los dichos de sus biógrafos, la psicología de Javier Milei se construye sobre una serie de evidentes contrastes. Y a pesar de su imagen de outsider y de vanagloriarse con una retórica provocadora que genera mucha resistencia, Duclos y Márquez, que lo conocen desde hace más de diez años y han vivido sus comienzos, aseguran que posee una mente estratégica y que su estilo propio lo convierten en “un líder disruptivo que quiere reescribir la historia”.
Fotos: archivo Grupo Atlántida y Fotonoticias.