El pasado 9 de octubre, el filántropo, poeta y dramaturgo Alejandro Guillermo Roemmers pasó a formar parte de la historia de la destacada Universitá Antonianum de Roma cuando le entregaron un reconocimiento por sus años de trabajo, aporte y dedicación. Roemmers recibió el máximo título académico otorgado por la universidad y se convirtió en el primer laico en recibir dicha condecoración: el Doctorado Honoris Causa en Filosofía con especialización en Ecología integral.
Al recibir el premio, Roemmers declaró: “Es un honor y un impulso recibir este reconocimiento”. Además, agradeció a las autoridades académicas, a sus amigos y allegados presentes, y agregó: “Cuando uno está pleno y feliz surge la necesidad de compartir ese bienestar con quienes nos rodean y nos preocupamos por el orden y la belleza de nuestro entorno. Por ello, hace más de tres décadas promuevo la Ecología Humana como base necesaria sobre la cual asentar los principios y metas de cualquier ecología ambiental. Desde chico fui criado con los valores cristianos, y considero que la forma más sencilla de experimentar el estado de plenitud y felicidad es estar disponibles y desear hacer algo positivo por cada persona que se comunica con nosotros; dar aquello que queremos recibir. Como humanos sentimos una gran felicidad cuando podemos hacer algo bueno por alguien. Es para mí un honor y un impulso recibir este reconocimiento, para continuar accionando de esta manera”.
En la jornada, también estuvieron presentes el ministro general de la Orden Franciscana de los Hermanos Menores, fray Massimo Fusarelli; el Excmo. Rector Magnífico de la institución, Agustín Hernández Vidales; el poeta Luis Alberto de Cuenca; el doctor en Derecho y presidente de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja y el padre Ignacio María Doñoro, entre otras personalidades.
En la ceremonia, a Roemmers se lo destacó por promover la ecología integral, además de ser un promotor del magisterio del papa Francisco y del carisma franciscano. En abril de este año, ya había sido distinguido con el premio San Francisco de Asís, otorgado por primera y única vez por la Orden Franciscana de los Hermanos Menores.
Además, por aquella fecha también impulsó dos eventos en pos de la paz y la fraternidad humana: el Abrazo de Asís, organizado en la Porciúncula del Santuario de Santa María de los Ángeles; y el encuentro “Not Alone”, realizado en la Plaza San Pedro, y que reunió a 30 premios nobel del mundo.