Koh Tao es una isla tailandesa, conocida por sus paradisíacas islas. Sin embargo, desde 2014, una serie de fallecimientos que se produjeron en su territorio en situaciones extrañas causaron un impacto negativo.
Ahora se sumó la muerte del magnate tailandés Rakeshwar Sachathamakul y su esposa Anshoo, que fueron encontrados sin vida en un resort de lujo del país asiático. El extraordinario complejo está ubicado en la llamada “Isla de la muerte”, ya que se reportaron nueve fallecimientos producidos, incluyendo el de la turista argentina Rocío Gómez.
Sachathamakul y su mujer habían llegado a la isla junto a Ratish, el hijo de ambos. Tras hacer el check-in, la pareja se dirigió a la pileta del hotel y su hijo se fue a caminar por la playa. Según informó la prensa local, al regresar el joven encontró a sus padres sin vida flotando en la piscina.
A la espera de los resultados de las autopsias, la principal hipótesis de los investigadores es que uno de ellos estuvo cerca de ahogarse y el otro se acercó a asistirlo.
Para asegurarse de que no haya habido otras personas involucradas en la muerte de la pareja, la policía tailandesa confiscó todos los videos del sistema de vigilancia del resort. De todos modos, las autoridades del hotel informaron que las cámaras de seguridad no estaban funcionando al momento en que se produjeron las muertes.
Los antecedentes de la “Isla de la muerte”
La vida marina del resort de Koh Tao es uno de sus grandes atractivos para cautivar a los turistas extranjeros, siendo el buceo una de sus principales actividades. Pero en la última década se le conoce más por unas extrañas muertes, muchas de ellas todavía sin explicación.
Fue en 2014 cuando se inicia esta serie de fallecimientos bajo extrañas circunstancias. Dos jóvenes de origen británico, David Miller y Hanna Witheridge, fueron asesinados en la isla; antes de su muerte, la mujer fue agredida sexualmente.
Más tarde, dos visitantes de Birmania fueron acusados de perpetrar el crimen y condenados a pena de muerte, aunque finalmente fue conmutada por cadena perpetua. Aunque inicialmente confesaron, más tarde se retractaron y aseguraron que la Policía usó la tortura como forma para presionarlos.
Tras ello, en los últimos años se han repetido nuevos incidentes con turistas de Bélgica, Francia, Reino Unido, Rusia y Nueva Zelanda. Incluso, familiares de las víctimas llamaron la atención sobre los intentos de la Policía por encubrir las investigaciones. Otro de estos extraños casos fue el de Nick Pearson, ciudadano británico que fue hallado sin vida flotando en la bahía de Koh Tao en 2014, bajo un acantilado de 15 metros. A pesar de que la policía del país insistía en que se había precipitado, varias heridas en su cuerpo, cara y extremidades sugerían que podía haber sido atacado.
Un año más tarde, en 2015, las autoridades concluyeron que la turista Christina Annesley falleció en la isla por causas naturales, tras mezclar antibióticos con alcohol. Antes de realizarle un examen post-mortem, su cuerpo se dejó durante varios días en un templo. Además, el médico forense de Reino Unido no aceptó los resultados de dichos exámenes.
Llamativo fue también el caso de Dimistri Povse, que fue encontrado colgado en un bungalow. Lo extraño, en este caso, es que tenía las manos atadas a la espalda. Las familias de los fallecidos aseguran que las irregularidades en las investigaciones pueden responder a las acciones de la mafia, con posibles vínculos con las autoridades locales.