Madona cósmica es una de las obras más emblemáticas de Salvador Dalí. Fue realiza en 1958 y desde entonces, solo se sabía de su existencia a través de fotos en blanco y negro.
La pieza, que se expuso en tres oportunidades, fue mostrada por última vez en 1965, en Nueva York. Desde entonces no se supo más nada y la incertidumbre sobre el paradero de tal obra maestra rebotaba en los fanáticos del arte.
Quien compró la pintura en su momento falleció e inmediatamente pasó a los herederos que en los últimos días decidieron que en otras manos va a estar mucho mejor.
Se comunicaron con el tasador Bernard Ewell, un entendido en el trabajo de Dalí, para que le pusiera precio y se encargara de venderla. Por el momento no se publicó su valor, aunque se estima que va a rondar los 20 millones de dólares.
La Madona cósmica es una obra de 152,5 por 91,5 centímetros, y fue rebautizada por el mismísimo creador como El corte de la oreja de Van Gogh desmaterializándose desde su espantoso existencialismo y explotando al modo de un pión durante el deslumbramiento de la Madona Sixtina de Rafael.
El curador Eliott H. King recordó el cambio de nombre por parte del pintor y detalló el motivo que lo llevó a Salvador a dar este paso. “Dalí recuerda la hipótesis de los teólogos medievales de que la Virgen María concibió por medio de la palabra de Dios, y, por lo tanto, fue inseminada a través de su oído”.
Artista prolífico, la particularidad que ronda a Dalí es que varios grabados y dibujos se encuentran dispersados por el mundo. Sin embargo, no ocurre lo mismo con sus pinturas.
De hecho, la Madona cósmica es la única que en este momento puede ser adquirida por una persona física o empresa, las restantes de su creación se encuentran en museos o colecciones privadas.