Laura Viviana Vannelli (59) recuerda que en algún momento fue una niña de nueve años que se crió en una casa que tenía en el fondo una huerta y “animales que se mataban para comer, como gallinas, pollos y conejos".
"A mí la carne me dejó de gustar antes de cumplir diez años, cuando desde un ombú al que me había trepado con mis primos, vi cómo le golpeaban la cabeza a una vaca para matarla”, reflexiona la creadora del restó Mattinata y menciona cómo tomó su decisión su familia: “Me enteré de grande de que me dieron carne dentro de las salsas diciéndome que no tenía carne. Mi mamá no se daba cuenta de que me podía dar otra cosa, o suplementos”.
Pasaron los años. De los veinte a los veinticinco trabajó como maestra jardinera. “Descubrí que mis alumnos no sabían que las zanahorias tienen hojas verdes, o que los rabanitos crecen en la tierra. En todos los jardines donde trabajé tuve una huerta. A fin de año, todos los padres me agradecían que los chicos comieran verduras y tomaran jugos y agua naturales, y no gaseosas. Todo es cuestión de educación”, afirma sin titubear la mujer que hoy le enseña a la gente a comer bien a través de cursos y seminarios. Sin embargo no siempre fue ésa su vocación.
En el 2009 –hace sólo doce años– tenía una empresa de diseño, hasta que a su hermana le detectaron un tumor benigno que debía ser operado. Rememorando ese duro momento, Vannelli cuenta: “Cuando la estaban interviniendo nos avisaron que el tiempo necesario se iba a extender a catorce horas, porque le explotó el meningioma y se le enredó en el nervio óptico…"
"En ese momento me fui a un parque, hice cuatro saludos al Sol y le dije al Universo que si salvaba a mi hermana yo dejaba mi empresa de diseño y me dedicaba a enseñarle a la gente a comer bien. Y así fue. Pasó la operación y yo arranqué dando cursos ad honorem. Me contacté con médicos, con nutricionistas, y seguí estudiando. Y desde hace seis años estoy en este espacio que hoy es Mattinata (Catamarca 2188, Martínez). Se llama así porque el restaurante es un amanecer, un despertar, y yo siento que siempre estuve en la búsqueda de despertar conciencia”.
Yo fui ultra vegana, ultra raw vegana y ultra macrobiótica, y hoy me alimento escuchando a mi cuerpo. Mi heladera y mi despensa no se parecen a la del argentino promedio. Entre otras cosas, en casa siempre hay algas, vegetales crudos o al vapor, quinoa, pastas sin gluten, postres sin azúcar, jugos verdes, huevo, aceite de coco, agua de mar isotónica, chía y aceite de oliva y de girasol en crudo
LOS DIEZ CONSEJOS IMPRESCINDIBLES DE LAURA
1) Organizar la compra sabiendo qué voy a cocinar en la semana. De esta forma compro sólo lo que voy a usar, sin malgastar mi dinero.
2) Consumir jugos verdes. Están llenos de clorofila y vitamina C.
3) Realizar alguna actividad física que me guste y me permita conectar con mi cuerpo.
4) ¡No olvidarse de los alimentos con probióticos! Promueven la salud y el crecimiento de nuestras bacterias intestinales buenas, nos ayudan a sintetizar vitaminas, a absorber nutrientes y a proteger el sistema inmune.
5) Consumir alimentos ricos en fibras (vegetales y frutas), alimentos antioxidantes, y verduras y frutas (sobre todo las de color rojo).
6) Tomarse cinco minutos por día para respirar profundo y pensar en intenciones positivas que me ayuden a crecer.
7) Elegir tener una buena salud comiendo menos enlatados y procesados, y consumiendo más comida basada en las plantas.
8) Al levantarme, agradecer mi nuevo día y disfrutar de lo que vaya a hacer.
9) Leer las etiquetas de lo que compro.
10) Tomar el jugo de un limón con agua tibia, que ayuda a limpiar la toxicidad acumulada durante la noche.
Creo que esto hay que llevarlo desde el amor y la comprensión. Yo estoy en contra de la guerra de los veganos activistas contra los carnívoros, porque entiendo que a cada uno le llega su momento, y que no todos quieren o pueden ser veganos. Porque un vegano necesita suplementos y, al que no los puede pagar, ya no le rinde. Sería bárbaro que el Gobierno pueda sustentar a los que quieran ser veganos, porque la no matanza es muy respetable
SU RECETA MÁS ESPECIAL: Roll de berenjena con crema de cajú, tomate, pesto y brotes de alfalfa.
Ingredientes
l Berenjenas, cantidad necesaria. Tener en cuenta que de una berenjena se sacan unas 6 láminas.
l 1 palta en cubitos.
l Tomates secos rehidratados.
l 1 taza de castañas de cajú.
l Vinagre y agua, cantidad necesaria.
l Sal marina o rosada a gusto.
l Especias a gusto: pimentón ahumado, ajo, pimienta, eneldo, limón y cebolla de verdeo.
Preparación:
l Cortar las berenjenas con mandolina y grillarlas. Reservar.
l Crema de castañas: Colocar una taza de castañas de cajú en agua con vinagre para lavarlas durante 20 minutos. Luego de su limpieza, descartar el líquido, enjuagar las castañas y colocar en agua mineral o purificada para rehidratarlas durante 2 o 3 horas. Pasado ese tiempo, descartar el agua, enjuagar nuevamente y llevar las castañas a una licuadora, cubriéndolas hasta la mitad de su volumen con agua nueva. Agregar una pizca de sal y condimentar con la especia elegida. La consistencia debe ser igual a la de un queso untable.
l Para el armado, tomar una lámina de berenjena, colocar en un extremo una cucharada de crema de cajú, agregarle un trocito de palta y tomate rehidratado. Una vez terminado el rollito, acomodar los involtini, cubrir el plato con una salsa de tomate y especias que nos guste, y decorar con pesto y brotes.
Ingredientes
l Berenjenas, cantidad necesaria. Tener en cuenta que de una berenjena se sacan unas 6 láminas.
l 1 palta en cubitos.
l Tomates secos rehidratados.
l 1 taza de castañas de cajú.
l Vinagre y agua, cantidad necesaria.
l Sal marina o rosada a gusto.
l Especias a gusto: pimentón ahumado, ajo, pimienta, eneldo, limón y cebolla de verdeo.
Fotos: Alejandro Carra.