–¿Tratás de educar a tus hijos (fruto de su relación con el actor mexicano Gael García Bernal) en el feminismo?
–Sí. Los cambios de paradigma se imponen aunque no quieras. Por supuesto que hay niños que tienen padres más conservadores que otros, pero mis hijos –más allá de que yo los ayude a pensar– traen una impronta personal. Libertad (8) sabe perfectamente que su cuerpo es suyo y que sus partes íntimas también. Habla del patriarcado. Ella se pregunta, por ejemplo, por qué se dice “padres” cuando hay una madre y un padre... Bueno, voy a empezar a decir: “Ahí vienen mis madres”. ¡No sabés lo que es!
–¿Y tu hijo Lázaro?
–Él tiene diez y canta: “Se va a caer/ se va a caer...”. Van a un colegio progre y re buena onda, así que vienen re educados... Tienen ESI (Educación Sexual Integral), y me enseñan a mí.
–¿Qué por ejemplo?
–Libertad me cuestiona: “Mamá, ¿por qué me compraste la funda del coso de deportes rosa? Ay, ¿vos con el feminismo me compraste rosa...?” Cositas así. Vienen con todo. Ya ni siquiera es por nosotros, que venimos queriendo cambiar los mandatos que nos enseñaron.
–¿Cómo enseñarles a tener empatía por el otro a hijos con privilegios?
–Siempre insisto en que miren al que no tiene. En casa yo hablo mucho de la justicia. Les digo que es una injusticia que ellos puedan comer y otros no, no es que se lo merecen. Me preocupo de que estén enterados de lo que pasa en el país, pero claro que pueden tener un compañero que les dice cosas horribles y se la tienen que fumar igual.
Fotos: Chris Beliera.