Se conocieron en el estudio de abogados, hábitat natural de los Cúneo Libarona. Luli Fernández (26) llegó acompañada por su madre, y Rafael (47) fue el encargado de guiarlas hasta el despacho de su hermano menor, Cristian (44). “Cuando entró en la oficina me quedé con la boca abierta. Apareció un morocho de metro noventa con una presencia que me impactó... Tanto, que hoy me caso con él”, cuenta a GENTE la modelo de Multitalent sobre su flamante marido.
CIVILMENTE CASADOS. La ceremonia se llevó a cabo en el Registro Civil de Coronel Díaz y Beruti, una hora más tarde de lo estipulado (a las 14.45 horas), por demoras en el casamiento anterior, casualmente el de Diego Santilli y Analía Maiorana. Luli, con un vestido de Natalia Antolín, zapatos de Ricky Sarkany y el anillo de compromiso made in Tiffany’s, habló para GENTE minutos después de firmar la libreta. “Estuvieron todas las personas que queríamos: familia, amigos y gente cercana. El casamiento se demoró un poco, así que la adrenalina y los nervios fueron en aumento. Tenía una revolución en la panza. No eran mariposas... Se me estrujaba de ansiedad”. Después de pasar por el acto civil, los familiares más cercanos se juntaron a brindar por la nueva pareja. El fin de semana los novios se escaparon al campo, donde también harán la fiesta en marzo. “Nunca pensé que me podía emocionar tanto en el Civil. Durante la charla del juez no pude controlar las lágrimas. Fue emocionante”, confesó Luli.
–¿Qué sentiste al firmar?
–Nervios, adrenalina. Me temblaban las manos, porque era consciente de lo que estaba firmando: un pacto de por vida con esa persona.
–¿Cómo te recibieron los Cúneo Libarona?
–Todos me dijeron lo mismo: “Bienvenida a la familia”. Creo que desde el principio entendieron que mi relación con los cuatro hijos de Cristian –Santos, María, Vicente y Luli– es respetuosa y cálida. Eso los dejó tranquilos. Los quiero un montón y sé que ellos a mí también. Coronamos una relación hermosa. Esto es el comienzo formal de la familia que venimos construyendo desde hace tres años.
–“Hasta que la muerte los separe” suena fuerte.
–Con Cristian siempre fuimos conscientes del paso que estábamos dando. Es típico que la gente se sienten acorralada cuando escucha la frase “para siempre”. Pero nosotros somos tan conscientes de lo que elegimos que esos nervios se transforman en felicidad.
Cerca de las 15 horas, Luli y Cristian salieron del Registro Civil de Coronel Díaz con la libreta roja en sus manos: ya eran marido y mujer. Puertas afuera, sus invitados los bañaron en arroz.
Los novios se toman de la mano en la sala, a pocos minutos de quedar unidos ante la Ley.
Flamantes marido y mujer ponen la firma en el libro de actas.
Momento consagratorio del casamiento. El beso que sella la unión.
