Podrían pasar inadvertidos entre muchos jóvenes que pasean por el Barrio Chino con looks similares: pelos de colores vibrantes, peinados con estilo aniñado (mil hebillas en tonos pastel, por ejemplo), ojos con delineados estilizados, toques de glitter en el rostro y ropa con reminiscencias de los 80'.
O ser el centro de atención por sus pasos de baile: tienen coreografías coordinadas como si ensayaran en equipo, aunque en muchos casos ni siquiera conocen algo más que sus nombres y sólo se hayan visto un par de veces en estos encuentros en Paseo Beijing, debajo de la estación Belgrano C de la línea Mitre. Son fanáticos del K-pop y se reúnen siempre que pueden a ensayar y mostrar coreografías de sus bandas favoritas.
“Pasamos, bailamos, cuando el parlante se queda sin batería hablamos y nos divertimos un montón”, dice Pablo intentando explicar la dinámica del grupo que desde hace más de dos años se encuentra en el mismo lugar para bailar los pasos característicos del K-Pop que vio bailar a los jóvenes de distintas bandas surcoreanas.
“Una vez los vi bailar cuando vine al Barrio Chino y me invitaron. Somos como una familia. Formamos un grupo muy lindo”
Martina
Chingus (amigos) es el vínculo que, según Paw Depp, una de las referentes del K-Pop en Argentina, define a los Kpopers. “Para la mayoría de los seguidores este estilo es unión y amistad. Somos muy generosos entre nosotros y nos apoyamos constantemente”, señala y lleva a pensar en la repercusión que el movimiento tiene internacionalmente.
'Ola coreana' o Hallyu es como se conoce a la influencia surcoreana que no cesa de crecer en el mundo y que durante 2020 mostró su potencial en el activismo social. Cuando la sociedad salió a la calle con la consigna Black Lives Matter muchos fandoms (grupos de fanáticos) impulsaron a sus miembros a llenar las redes con memes y videos de sus ídolos utilizando los hashtags de quienes se oponían a las marchas: el objetivo se cumplió cuando hicieron colapsar el sistema.
Reunidos alrededor de un parlante, en el que suena un interminable compilado de canciones -principalmente, de boy o girl bands de Corea del Sur, pero también de grupos de Japón o China- unos 60 o 70 jóvenes de entre 14 y 20 años se comunican a través de la danza.
En el centro están quienes conocen la coreografía de cada tema. O, mejor dicho, quienes se animan a ser mirados practicándola, ya que son muchos los que replican los pasos en la improvisada platea. “A veces la gente nos mira raro, pero está bueno porque es la única forma de seguir bailando”, comenta Ema.
“Me gusta el pop en general. El coreano, además, tiene coregorafías interesantes. Cada banda tiene un paso específico y está bueno bailarlos”
Kathrina
Allí también hay personas que jamás escucharon hablar del Kpop pero que probablemente hayan escuchado muchos de sus hits (entre ellos, Gangnam Style, el tema de PSY que en 2017 marcó un récord al ser el primero en superar el billón de vistas en YouTube).
Nadie se distrae: todos prestan atención al siguiente tema del random dance: “Van cambiando estribillos de las canciones en orden aleatorio, es algo que se suele hacer en los eventos de Kpop”, explica Geraldine rápido antes de entrar a la pista para bailar los pasos de un tema de Ateez, una banda integrada por ocho varones a la que rinden tributo con sus amigas.
Otras bandas que cautivan a los jóvenes son BTS, Blackpink, NCT y Stray Kids. Todos coinciden en que más allá de la música pegadiza y las coreografías -que plantean un desafío al tiempo que se constituyen como marca de pertenencia a la tribu- hay algo del mensaje que transmiten estas bandas que resulta cautivador. “BTS incentiva al amor propio y Ateez ayuda mucho en la misma línea”, asegura Martina al tiempo que Kathrina -responsable de la lista de temas y quien trae el parlante cada domingo- agrega: “Stary Kids es un grupo de chicos que se siente perdido y busca darle un sentido a la vida, Blackpink muestra que no todas las chicas tienen que ser de la misma forma”. La interrumpen para pedirle un tema y después de más de tres horas de baile, la caída del sol indica que la reunión está llegando a su fin.
K-pop: el activismo menos pensado
Aparte de hacer colapsar el sistema para evitar la criminalización de los manifestantes durante las protestas de Black Lives Matter, los kpopers estadounidenses protagonizaron uno de los más comentados golpes contra Donald Trump al boicotear su presentación en Tulsa. Reservaron miles de lugares y no asistieron al estadio. Como resultado, el ex presidente de los Estados Unidos hizo su presentación ante un auditorio prácticamente vacío.
Fotos: Diego García.