El sábado 19 se dio un episodio inédito en la televisión argentina. No sólo por el regreso de Mirtha Legrand a su programa, sino porque al final de La noche de Mirtha se juntaron 4 generaciones de mujeres con vuelo propio dentro del mundo artístico. En la mesa estuvieron su hija, Marcela Tinayre, su nieta, Juana Viale y, para sorpresa de varios, su bisnieta, Ámbar de Beneditis. La joven de 17 años que, si bien no tiene experiencia, se avizora que seguirá el camino de ellas.
El asombro del cual hablamos también fue para Juanita. No pudo ocultar sus sentimientos encontrados. Primero porque lo demostró con su reacción, sus gestos y su rostro perturbado. En segundo lugar, por si hacía falta, lo reveló Marcela. “Ella no sabía nada que iba a ingresar su hija. La sorpresa la desencajó”, comentó en LAM.
Se habló mucho de sus gestos y eso tiene que ver con la metodología que le imprime ella a la educación de sus tres hijos (también tiene a Silvestre y a Alí, fruto de su relación con Gonzalo Valenzuela). Es muy reservada y se preocupa de que no salgan en los medios. Según su pensamiento, si en algún momento ellos quieren seguir una carrera artística, los va a acompañar. Mientras tanto, su deseo es no obligarlos a aparecer ni a tener una vida mediática impuesta.
Casi no habla de ellos. Por eso debemos trasladarnos hasta finales de 2018, cuando en una entrevista que le dio a la revista Hola hizo referencia a la joven a quien muchos ven como su sucesora. “Fue difícil la preadolescencia, el cambio, la mutación, tener que acceder a dar permisos, entrar en charlas profundas”, comentó sobre Ámbar.
“Fue difícil la preadolescencia, el cambio, la mutación, tener que acceder a dar permisos", contó Juana.
Por otro lado, hizo referencia a su rol de madre, pero sobre todo a cómo es la joven en la cotidianidad. Sostuvo que se llevan muy bien y que son grandes compañeras. “No tengo necesidad de imponerle nada... Tenemos un gran diálogo, compartimos muchas cosas”.
En otro fragmento, profundizó sobre lo que implica la exposición y acerca de la posibilidad de que siga sus pasos. Ella lo sufrió en primera instancia y quiere resguardarla de eso. “A veces me dice que quiere ir a un casting y yo siento que no está preparada. Lo hablamos. Ella explora tranquila su vocación”.
Tampoco dejó pasar sus cualidades, esas que parece que se heredan y van pasando de generación en generación. “Ella es un alma creativa, muy exigente con ella misma y está haciendo su camino”.
