Las adversidades en la vida del actor que influyeron de forma decisiva en su predilección por los personajes torturados y excesivos.
“La razón por la que es tan bueno dando vida a personajes traumatizados es porque él también lo estuvo”. Así confesaba un productor de cine de dónde venía el talento innato de Joaquin Phoenix para interpretar a personajes tan torturados como el reciente Joker. No le falta razón.
La vida del intérprete es un compendio de tragedias de difícil asimilación que arrancaron nada más nacer, en el seno de una familia de hippies evangelizadores que viajaban a lo largo de Estados Unidos y Sudamérica.
Los Phoenix formaban parte de la secta Niños de Dios, que bajo su mensaje de revolución espiritual y defensa del amor libre escondía la incitación a la prostitución entre los integrantes o con motivos de captación de nuevos miembros.
Cuando Joaquin llegó al mundo, sus padres pedían dinero para poder comer y sus hermanos mayores pasaban el día actuando en las calles de San Juan, Puerto Rico, en lugar de ir al colegio. El culto también toleró la corrupción de menores y el abuso sexual.
River Phoenix, futura estrella de la meca del cine, confesó que había perdido la virginidad a los cuatro años. “Las sectas pocas veces se anuncian como tal. Suelen anunciarse como ‘somos gente que piensa como vos, somos una comunidad’, pero en el momento en el que mis padres se dieron cuenta de que había algo más se fueron”, declaró el protagonista de Her.