Sobrevivir: así es como lo definen los propios vecinos de Haumoana, un pueblo de la costa este de la Isla Norte de Nueva Zelanda, en donde el mar hace años azota frente a las costas avanzando con lo que se interponga en su camino: las viviendas de los habitantes.
Algunos días son más difíciles que otros, sobre todo cuando la marea está alta o hay grandes tormentas y fuerte oleaje. En esos contextos, las olas son de hasta 6,5 metros de altura y llegan con una fuerza descomunal.
Las fuertes olas han provocado la ruptura de ventanas, la quebradura de paredes, incluso en ocasiones extremas los vecinos deben evacuar por cuestiones de seguridad.
De hecho, varios de ellos han pensado en mudarse y abandonar la zona, pero lamentablemente sus viviendas no son asegurables y, por tanto, la venta no es una opción además de que la demanda en esa zona es muy baja.
Incluso en 2010, un grupo comunitario le exigió al Concejo Municipal de Hastings una mayor protección pero aún no obtuvieron éxito.