Roberto Iermoli es profesor titular de la cuarta cátedra de medicina interna de la UBA en el Hospital de Clínicas. Pero no es una cátedra más. Mezcla música, cultura, cocina y otras actividades en un intento por humanizar la relación médico-paciente . “Una cultura humanista está demostrado que tiene una atención más humanista”.
El médico se muestra orgulloso de formar parte de lo que sucede en el Hospital de Clínicas desde hace 22 años. En su consultorio en el piso 11 del nosocomio donde rememora que “hace 123 años Luis Agote desarrolló para el mundo entero la primera transfusión de sangre en 1914” Iermoli pensó un día que la forma de hacer medicina tradicional no era suficiente para el cara a cara con los pacientes.
Como director de docencia e investigación, dirigía los exámenes para los residentes. Un día decidieron agregar una encuesta de cultura general además de lo técnico científico. El resultado el médico lo describe como “alarmante”. “Qué diploma estoy entregando, yo soy responsable de esto”, pensó.
Ese “peso” que comenzó a sentir fue el primer paso para la cuarta cátedra, que se impuso hace casi 22 años. “La medicina, desde el humanismo, a la ciencia y el arte”. Sin dudas esta visión tan innovadora sonbre la forma de ejercer la profesión la vuelve una de las cátedras más buscadas por los residentes.
Iermoli habla de dos “visión” a la hora de ejercer la medicina. La primera es la biomédica. Cuando uno asiste al médico, por ejemplo, por un dolor de cabeza, le hacen las preguntas de rigor y los análisis “casi sin mirarlo a la cara” y luego se retira.
La otra visión, la que impulsó esta iniciativa, es la psicosocial: que significa de algún modo una mirada integral del paciente.
“La visión psicosocial del paciente - explica Iermoli- es todo aquello que nos pasa y que ante un simple dolor de cabeza de un paciente abarca cuestiones que van desde el estrés laboral, cómo se conforma su familia, donde vive, cuáles son sus ingresos, que actividades hace”.
“Es común escuchar que un paciente es atendido por un profesional que ni miró su cara y en cinco minutos lo despachó. Pero, cuando observamos que durante la consulta se estableció una relación empática, el paciente sale con la sensación de decir ‘ya me siento mejor’”, reflexiona Iermoli.
Para Iermoli, en definitiva, sólo se trata de “volver a las Bases”. “Lo que buscamos es centrarnos en el humano. Atender como nos gustaría que nos atiendan”.
El ritmo de la cátedra acompaña la vertiginosa vida de los residentes. Pero es de algún modo un bálsamo entre tantos conocimientos técnico-científicos que adquieren los estudiantes durante la larga carrera médica. Lo describe como “un trabajo continuo pero enriquecedor”.
El organigrama de la cátedra incluye unidades “especiales” entre las que se destacan arte y cultura, polifenoles, terapéutica clínica, contención emocional, deporte, entre otras.
“Desde 1918 con la reforma universitaria hay libertad de cátedra. Nosotros ofrecemos el programa con todos los contenidos pero le cambiamos las estrategias. ¿Por qué tengo que hacer siempre lo mismo y por qué no incursiono más allá? ¿ por qué no darles a aquellos que se forman la posibilidad de una formación integral y que se transformen en vectores de estos cambios?”. De esta forma Iermoli dice, a modo de chiste, con el tiempo se van armando “pequeñas sucursales” de esta formación.
Además, en los ateneos culturales participan antropólogos, artistas plásticas, filósofos, periodistas , artistas y una larga lista de profesiones que vienen a darle ese valor agregado a la medicina, creando un ambiente diferente para los estudiantes.
“No es una moda”, repite Iermoli a lo largo de la charla. Y es que a partir de terapias complementarias, como la reflexología, la musicoterapia, el yoga, la pintura terapéutica y la pintura, fueron observando cómo mejoran la respuesta a los tratamientos, la calidad de vida de los pacientes y sus familiares y de los médicos que los atienden.
La atención a los pacientes en pandemia y las actividades terapéuticas
“Es importante que no se pierda un minuto de formación”. Durante la pandemia la cuarta cátedra siguió activa y busco la forma de reinventarse en forma virtual. Con clases por zoom y ateneos virtuales. Además, se hizo mucho foco en la contención emocional, “una pata que nos faltaba para los enfermos, que viven con mucha angustia la situación en la que están; muchos en soledad porque vienen de otra provincia, adultos mayores que no reciben visitas”
Los encuentros incluyen talleres de reciclado, músicoterapia, mindfulness, reflexología, pintura terapéutica, lectura y hasta enseñan a aprender a catar vinos. “Si uno habla de trato humanitario tiene que recibirlo el paciente en forma cotidiana”.
Además, con distintos profesionales, organizan actividades para los pacientes que van desde la música hasta la cocina “todo personalizado”.
No se trata sólo poner música de fondo. Sino que incluye la presencia de artistas en las salas. Cantantes reconocidos como Vicentico formaron parte de esta iniciativa. Al igual que músicos de conservatorios públicos, que se han acercado a tocar la flauta traversa para los pacientes y sus familiares.
Si bien las actividades culturales se vieron interrumpidas el 20 de marzo de 2020 con la irrupción de la pandemia del coronavirus y la disposición de la cuarentena obligatoria, han logrado establecer encuentros en formato virtual. Como talleres de respiración para el manejo del estrés y la ansiedad, tan comunes en estos tiempos.
“En nuestra cátedra han venido a cocinar para los pacientes los chefs más importantes de Buenos Aires, como Narda Lepes, y lo han servido en manteles diseñados por Jéssica Trosman por ejemplo”. En general, pacientes que algún día llegaron a Iermoli y que regresaron por su calidez a transmitir a otros lo que el médico hizo con ellos. Una especie de "cadena de favores".
Para cerrar la nota, Iermoli confiesa que tres cosas lo marcaron en su vida que lo llevaron a emprender su camino: primero, el pensamiento socrático que invita a que "ante una pregunta tratar de encontrar la mejor respuesta"; segundo, la ley de la parsimonia y cómo "las cosas son más simples de lo que a veces aparentan"; y por último, Confucio: “Me lo contaron y lo entendí, lo hice y lo aprendí”.
“El núcleo no debe ser sólo lo médico. Sino la mirada que tenían los antiguos griegos, que tenían en cuenta el ambiente, la salubridad, la importancia de la música”. En definitiva, simplemente volver a las bases.