Hace 40 años, en Johannesburgo, Sudáfrica, se registró la primera gran hazaña
internacional de nuestro rugby: la memorable victoria por 11 a 6 sobre los
Junior Springboks. Aquel 19 de junio de 1965 nacieron Los Pumas.
Luego de ganar once de los 16 partidos que disputaron, y tras confundir con un
puma al ocelote bordado en el escudo de la Selección argentina, un periodista
sudafricano bautizó a aquellos muchachos que hacían historia como “brave
pumas”.
Cuatro décadas más tarde, trece de esos Pumas pioneros –una marca que
significa garra y coraje– están reunidos para evocar ante GENTE aquel momento
fundacional y glorioso. Estamos en La Cueva, mítico recinto del rugby
nacional, como es considerada la sala de trofeos del Club Atlético San Isidro.
Hoy son hombres que peinan canas. Intercambian orgullosos fotos de sus nietos.
Aunque en ese rubro todos felicitan a Ricardo el Gato Handley, flamante papá de
Sean Patrick.
Los otrora ágiles tres cuartos le ruegan al fotógrafo que se apure con la
foto del equipo, porque ahora las rodillas no aguantan mucho tiempo en
cuclillas, pero cuando entran a la cancha de rugby lo hacen caminando con la
serenidad y la altivez de entonces. El solo contacto con la ovalada los
entusiasma y estos trece corazones pumas vuelven a latir al recordar la hazaña.
–¿Cómo se formó el grupo?
–García Yañez: Antes de la gira a Sudáfrica teníamos que jugar el
Sudamericano en San Pablo. Hicimos una preselección de cuarenta y ocho
jugadores, pero sólo veinte viajaron a Brasil. Ahí empezó la unión con jugadores
nuevos. Después no pudieron ir a la gira grandes cracks como Miguel
Puigdeval o Luis Caña Varela que, sin duda, también hubieran hecho historia.
–Alberto Camardón (entrenador): El Sudamericano lo ganamos a media
máquina; un dirigente sudafricano fue a verlo y quedó muy satisfecho con nuestro
juego. Antes de viajar a Sudáfrica, un entrenador de allá, Izak J. Van Heereden,
nos capacitó para la gira. Evidentemente fue un trabajo que dio sus frutos.
–¿Qué sintieron ante el enorme desafío?
–Handley: Acá creían que nos iban a masacrar. Pero teníamos dos cosas
en mente: primero, que la gente que viajaba era especial, con mucho temple; y
segundo, que teníamos que sobrevivir a esos “animales”, que no es que tackleaban…
¡querían sacarnos de la cancha y mandarnos directo al hospital!
–Goti: Encima arrancamos mal: perdimos los dos primeros partidos. Fue
como un punto de inflexión en nuestro juego y reaccionamos… Che, Nicki, contá la
historia del curandero africano.
–¿Usaron la magia africana para recuperar lesionados?
–González del Solar: En el partido anterior a jugar con los
Springboks, en Sudáfrica, el Negro (Goti) se había lesionado la rodilla y Manuel
Beccar Varela la espalda. Entonces Van Hereden, el entrenador sudafricano que
estaba con Los Pumas, nos dijo que cerca del hotel había un curandero que los
podía curar para el partido. Y fueron nomás. Al Negro, para curarle la espalda,
lo colgó de un arnés. A Manolo (Beccar Varela) le puso sebo de león en la
rodilla. Y les decía: “¿Pain? ¿Pain? No more pain” (“¿Dolor? ¿Dolor? No más
dolor”). Obviamente, al día siguiente ninguno de los dos se había curado. El
Negro apenas pudo jugar y Manolo se quedó en el hotel.
–¿Llegaron a ver la fauna africana?
–Neri: No sólo a ver. Cuando llegaron a Ostrich, Agustín Silveyra y
Willie McCormick habían pactado un extraño desafío: una carrera de avestruces. O
sea, ellos dos subidos a un avestruz, corriendo de una punta a la otra de la
cancha a ver quién llegaba primero.
–Silveyra: Para subir a los avestruces, les levantábamos las alas,
cruzábamos las piernas por abajo y los montábamos. Después la cosa es hacer que
arrancaran y fueran derecho. Todo esto mientras los bichos no paraban de gritar.
–¿Y cómo manejaban los nervios por los tremendos partidos que se venían?
–Scharenberg: La mayoría de la gente pensaba que nos iban a matar. Y…
¿La verdad..? Nosotros también. Eramos un grupo de inconscientes, aunque también
es cierto que nos habíamos entrenado a conciencia. Y además, estaba el sabor
nuevo de los viajes, el grupo que se iba formando, la hermandad que nacía de a
poco. Y después, claro, cómo se fue dando la gira.
–Beccar Varela: La gira fue de menos a más. El segundo partido fue clave.
Nos dijimos: “O devolvemos o nos matan”. Y a partir de ahí el equipo empezó a
crecer... El tercer partido fue el primero que ganamos.
–Illia: Antes de uno de los partidos, Palomo (Etchegaray) tenía el hombro
destruido. García Yánez y Scharenberg, que son médicos, lo infiltraron con un
calmante y salió a jugar. Ya estábamos jugando, le preguntamos si le dolía y nos
contesta que estaba bien, que no sentía nada. Después del partido, Luis y
Eduardo le confesaron que lo habían infiltrado con agua. O sea, la cura había
sido psicológica.
–Arturo, vos le diste el pase a Marcelo Pascual para la histórica palomita
del try que definió el partido. Contá la jugada…
–Rodrígez Jurado: Hay un line out. Scharenberg cachetea la pelota, la
agarra Palomo, se la pasa a Poggi, que corre y me la da a mí. Me salen los dos
centros rivales, paso a uno por encima y, cuando enfrento al full back, se la
paso a Pascual… Ahí se tira en esa palomita inolvidable para marcar un try que
sí, sin dudas, es histórico.
–Etchegaray: Pero también pasaron cosas graciosas. En un Provincial tiré
la pelota al scrum, el referí pitó porque había salido mal, y cuando la voy a
agarrar desarmado, el medio-scrum rival me mató de un tackle. A la tercera vez
que me hizo lo mismo, lo encaro al árbitro para que lo eche. Para mi sorpresa,
el número nueve adversario se toca las orejas y me hace un gesto como pidiendo
perdón. ¿Sabés por qué? ¡Era sordo!
–¿Cuáles fueron los hitos más importantes de la gira?
–Handley: Yo siento que lo más importante es la mística Puma. Y
cuidado, que no nació en Ellis Park el día que le ganamos a los Junior
Springobks; para mí viene desde el primer día que nos miramos a los ojos y
decidimos que íbamos a remontar lo que venga. Ser Puma es eso: saber luchar
contra la adversidad.
–Dartiguelongue: Y con nosotros nacieron tres hitos que hoy en día cumple
el seleccionado nacional. El primero fue que nos llamaron Pumas desde el
comienzo, cuando confundieron el ocelote con un puma. El segundo, entrar
caminando a la cancha. Y por ultimo, Juan Coco Benzi cambió la marcha de San
Lorenzo por el Himno de la Paloma (una canción graciosa), un tema que cantábamos
en el tercer tiempo, y que desde entonces cantan todos los equipos Pumas.
–¿Cómo fue la vuelta al país?
–Silveyra: Cuando salimos, sólo nuestros familiares fueron a
despedirnos… Cuando volvimos nos estaba esperando una multitud.
–Ya saltando al presente, ¿cómo ven a los Pumas hoy?
-González del Solar: Si bien son profesionales, conservan la mística
y el fuego sagrado que los lleva a hazañas como las del quinto puesto en el
Mundial de Gales o el reciente empate con los British Lions, con
jugadores supuestamente suplentes.
Las copas de vino se elevan, homenajeando a presentes y ausentes. Un coro
ruge unánime: “¡La mística Puma será inmortal!”
Hoy, GENTE logró que el mítico equipo argentino de la gira del ’65 saliera otra vez a la cancha. Arriba: Alberto Camardón (DT), Guillermo Illia (segunda línea), Luis Horacio García Yánez (pilar y segunda línea), Agustín Silveyra (pilar), Richard Handley (hooker), Eduardo Scharenberg (ala) y Nicanor González del Solar (hooker). Abajo: Enrique Neri (wing), Jorge Dartiguelongue (apertura y medio scrum), Héctor Goti (wing), Arturo Hilario Rodríguez Jurado (centro y fullback) y Manuel Beccar Varela (apertura). A
La gira por Sudáfrica duró dos meses. Jugaron 16 partidos, con 11 victorias, 1 empate y 4 derrotas.