Los Juegos volvían a disputarse, pasados 108 años, en el país que los vio nacer. Grecia era nuevamente anfitriona, ahora de la 28ª cita olímpica. Por ello a los medallistas se les entregaba una corona de olivo, como en los Juegos de la Antigüedad, organizados entre el 776 antes de Cristo y el 393 después. Sus mascotas, los dioses Phevos y Athena representaban el enlace entre la tradición del país europeo y los Juegos Olímpicos Modernos. En Atenas 2004 participaban 10.625 atletas de 201 naciones en 28 deportes y brillaría el nadador estadounidense Michael Phelps, quien se convertiría en el primer deportista en adueñarse de ocho preseas en una misma edición (seis de oro y dos de bronce). Hasta allí una historia inolvidable, para recordar y revivir por siempre.
Pero hubo otra historia. La nuestra, de la Argentina, que había viajado con 152 atletas que competirían en 22 deportes y protagonizarían una de las mejores y más vibrantes performances del país, convirtiendo al 28 de agosto en el Día del Deporte Argentino, cuando con doce horas y cuarenta minutos de diferencia nuestros representantes lograron sendas medallas de oro en dos de nuestros deportes más populares: el fútbol y el básquet.
La Generación Dorada
Subcampeona 2002 en el Mundial de Indianápolis (perdiendo en tiempo extra contra Yugoslavia, tras una polémica jugada final que pudo darle el título), en Atenas, el seleccionado de básquetbol integró el grupo A “de la muerte” (allí venció 83-82 a Serbia y Montenegro –con la agónica “palomita” de Manu Ginóbili–, perdió 76-87 con España, le ganó 82-57 a China y 98-94 a Nueva Zelanda, y cayó por 75-76 frente a Italia).
En cuartos eliminó por 69-64 al local y en semifinales se impuso 89-81 nada menos que al Dream Team, integrado por Tim Duncan, Allen Iverson y los jovencísimos LeBron James -hoy compitiendo en París 2024) y Carmelo Anthony (Nota de la Redacción: Estados Unidos recién volvió a perder en básquet olímpico masculino en Japón 2020, 83-76 ante Francia).
Dirigidos por Rubén Magnano, definimos el oro compitiendo de nuevo contra Italia, y superándola 84-69, de la mano de Luis Scola (25 puntos y 11 rebotes), Ginóbili, Rubén Wolkowyski, Alejandro Montecchia, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, Carlos Delfino y Andrés Nocioni, Gabriel Fernández, Leonardo Gutiérrez, Walter Herrmann, Fabricio Oberto y Hugo Sconochini.
Salió todo como lo deseábamos. Vinimos a buscar una medalla, aunque no sabíamos de qué color. Sí es un sueño, lo siento el más grande de mi carrera, de mi vida: no quiero despertar más” (Manu Ginóbili)
Volver a brillar
El equipo dirigido por Marcelo Bielsa culminó triunfando en todos los partidos, con 17 tantos en cinco encuentros, ninguno en contra y Carlos Tevez como goleador: 8 tantos. Los futbolistas que viajaron fueron German Lux, Wilfredo Caballero, Roberto Ayala, Fabricio Coloccini, Gabriel Heinze, Clemente Rodríguez, Leandro Fernández, Javier Mascherano, Cristian “Kily” González, Andrés D’Alessandro, “Lucho” González, Nicolas Medina, Cesar Delgado, el propio Apache, Mauro Rosales, Javier Saviola, Mariano González y Luciano Figueroa.
Argentina, que encabezó el Grupo C, dejó en el camino 6-0 a Serbia y Montenegro, 2-0 a Túnez y 1-0 a Australia. En cuartos, 4-0 a Costa Rica y en semis, 3-0 a Italia. La victoria 1-0 contra Paraguay (verdugo de Brasil), disputada en el Estadio Olímpico de Atenas, canceló una sequía de cincuenta y dos años para un deporte argentino sin medallas olímpicas doradas desde que Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero dominaron, en Helsinki 1952, la especialidad doble par de remos sin timonel. No fue la única racha negativa quebrada… El Seleccionado masculino de fútbol acabó con una asignatura pendiente: colgarse la medalla dorada que se le había negado en las finales de Ámsterdam 1928, ante Uruguay, y Atlanta 1996, ante Nigeria.
Cortamos con medio siglo y pico sin oro. ¡Esta medalla pareciera que pesa cinco veces más que cualquiera! Es un orgullo difícil de explicar, una felicidad incomparable, muy fuerte. Haberla conseguido, ser el goleador del equipo… Siento que Dios me dio demasiado” (Carlitos Tevez)
Bronces para recordar
La nadadora cordobesa Georgina Bardach fue el primer atleta argentino que obtuvo una medalla durante el día inaugural de competencias. Lo logró a los 20 años y gracias a una fantástica remontada en la final de los 400 metros medley, con un tiempo de 4:37:51 minutos. En una prueba que desarrolló de menor a mayor, paso del sexto puesto (con los estilos mariposa, espalda y pecho) al podio en los últimos 100 metros (libre), momento en que sus lágrimas invadieron las aguas de la piscina del Centro Acuático de Atenas: a casi siete décadas (Berlín 1936), la natación nacional regresaba al podio olímpico.
Al principio me dio mucha vergüenza, no entendía por qué la gente me gritaba, me pedía autógrafos, me sacaba fotos. Yo por dentro pensaba: ‘¡¿Qué hago acá?!’ Recién a las veinticuatro horas me di cuenta de lo que significaba mi medalla para el deporte argentino" (Georgina Bardach)
Mientras, en otra superficie acuática -el Centro Olímpico de Vela Agios Kosmas–, Carlos Espínola y Santiago Lange se llevaban el bronce en la clase Tornado, frente a 17 equipos, en 11 regatas. “Ya estamos pensando en Pekín”, declaraban a GENTE, anticipándose al premio que repetirían en 2008…
Tuvimos la posibilidad de alcanzar la medalla de plata, pero el último día el objetivo fue muy diferente: ya asegurada la de bronce, apuntamos a no perderla, a no arriesgarla" (Santiago Lange y Carlos Espínola)
Entretanto, Paola Suárez y Patricia Tarabini, desde el Centro de Tenis de Maroussi, celebraban en dobles femenino. Habían superado a las españolas Arantxa Sánchez Vicario-Anabel Medina, a las japonesas Saori Obata-Akiko Morigami y a las francesas Sandrine Testud-Nathalie Dechy; cayeron en semifinales ante las favoritas, Li Ting-Sun Tiantian (chinas), y dieron cuenta por 6-3 y 6-3 de las japonesas Ai Sugiyama-Shinobu Asagoe, elevando, con su bronce, a tres el número de medallas para nuestro tenis, luego de las alcanzadas por Gabriela Sabatini en Seúl 1988 y Javier Frana-Christian Miniussi en Barcelona 1992.
Ya en el vestuario, después de ganar el partido por el tercer puesto, nos dimos cuenta de que habíamos hecho algo que mucha gente no consigue en toda su carrera: entrar en la historia. Un Juego Olímpico es único" (Patricia Tarabini y Paola Suárez)
Rugir en el Complejo Helliniko
Entrenado por Sergio Vigil, el incansable team argentino estuvo conformado por Magdalena Aicega, Mariela Antoniska, Ines Arrondo, Luciana Aymar, Claudia Burkart, Marina Di Giacomo, Vanina Oneto, Soledad García, Mariana González Oliva, Alejandra Gulla, María de la Paz Hernández, Mercedes Margalot, Cecilia Rognoni, Marine Russo, Ayelén Stepnik y Paola Vukojicic.
Compitió en el Complejo Olímpico Helliniko, formando parte del Grupo A, junto a España (lo derrotó 4-0), Japón (3-1), Nueva Zelanda (3-0) y China (cayó 2-3). En semis perdió por penales frente a Países Bajos, enfrentándose a China por la medalla de bronce. Que hizo propia a los 69 minutos, uno antes del epílogo, cuando Lucha Aymar, la mejor jugadora del mundo, encaró y gambeteo a cada una de las fuertes defensoras rivales, para convertir el 1-0 en un rincón de su arco. De tal manera, el equipo femenino de hockey sobre césped reunía la segunda de sus cuatro medallas olímpicas sucesivas que atesoraría: dos de plata (Sídney 2000 y Londres 2012) y otras tantas de bronce (Atenas 2004 y Pekín 2008).
Haber logrado la medalla olímpica es una prueba de que nos mantenemos en el más alto nivel. Dejamos todo para conseguir el bronce, pese a la desilusión de no poder jugar la final” (Sergio "Cachito" Vigil, DT de las Leonas)
A la fecha (inicios de los Juegos Olímpicos 2024, que acaban de inaugurarse), Argentina cuenta con 77 medallas en distintas actividades: 21 de oro, 26 de plata y 30 de bronce. El desafío está planteado a partir de aquella gran gesta olímpica nacional de hace dos décadas. ¿Se repetirá la historia? Ojalá que así sea.
Fotos: Archivo Grupo Atlántida
Arte y diseño de portada: Gustavo Ramirez