“Gran Hermano nos cambió la vida” – GENTE Online
 

“Gran Hermano nos cambió la vida”

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A mí, y más allá de haber ganado, Gran Hermano me cambió la vida. Por haber contado mi historia, la espalda no me pesa. Camino por la calle con la cabeza levantada. El día de mañana puedo volver a manejar un remise o un colectivo, o trabajar en una fábrica, o cantar cumbia, ¡qué se yo!, pero ya no voy a pensar que me tengo que tapar los tatuajes para que no se den cuenta de que estuve preso”, dice Diego Leonardi.

A mí también me cambió la vida. Vivía en Tucumán, me vine a Buenos Aires, otro mundo. Estoy sola, lejos de mi familia y mis afectos. Pero la remo, trato de que esta experiencia termine bien, porque no es sólo pasar por la casa de Gran Hermano. Esto sigue...”, coincide Marianela. Pero no aguanta, y con esa risa contagiosa que tiene arroja al grabador: “¡Lo único malo que tengo de recuerdo son los kilitos que me gané!”.

Los dos, Marianela y Diego, un día, salieron ganadores. Así, de la noche a la mañana, sin preámbulos, entraron inquilinos y se fueron dueños de las dos casas de Gran Hermano que tuvo la pantalla chica hasta la primera semana de agosto de 2007, mientras la tercera versión anual –también por Telefe– ya calienta motores. De los “anónimos” primero, con Marianela Mirra (23, tucumana, sin novio a la vista) recibiendo 1.566.319 votos la noche que la consagró, con 50,3 puntos como cima del rating; de los “famosos” (o casi...) que eligió a Diego Leonardi (29, de Caseros, casado con Nancy, dos hijos –Cristian y Morena–) en su revancha, elegido por 1.088.942 televidentes y con 35,8 puntos cuando Jorge Rial dijo su nombre. Y, para hacer todo más picante, Marianela le entregó los 66.666 pesos del premio a Diego. Hubo abucheos, porque pocos fans del flamante ganador (que participó de ambos envíos) olvidaron la brillante jugada de la tucumana, que dejó fuera del primer Gran Hermano al de Caseros. Después de esa noche, se reencontraron en GENTE. Pero no charlaron de aquello, aunque Diego remarcó que “a Male la quiero mucho; lo que pasó en el juego era parte de eso, y terminó. Cuando salió de la casa, hablamos y me dijo: ‘Bol... yo quería ganar’, y está todo bien. Ella vino de un nivel mucho más alto que el mío y se adaptó. Es casi abogada y habla bien, pero también puede sentarse a tomar una birra y matarse de risa”. La charla siguió donde la dejamos, alrededor de los kilos de Marianela...

–¿Abandonaste la dieta de Ravenna?
Marianela: No. Lo que sucede es que cuando salí tenía el organismo medio revuelto. Me hice análisis y algunos valores me dieron alterados. Nada complicado, pero me tengo que normalizar... Además, me metí demasiada presión y ahora me relajé. Hago mucha gimnasia: dos horas todos los días con Daniel Meaglia. Voy al salón de estética de Sandra Dillon, hago mesoterapia, drenaje linfático. Hace semanas que estoy estancada en 56 kilos, y estoy esperando una bajada. Pero si quiero comer algo, lo hago...
Diego: Che, yo la veo más flaca... No tan flaquita como cuando entró, claro, jaja...

–Más allá del peso y los pesos que ganaron, ¿cuándo se dieron cuenta de que eran famosos?
Diego:
Yo no soy famoso, me queda grande la palabra. ¡Famoso es Maradona! Yo estoy pasando por un momento de popularidad muy importante. Pegué en la gente, y la voy a disfrutar hasta que se termine. Y si sigue, la voy a gozar toda la vida. Me di cuenta de eso cuando me invitaron gratis a lugares donde antes no podía entrar.
Marianela: Y yo me di cuenta cuando ídolos que tenía me empezaron a llamar por mi nombre. Es lo que más me shockeó. El otro día, en Mar del Plata, conocí a Maradona. Me contó que Claudia y sus hijas estuvieron una vez en el pasillo que rodea la casa, mirándonos. Increíble.
Diego: Antes de entrar al primer GH me crucé con Sebastián Estevanez en un pasillo. Lo saludé, le di un beso; él también, y siguió caminando. Cuando salí, me vino a felicitar. Y ayer lo vi y ya estábamos como chanchos. Ahora veo que son gente común. Imagináte: ¡él me viene a decir a mí que soy un grande!
Marianela: Pero lo mejor fue estar con Susana. Siempre la miraba, seguí su carrera, su trayectoria. Y estar en su living, entrevistada por ella, fue algo que me mató.
Diego: Sí, Susana me trató muy bien. Pero me quedo con Rial, que me brindó mucho afecto y apoyo. Y sin cosas raras. Un beso lo da cualquiera, hasta por cholulismo, porque los famosos también son cholulos, eh... Pero el aliento sale del corazón.
Marianela: Y después está la gente que te reconoce todo el tiempo en la calle. Me preguntan cosas de mi vida, y me doy cuenta de que saben mucho de mí, que perdí intimidad. No puedo decir “acá nadie me conoce”, porque estoy tomando un café y siempre se acerca alguien. Es muy loco.

–¿Por qué creen que ganaron?
Diego:
Entré buscando aceptación. En general la gente, cuando sabía que había estado preso, me hacía a un lado. Ahora, el que me habla conoce mi historia. Y muchos se identificaron, porque yo no era un delincuente: me deprimí, entré en las drogas, robé y terminé preso. Y creo que a Male y a mí la gente nos eligió porque no fuimos hipócritas.
Marianela: Nos mostramos como somos. Adentro, al principio, viví situaciones desagradables, pero no bajé los brazos ni desaproveché la oportunidad. Creo que la gente vio que puse todo para convivir.

–Imagino que habrán recibido muchísimas propuestas...
Marianela:
¿De qué tipo de propuestas hablás?

–Bueno, si querés, empecemos por las indecentes...
Marianela:
(Risas) No me ha pasado. Además, salgo muy poco... Lo que pasa es que soy chica, poco experimentada y trato de cuidarme. El manejo con la gente cuesta más que estar en la Casa. Cuando sea necesario me voy a relajar más. Por ahora... ¡estoy sola! Pero alguien ya llegará (mira a Diego para que la salve).
Diego: ¡A mí no me mires! ¡Soy casado! Pero sí... Las mujeres me dicen “¡qué lindo que sos!”, me roban un beso, pero no se me cuelgan del cuello como a otros... ¿Sabés qué me dicen después? “Saludos para tu señora...”. Lo que pasa es que quieren saludar al famoso, es su sueño. Ojo, siempre alguna te pasa una tarjeta, pero no les doy cabida.

–¿Y qué hacen desde que volvieron a tener una vida real?
Diego:
Yo me tomo las cosas con calma. Y todo lo consulto con la producción del programa, porque me largás en la calle y todo bien, pero no conozco este medio. Por ejemplo, antes de entrar a Gran Hermano Famosos grabé cuatro temas de cumbia. Ayer me dijeron que el disco está completo. Le tengo que poner algunas voces y listo. Saldré a girar. ¡Jamás me imaginé que podía cantar!

–Antes de ser conocidos, muchos artistas estudiaron años. ¿Ustedes se ven como símbolos del éxito fácil?
Diego:
La vida tiene cosas buenas para todos. Entiendo que mucha gente estudió y se mató para tener éxito o fama. Pero no depende de mí que cumplan su sueño o no. Depende de ellos. Yo fui por mi sueño, y detrás vino todo esto. Y ahora me voy a meter con un profesor para estudiar canto. No quiero ladrar y que digan: “Mirá este muerto de hambre cómo me c... la vida”. Yo quisiera que alguien que estudió diga: “Mirá este pibe cómo aprovechó la suerte que tuvo”.
Marianela: Así como nuestro éxito puede ser fácil, también así se puede ir, lo sé. Todo esto tiene un tiempo. Nosotros recibimos un pequeño envión que no nos asegura nada. Y lo que debemos hacer es movernos bien a partir de eso.

–¿Y qué hacés para que ese envión no se detenga?
Marianela:
Yo estoy en la agencia de Ricardo Piñeyro, y el modelaje es lo que más me gusta. Pero quiero prepararme, para alivianar un poco las críticas (ríe). Por eso arranco con clases de teatro con Julio Chávez. Y en el nuevo Gran Hermano voy a ser panelista. Por ahora, los fines de semana hago desfiles o presentaciones en boliches, que mucho no me gustan pero me dejan plata, y con eso me estoy bancando económicamente en Buenos Aires.

–Pero te encontraste con 100 mil pesos. Y Diego con 66.666... No es poco.
Marianela:
Cuando me entreguen el premio, se los voy a dar a mis viejos, una manera de retribuirles.
Diego: Mi idea es hacer la casa. Pero la plata la voy a tener en tres o cuatro meses. Y seguiré laburando. Si el disco va bien, fenómeno, y si no, me volveré a subir a un remise.

–¿Y los amigos del campeón ya aparecieron?
Marianela:
A mí no me pasó. Estoy acá, me voy haciendo desde abajo y vivo al día. El tema económico no me cambió.
Diego: Pero eso sucede. Si te va bien, tenés amigos, si no... Yo tenía mi auto, mi agencia, mi familia y tenía amigos. Quedé preso y se acabaron los amigos.

–Marianela, recibiste 1.566.319 votos. Diego, 1.088.942. Más que muchos políticos. Esto supone tentaciones desde el poder. Por ejemplo, José Teri, legislador provincial de Tucumán, hizo campaña para que te votaran, Marianela. Y, Diego, le agradeciste al intendente de 3 de Febrero, Hugo Curto. ¿Los sedujeron desde esos ámbitos?
Marianela:
No, para nada. Quizás cuando sea grande me interese, no sé... Igual, soy estudiante de Abogacía, así que estoy al día con la información, me interiorizo. Incluso sigo con la idea de estudiar Periodismo.
Diego: Yo le agradecí a Curto porque dejó que pusieran pasacalles, que está prohibido, en mi apoyo. Pero, en realidad, mi reconocimiento hacia él viene por otro lado. Yo no lo conozco, pero cuando el año pasado cayó ese granizo tan fuerte, agujereó el techo de chapa de la casa de mi viejo, y la Municipalidad le cambió todo el techo. ¿Cómo se lo agradezco ahora que puedo? Mi ahijada Brisa tiene tres años. Tenía un problemita en la cabeza, no podía respirar, y toda la rehabilitación se la dio Curto. Entonces, le tenía que agradecer, pero no para hacerle campaña...

–Son populares, conocen la parte más dulce de la fama. ¿Están preparados para volver al anonimato?
Marianela:
¡Ojalá que no pase! Porque después de esta fama sería difícil tener un trabajo anónimo. Pero estoy esperando, sí, que pase la euforia. Y me preparo para lo bueno y lo malo.
Diego: Yo vengo del anonimato. Saqué el registro a los 17 años para subir a un remise, a los 21 me iba a subir a un colectivo, el sueño de toda mi vida, pero a los 20 caí preso. Cuando salí tenía 25. Ya no podía sacar el registro, y ahora, a los 29, soy viejo para colectivero, no me toman. Pero si mañana me dicen: “Acá tenés un colectivo”, yo, feliz...

Lejos, fueron los más populares de Gran Hermano. Se hicieron amigos, se pelearon y volvió la amistad: ella le entregó el premio de la Casa de los “famosos”.

Lejos, fueron los más populares de Gran Hermano. Se hicieron amigos, se pelearon y volvió la amistad: ella le entregó el premio de la Casa de los “famosos”.

“La gente común te reconoce todo el tiempo en la calle. Me preguntan cosas de mi vida y me doy cuenta de que saben mucho de mí, de que perdí intimidad” (Marianela)

“La gente común te reconoce todo el tiempo en la calle. Me preguntan cosas de mi vida y me doy cuenta de que saben mucho de mí, de que perdí intimidad” (Marianela)

“Ella vino de un nivel mucho más alto que el mío y se adaptó. Es casi abogada y habla bien, pero también puede  sentarse a tomar  una birra conmigo y matarse de risa” (Diego)

“Ella vino de un nivel mucho más alto que el mío y se adaptó. Es casi abogada y habla bien, pero también puede sentarse a tomar una birra conmigo y matarse de risa” (Diego)

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