La semana pasada se viralizó un video en el que se mostraba a decenas de personas caminando por la ciudad de Miami y de fiesta en sus playas en medio del Spring Break (vacaciones de primavera). El relacionista público salió a la calle, hizo de cronista de GENTE y mostró con fotos y videos una ciudad desolada.
Y de repente, el mundo cambio. Un día nos despertamos y nada volvió a ser igual. La gente se saluda con el codo, los abrazos cada vez son más lejanos y la recomendación para tratar de evitar que el COVID-19 se siga propagando es “que todos nos quedemos en casa”.
En el planeta hay más de 267 mil casos confirmados de coronavirus y 11 mil muertos en 172 países. Y los Estados Unidos tienen 18.170 casos positivos, 241 fallecidos y 125 recuperados. Ayer el Departamento de Salud de la Florida anunció 43 nuevos casos y esto eleva el número total de casos en 563, con un incremento de 131 solo el último día. Del número total de casos, 510 son residentes de la península y 53 no son residentes. Desde que se desató la pandemia, once personas perdieron la vida.
Por eso llamó la atención cuando ayer, este video circuló por las redes sociales y todos los noticieros de los canales de Argentina y el mundo.
Pero el relacionista público Gaby Álvarez, quien hace casi un año vive en los Estados Unidos, desmiente esta información. “Ese video es de hace cinco días como mínimo. En Miami no hay fiestas. South Beach está cerrado y las playas tienen policías custodiándolas. Todos bajaron sus persianas, hay muy poca gente caminando por las calles y la ciudad parece un desierto. Acá la cuarentena es total y a nadie se le ocurre violarla. ”, asegura y pasa él un video de la ciudad hoy.
Después de vivir y trabajar seis años en Tulum, México, donde manejó el hotel Azulik, Gaby y su esposa Lucrecia; decidieron cambiar de aire e irse a vivir al país del norte. El primer lugar en el que estuvo fue en Nueva York donde permaneció dos semanas y luego viajó a Miami. Antes de arrancar en su nuevo trabajo, tuvo que hacer una cuarentena obligatoria de 25 días. Así de estrictos son en Estados Unidos. Contratado por el dueño del restó Negroni, el 11 de marzo realizó la inauguración del local con 300 invitados entre los que estuvieron: la modelo brasileña Emanuela de Paula, el productor argentino Emanuel Ortega, el tenista Pico Mónaco, el periodista Ángel de Brito, la modelo e influencer Angie Landaburu y su esposo el empresario Tomás Eurnekian, entre otros.
“Ese fue el último evento masivo que tuvo Miami –relata Gaby-. A los tres días, el 14 de marzo, el 80 por ciento de los negocios cerraron sus puertas y la cuarentena fue total. En Negroni por ejemplo, sólo está abierta la parte del delivery. Alan Faena, por ejemplo, dueño del mejor hotel de Miami, también empezó a vaciarlo y sólo quedó abierta la parte del restaurante”.
De esta forma, el RR.PP, quien alquila un departamento en el piso 24 de un edificio que se encuentra en la zona de Midtawon, solo sale para pasear a Andriana una perra Cavalier King que compró en el mes de febrero en Pensilvania, lugar que se encuentra a tres horas de Nueva York. “Tenemos que entender que hay que quedarse en casa, no queda otra. Hoy trabajo desde mi casa y para lo único que salgo es para ir al supermercado, algo que hacemos cada tres días, la farmacia, o sacar el perro una cuadra. Me vine de México porque acá me ofrecieron varios trabajos. Actualmente estoy manejando Negroni y la idea era en tres meses, abrir otro local en Nueva York. Ahora eso deberá esperar…”, dice y hace un largo silencio.
Una de las formas que Gaby y su mujer encontraron para pasar la cuarentena es haciendo yoga y meditando, una costumbre que adquirieron en México y que no piensa dejar. Ahí, es cuando Álvarez se pone serio, reflexivo y espiritual. De esta pandemia, de esta tragedia que se cobró miles de víctimas en el mundo, intenta rescatar algo: “Por la cuarentena y porque dejamos de contaminar el cielo, la tierra y el agua, aparecieron delfines en algunos canales de Venecia y en el cielo de China hay menos dióxido de carbono. Creo que es un mensaje que nos está dando la tierra. Nos está diciendo: ‘¡Paren!’. Por eso lo mejor es quedarse en casa por un tiempo, y cuidar a sus familiares y seres queridos. El amor es lo único que puede cambiar este mundo”.
