Después de un año intenso de girar por el mundo con su disco Oral Fixation 2 y tras 98 conciertos, Shakira decidió parar. Cerró su casa de Bahamas y le pidió a Marixa, su ama de llaves, que la acompañe a La Colorada, su chacra en Punta del Este. Cargó seis valijas, agarró a China –uno de sus cuatro perros malteses blancos– y en su escala en Miami pasó a buscar a su hermano y mano derecha, Tonino. Desde allí tomaron un vuelo de American Airlines hasta Montevideo, donde llegaron a las 11.20 del sábado 9. Se movilizaron en dos combis hasta la chacra y, en ese paraíso, con un sol radiante, pasadas las 17 apareció en escena acompañada por Tonino y Javier Furgang, su PR en la Argentina. Simple, casi sin maquillaje, vestida toda de negro, con el único toque de color en sus All Star fucsia y los rulos rubios que se enredan en su pequeña cabeza. Caminó hasta el granero, donde se encontró con GENTE y, sin vueltas, se confesó:
–Mucha gente cree que no venís a Punta del Este para inspirarte y crear canciones, sino para casarte. ¿Qué hay de cierto en eso?
–Nada. Incluso me provoca mucha gracia cuando inventan esas cosas. A los 15 años soñaba con el vestido blanco y entrar a la iglesia, pero en estos momentos me siento muy bien así con Antonio. Estamos juntos desde hace casi ocho años juntos, tenemos un compromiso mutuo y es el hombre de mi vida. Sentimos un amor muy grande y no necesitamos pasar por la iglesia para reafirmarlo, porque ya somos un matrimonio.
–Si tuvieras que poner un orden de prioridades entre el casamiento o ser madre, ¿cuál sería la primera?
–Ser madre. La gente fantasea muchísimo con mi casamiento, y yo tengo otras fantasías.
–¿Cuáles son?
–A los 31 tengo otros sueños: tener hijos y vivir una vida feliz con Antonio por muchos años, más allá de una ceremonia. Lo que sí es cierto es que ahora, con mis 31, me siento mejor que a los 30, más pragmática, más segura. Tenía susto de llegar a los 30, pero ahora ya le voy tomando el gustito, y no me puedo quejar de todas las cosas lindas que viví. Por suerte, puedo disfrutar de mi trabajo, de mi familia, mis amigos y todo, con el hombre que más quiero. Además, tengo un público muy fiel, que me ha comprendido en mi búsqueda artística, personal e intelectual, a lo largo de todos estos años.
–Cuando soplaste las velitas el 2 de febrero en Rusia, ¿qué objetivos te propusiste para este 2008?
–Venir a Punta del Este para empezar a preparar mi nuevo álbum, porque este lugar es muy especial, muy mágico. Aquí, en el Uruguay, me llegan las musas de Juana de Ibarbourou, que es una de mis poetisas favoritas. Y también –por qué no–, por un poco de cábala: el álbum Servicio de lavandería empezó a nacer aquí.
–¿Por qué elegiste Punta del Este como tu lugar?
–Porque tengo muy lindos recuerdos de esta ciudad. Acá comencé a vivir mi romance con Antonio y estas tierras son un lugar idílico, muy romántico. Estar en contacto con la naturaleza me permite encontrarme conmigo misma.
–¿Qué sentís al ser la cuarta cantante que más discos vendió en el mundo y la primera latina que figura en la revista Forbes por haber hecho 98 conciertos en el 2007 y haber recaudado 38 millones de dólares?
–No sé de dónde sacan esos números, pero todo es circunstancial. Yo no hago música para vender. Cuando empecé a cantar fue por una compulsión, una necesidad de expresar mis sentimientos, y todo iba más allá del entendimiento y de la razón.
–Si bien triunfás y recorrés todo el mundo, nunca te olvidás de tu gente. ¿Cómo tenés tiempo para seguir haciendo cosas para tu fundación, Pies Descalzos, que creaste en 1997?
–Si uno quiere ayudar, siempre hay tiempo. Cuando creé la fundación Pies Descalzos fue con la intención de brindar oportunidades a la niñez desprotegida de Colombia. Lo que más me preocupa es la educación y la nutrición de los chicos. Por eso estamos ahora mismo subastando por Internet, en www.ebay.com, los instrumentos y la ropa que usé en la última gira de Oral Fixation. Lo recaudado va a servir para construir una escuela para dos mil chicos en una de las zonas más pobres de Barranquilla.
–¿Cómo aprovechás tu tiempo libre?
–No pienses que me pongo a cocinar, porque lo único que sé hacer son los hongos Portobello (risas). Cuando no hago nada, me encanta leer. En los seis meses sabáticos que me tomé para otras cosas fuera del universo del pop, de la música y del mundo de las celebridades, asistí a unos cursos de historia de la civilización occidental en la Universidad de Los Angeles. Me volví tan fan, que ahora todas las noches, antes de dormir, leo un capítulo de historia. Ese ritual se convirtió en algo casi sagrado para mí.
–¿Extrañás a Antonio cuando no está con vos?
–¡Obvio que lo extraño! Ahora no pudo venir conmigo porque está en Nueva York atendiendo asuntos de negocios. Igual, si estamos juntos, él me da el espacio suficiente para que yo haga mis cosas. Antonio es mi mejor compañero y pronto vamos a volver a encontrarnos.
Dice que elige Punta del Este porque es un lugar mágico que la inspira para crear sus canciones. Más que su mansión en Bahamas.
Sencilla, distendida, sin maquillaje ni aires de diva, se prestó al diálogo en el granero de su enorme chacra. Según Forbes, recaudó 38 millones de dólares en 2007. Ella dice que no hace música para vender, sino para expresar sus sentimientos.
“Mi tiempo libre lo dedico a leer. En los seis meses sabáticos que me tomé para hacer otras cosas fuera del universo del pop, asistí a unos cursos de historia de la civilización occidental en la Universidad de Los Angeles”
