Graciela Borges y Jorge Marrale se toman fuerte de las manos antes del anuncio oficial. Son las once y cinco de la noche, y están sentados en la fila 14 del Salón del Palacio Municipal de Congresos, Madrid, esperando el veredicto. En el escenario, la actriz sevillana Pilar Bardem y el actor Ernesto Alterio, hijo del gran Héctor, abren el sobre. “Mejor Película Extranjera… ¡Las manos, de Alejandro Doria!”. Gra y Jorge se abrazan. “¡Te juro que pensé que no ganábamos, no lo puedo creer!”, grita ella mientras camina por la verde alfombra para recibir su estatuilla: el busto de Francisco de Goya y Lucientes, el genial pintor aragonés. Triple triunfo, en realidad. Hoy, Las manos y Pérez, el ratoncito de tus sueños, y el año pasado, el Goya a la mejor película extranjera para Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer, conmovedora visión de la Guerra de Malvinas. Madrid, tierra propicia… El cine argentino es el más ornado por los Goya en sus veintiún años de historia: ¡diez estatuillas!
Palabras de Alejandro Doria, el director, que volvió a empuñar la cámara de cine luego de quince años de ausencia: “Este premio es un orgullo para todos. Reconozco que no soy muy devoto de estas lides, porque no me gusta competir, pero esta distinción es una justa recompensa para Graciela y Jorge, dos actores de talla mayúscula”.
No apagados todavía los ecos de la victoria de Las manos, Penélope Cruz, que acababa de ganar el Goya a la mejor actriz por Volver, de Pedro Almodóvar, le entregó el premio al director rosarino Juan Pablo Buscarini en el rubro Mejor Película de Animación, por su obra Pérez, el ratoncito de tus sueños. Asombrado, dijo: “Es un sueño, algo que jamás imaginé. En la Argentina fue una de las más taquilleras, pero como es una película de historia muy local, temía que eso fuera un escollo para el jurado. Sin embargo, este premio alejó todas mis dudas y confirmó que la técnica de tres dimensiones (actores humanos y dibujos) tiene enorme futuro. Además, costó apenas dos millones de dólares… ¡Pensar que Garfield demandó ochenta millones!”.
La gala de ese inolvidable domingo estuvo copada por argentinos, ya que a la delegación patria se sumó la gran estrella Viggo Mortensen, súper internacional pero que vivió y se crió en nuestro país, tan fanático de San Lorenzo que llegó con corbata y pulsera azulgranas… Apostaba al Goya para Mejor Actor por Alatriste (basada en la saga literaria de Arturo Pérez-Reverte, best seller imbatible), pero no pudo ser: el premio se lo llevó el español Juan Diego por Vete de mí. Con todo, Alatriste, las aventuras del capitán forjado por Pérez-Reverte, se alzó con tres bustos de Goya: Producción, Dirección Artística y Diseño de Vestuario.
Otro compatriota que esperó sin éxito fue Leonardo Sbaraglia, nominado como Actor de Reparto por Salvador: fue batido por Antonio de la Torre por su trabajo en Azuloscurocasinegro (así, todo junto…). También estaba nominado Andrés Calamaro para el Goya a la Mejor Canción Original –compuso el tema de Bienvenido a casa–, pero el acorde triunfal resonó para el dúo Bebe –la andaluza autora de Malo, la cortina de Mujeres asesinas– y Lucio Corby por su tema Tiempo pequeño.
Otra sorpresa: la llegada de la nieta de Mirtha Legrand, Juanita Viale del Carril, con su novio, el chileno Gonzalo Valenzuela Höllzer, invitados por la Academia de Cine española ya que Gonzalo es figura en esas tierras: muchas de sus telenovelas acapararon el tope del rating, tiene ofertas para filmar, y hasta logró su propio club de fans… Y además, en esta edición de los Goya era el protagonista de En la cama, el film chileno que competía en el rubro Mejor Película Extranjera.
Pasaron pocas horas desde la entrega de los premios. Y en un lujoso hotel del centro madrileño –el Catalonia Las Cortes–, Graciela Borges se dispone a la charla con GENTE:
–¿Realmente no puede creerlo?
–Más que realmente... Vine a Madrid porque soy la vicepresidenta de la Academia de Cine de la Argentina, pero te juro que jamás imaginé ganar…
–¿Por qué? Su trabajo en Las manos fue muy elogiado por toda la crítica, y sobre todo por el público…
–Por dos razones. Primero, porque el año pasado ganó Iluminados por el fuego, y es muy difícil que el mismo país sea premiado dos veces seguidas. Segundo, porque todos hablaban muy bien de American Visa, una película boliviana dirigida por Juan Carlos Valdivia. Como critica muy fuertemente a la clase política, creí que ganaría.
–Pregunta obvia pero inevitable: ¿feliz?
–Tan, pero tan feliz como si hubiera ganado un Oscar.
–A sus 66 años –dato que nunca oculta– y con cincuenta películas en su haber, ¿creyó que el cine volvería a reconocerla?
–Mirá: un premio no te cambia nada. Pero Las manos me importa de modo muy especial, porque apela a los sentimientos. Ese es su gran mérito, y por eso merece el mayor de los éxitos.
–Dos Goya en una noche… ¿Repunta otra vez el cine nacional?
–Es un momento espléndido. Algo que se ratifica año tras año. Pero también es un llamado de atención para la joven generación de actores, productores y guionistas.
–¿Por qué?
–Porque hay muchos que no quieren hacer este tipo de películas, ya que las consideran pasadas de moda. Pero está demostrado que apelar a los sentimientos, como hizo Doria en Las manos, está más vigente que nunca. No sólo la vieron miles en el cine: desde que salió en DVD no paran de alquilarla…
–¿Cómo fueron los festejos?
–Toda la prensa estaba pendiente. Ya ni me acuerdo de cuántas radios y canales españoles nos hicieron notas. Después fuimos a la cena del primer piso que ofreció la Academia, y al final Pedro Almodóvar me invitó a una fiesta para los cinco Goya que ganó por Volver. Entre ellos, el de Mejor Director.
–¿Qué le dijo Almodóvar?
–Textual: “¡Pero mírate, tía! ¡Personalmente estás más guapa de lo que has salido en la película!”. Me quedé un ratito, saludé a Carmen Maura –y la convencí de filmar conmigo en la Argentina–, a Penélope Cruz, y a Agustín, el hermano de Pedro, y me fui a dormir temprano. Fueron demasiados mimos para una sola noche…
Graciela en la Plaza de Oriente. Al fondo, el Palacio Real. Con más de 50 películas en su haber, sigue sumando premios, aunque sobre este Goya diga: “No lo puedo creer”. ¡Créalo, Gra!
Llegó a Madrid acompañando a su pareja, el actor Gonzalo Valenzuela, protagonista de En la cama, el film chileno que competía con Las manos por el Goya a la Mejor Película Extranjera. No hubo premio para Gonzalo, pero sí muchísimas miradas para Juanita Viale, que deslumbró con su vestido multicolor de seda de la India. Broche de oro: las tiras del sostén, sujetas por un grueso colgante de alpaca. Después fueron a la cena de despedida en los salones del primer piso, exclusiva para VIPs.
Penélope Cruz, ganadora del Goya como Mejor Actriz por su trabajo en Volver, dirigida por Pedro Almodóvar.