Fue audaz. Entendió antes que otros que el público necesitaba algo que ella podía darles, y ensambló esa variable con sus ganas de crear fuera de un set de televisión, donde multiplicó sus fans a medida que pasaban los años junto a Cris Morena. Así nació Che Mona, la marca de ropa que Candela Vetrano (22) puso en el mercado el año pasado, y que en octubre presentará su tercera colección. Su creadora se viste de modelo (para ella es un juego) y demuestra con el cuerpo que su costado más sensual está tan cerca como en el clic de la cámara. Las fotos justifican lo dicho. Además, la actriz de Vecinos en guerra (de lunes a viernes a las 22.30, por Telefe), se toma el tiempo para hablar de sus dos trabajos, de su tendencia a los espacios verdes en el tiempo libre, de su chico y compañero de elenco, Gastón Soffritti (21), y de lo lejana que está aún la convivencia. “Nos falta vivir tantas cosas como pareja que sería un error mudarnos a una misma casa. Por ahora, sólo hay espacio para María Elena y yo, mi bulldog francés”.
Cande pone rec en el grabador.
–¿Cómo te sentiste haciendo estas fotos tan sensuales?
–Muy bien, me encantó. Me animé a mostrarme un poco más sexy de lo que suelo posar, pero estuve cómoda. Siempre me gustó jugar a ser modelo, desde chiquita, y sobre todo si tenés un buen equipo para trabajar.
–Te gustaba ser modelo y hoy diseñás ropa. ¿Qué te empujó a emprender esta actividad?
–Arranqué el año pasado, cuando me fui de viaje a Nueva York. Volví con muchas ganas de hacer algo mío y una amiga diseñadora, que me vio lookeada, me dijo que creara mi propia marca. La idea me excitó y empecé a dibujar, a buscar mi estilo. Quería algo bien mío, con mi sello, y descubrí que eso implica un laburo enoooorme. Hay veces que no entiendo cómo me metí en esto, porque soy una mina muy exigente, desgraciadamente. No puedo estar en todo y eso se sufre... El cuerpo te pasa factura.
¿Cómo surgió el nombre?
–Primero se me ocurrió Mona, porque en Banfield me dicen así (es nacida y criada en esa ciudad del sur del Conurbano). Y después le agregué el Che. Me pareció algo muy argentino y es una expresión que yo también uso mucho. Así que quedó Che Mona. ¿Podés creer que la primera temporada la hicimos en un mes? Todavía no lo puedo creer.
–¿Te queda tiempo libre?
–Uf, hace mucho que no lo tengo, pero cuando está, lo gasto con mis amigos, mi familia y mi novio. Trato de pasar un buen momento al aire libre o pintando.
–¿Qué le aporta a tu vida tener tu propia empresa?
–Creo que siempre es bueno tener responsabilidades, además del trabajo de uno. Eso te enseña a no depender de una sola actividad, a ser más independiente y a aprender cosas nuevas. Además, ser diseñadora me saca de la burbuja de este ambiente. Eso es lo principal.
–¿Qué otra enseñanza te deja esto?
–Aprendí lo que es un sacrificio enorme. Me lleva mucho tiempo y dedicación, pero no tiene precio la satisfacción de ver plasmado tu trabajo en la gente. No tiene comparación el hecho de que uno tome las decisiones. Me gusta ser mi propia jefa.
–Mientras tanto, seguís firme en Telefe.
–Sí. Eso también es placentero. Ya conozco a todos los equipos, técnicos y camarógrafos, que me ven desde chica. Me gusta mi lugar de trabajo, aunque no estoy privada de irme a otro lado... Nunca se sabe. Por suerte, el elenco de Vecinos en guerra es muy lindo y laburador. Al principio me dije: “¡Qué grosso laburar con esta gente!”. Ahora me calmé, pero sigo pensando lo mismo. Como equipo nos cagamos de risa... Es todo muy llevadero.
–¿Es muy diferente a tu experiencia con Cris Morena?
–A nivel producto no tiene nada que ver, pero Cris nos enseñó muchas cosas que nos van a servir toda la vida. Haber trabajado con ella es como haber terminado una carrera universitaria. Con Gastón lo hablamos y nos damos cuenta de que venimos de la misma escuela.
–¿En esa universidad te enseñan a lidiar con la prensa?
–No, eso lo aprendés sola. Si te mandás alguna, seguro que te llaman la atención, pero lo que te enseñan es a vender el programa. Para eso te educan.
–¿Estás en la etapa con la que sueña toda mujer?
–Es una edad muy linda, en medio de un proceso de crecimiento. Llega un momento que te cambia el cuerpo, dejás de ser una nena y de repente estás en medio de un trabajo, de novia y con mil responsabilidades en la cabeza. Está bueno, y sirve, sobre todo para mí, que siempre fui aniñada. Pero lo estoy afrontando bien, con tranquilidad y disfrutándolo. La palabra puede ser “sorprendida”.
–¿Seguís siendo Susanita o ya estás pensando en la convivencia?
–Sí, obviamente, uno siempre piensa, pero sé que me falta vivir muchas cosas para mudarme con Gastón. Todavía quiero viajar un montón. Me encanta la idea de armar una familia, pero tiene que ser en el momento indicado. Creo en la convivencia, aunque no sé si es lo mejor. Hoy en día, en una misma casa, medio que las cosas se debilitan. Pero el día de mañana lo hablaré con mi pareja. Vivir juntos debe ser un laburo del día a día y todavía no estamos para eso. Nos falta muchísimo.
–¿Cuáles son las contras de tener un novio actor?
–Ninguna. Quizá por momentos es un poco más difícil, aunque él está en la misma que yo y me entiende más que nadie. Por un lado me parece genial que trabajemos de lo mismo (y en el mismo programa), pero por otro, tengo que lidiar con cosas difíciles. Mostrarnos juntos era un tema; ahora ya no es tan grave. Al principio me afectaba, me sentía muy expuesta, pero de a poquito me acomodé. Bueno... Siempre hay lugares íntimos para evitar la exposición. Si vas a un shopping cuando cumplís dos meses, ya sabés a lo que vas.
–¿No te molesta que te pregunten tanto por tu novio?
–Me resulta imposible no sonrojarme, pero no me molesta.
–¿Quién es más celoso de los dos?
–Creo que él. A mí me gusta jugar a serlo, pero la realidad es que no lo soy. El tampoco. Tenemos una relación muy sana y muy linda. Si juego a celar a mi novio es porque estamos pasando un gran momento. Los celos verdaderos no le hacen bien a la pareja. Yo tengo claro que no los quiero... Aparte, te hacen doler el pecho, y yo prefiero la manera sana que tenemos de querernos.
–¿Y el otro extremo, el de que nunca tiene celos?
–Siempre debe haber un equilibrio. Los dos sabemos qué puede causarlos, así que si yo le hiciera algo para hacerlo sentir celoso, y él no reaccionase, seguro sospecharía. Pero no quiero ni pensar en eso. Estoy muy enamorada y contenta.
“En mi casa hoy sólo hay espacio para María Elena, mi bulldog francés, y yo”, bromea cuando se le pregunta por sus ganas de compartir casa con Gastón. “Soy Susanita, pero no es el momento”, concluye.
“Estoy en una edad muy linda. Llega un momento que te cambia el cuerpo, dejás de ser una nena y de repente estás de novia y con mil responsabilidades. Está bueno, y sirve para crecer”
Gastón y Candela se conocen desde los 14 años. Eran compañeros de trabajo y él la cortejaba, mientras ella se hacía desear. Seis años después, el amor golpeó la puerta y Candela contestó. Hoy llevan 5 meses de novios.