Como a todas las mujeres, a ella le encanta hablar. Y, obviamente, el sexo es su tema de conversación favorito. Ha sido así desde la adolescencia, cuando descubrió su interés por la materia y sin ruborizarse usó reiteradas veces la tarjeta gold –que su padre le dio sólo para emergencias– para comprar libros de sexo. “Vivía sola. Tenía 17 años. Recién me iniciaba en sexualidad compartida. Recurrí a los libros básicamente para no quedar como una idiota frente a un chico. Para mí eso era una emergencia. ¡Ja, ja, ja! Aunque más tarde tuve que dar algunas explicaciones en casa”, recuerda con picardía Alexandra Rampolla (35 años cumplidos en marzo), la sexóloga más famosa de lengua latina.
Nacida en San Juan de Puerto Rico (graduada en el Institute for Advanced Study of Human Sexuality, de San Francisco, California, y conductora de los ciclos Doctora Amor, en Telemundo, e Intimamente Alessandra, en Cosmopolitan TV), Rampolla se encuentra en Buenos Aires para promocionar su segundo libro, La diosa erótica (Sudamericana), desde cuyas páginas invita a todas las mujeres a liberar su propia deidad para llegar a vivir en “ardiente plenitud”. Proceso que, según confiesa, ella ha experimentado con excelentes resultados. “Obvio que soy una diosa erótica. Pude hacer una transición, evolucionar y llegar a un lugar en el que disfruto y celebro mi sexualidad. Y si lo hice yo, entonces otras mujeres pueden lograr lo mismo. Además, este año vuelvo a la tele en Cosmopolitan TV y lanzo una línea de lencería sexy, Dolcediva, cuyo concepto es ‘seducir, provocar, en un juego de a dos, o de a tres, uno, el otro y el espejo’. ¡Ah! Y como te habrás percatado, estoy un poco más flaquita”.
–Comencemos por esto. ¿Cuánto adelgazaste y cómo lo lograste?
–Bajé 35 kilos. Todavía me falta algo más. Me he sometido a una operación de by pass gástrico a fines de agosto pasado.
–¿Por qué te inclinaste por la cirugía?
–Sentí que debía agarrar las riendas y tomar control sobre mi peso. Soy una mujer con mucha actividad, que suele resolver todo sin mayores problemas. Libros, grabaciones de programas, textos, seminarios, viajes, presentaciones… Me pregunté: “¿Cómo es que no puedo controlar esto? La comida y el sobrepeso me están controlando a mí”.
–¿Te preocupaba la imagen?
–No. Mi decisión fue fundamentalmente por salud. No era sólo si estaba gordita o flaquita, no me estaba sintiendo bien. Ya era algo que me causaba fatiga, acidez estomacal y hasta tenía una pequeña hernia en el fondo del estómago. No eran cosas graves, pero fueron señales que con el tiempo podían complicarse. Además, me casé hace dos años con John (Hernández) y después de la boda empezamos a planificar hijos. Con tanto sobrepeso no iba a ser saludable enfrentar un embarazo.
–¿Con dietas no lograbas bajar de peso?
–Empecé con una, sí... Pero bajaba 20 kilos, subía 25. Luego bajaba 30, subía 10. La cirugía fue una decisión muy fuerte. Tenía mucho miedo, ya que en Puerto Rico tiene muy mala fama. ¡Muchos creen que puedes morirte! En realidad, el by pass gástrico no es una solución para todo el mundo. Pero conmigo funcionó.
–¿Luego de la operación cambiaste tus hábitos alimentarios?
–En parte. Puedo comer de todo. Hay algunas personas que, después de la cirugía, tienen problemas con algunos alimentos. En mi caso no ha sido así. Lo que sí he alterado es mi mente. Sé que mi cuerpo tiene una situación de mala nutrición. Entonces, deberé tomar vitaminas todos los días de mi vida, hasta que me muera, para suplementar lo que mi cuerpo ya no puede absorber de la comida. En la operación, básicamente, te cambian la ruta por la que la comida pasa en tu intestino.
–¿Qué ventajas notaste a partir de la pérdida de peso?
–Estando con sobrepeso era un tema indignante entrar a una tienda cualquiera, ver algo que me gustaba y que no hubiera talle para mí. Por eso, adelgazar aumentó aún más mi autoestima. Ahora entro a cualquier lado y compro una blusita, aunque tenga que ser large o extralarge, y me siento muy bien.
–¿Y en el sexo notaste cambios?
–En lo que es mi vida y mi sexualidad, no ha sido un tema prioritario el que esté más o menos gordita. Tuve experiencias y situaciones cuando era delgada donde no me sentía nada bonita. Y he tenido experiencias y situaciones estando gordita, y sentirme fabulosa. No es por sobrepeso o peso ideal: es cómo me siento en el momento. Puedo tener 40 kilos más que ahora y sentirme igual de bien sexualmente.
–¿Qué opina tu marido sobre el cambio?
–En la intimidad ha impactado de manera distinta en uno y en otro. Para mí, la sexualidad no había cambiado gran cosa, pero para John sí. Fíjate que me enteré de esto por unas declaraciones que ha hecho él, hace dos semanas, a un medio en Puerto Rico. ¡Y me sorprendió! ¿Cómo es que no me había enterado de esto? Yo lo notaba con el mismo entusiasmo que siempre.
–¿Podemos arriesgar una respuesta como sexóloga y no como esposa al interrogante de por qué para él es mejor así y para vos no tanto?
–Es que es algo nuevo para él, porque siempre había estado conmigo gordita. En cambio, hasta tres años antes de aparecer en televisión yo era delgada. John me conoció, se enamoró y se casó con una mujer gordita, que en ese momento no tenía intención de alterar radicalmente su apariencia.
–Llevás dos años de casada. En base a tu experiencia y no a los manuales, ¿el matrimonio afecta o no la vida sexual de la pareja?
–El matrimonio cambia las cosas… Es mucho más cuesta arriba… ¡Que se entienda: no estoy hablando mal del matrimonio! El cambio está en que uno se entrega de una manera completa al otro, y es algo que nunca había experimentado. Cuesta encontrar el balance. Dónde termino yo y empiezo a ocuparme de lo tuyo. Tal vez sacrifico un poco de lo mío y llegamos a un punto medio. Hay una negociación continua.
–¿En la intimidad es igual?
–Es que mi relación se ha intensificado a partir del matrimonio, y en verdad, ¡me gusta más el sexo ahora que antes! Claro que vivimos momentos altos y bajos, algunos muy activos y otros más pasivos. Con tanto trabajo, el sexo no siempre es tan espectacular como al principio. Pero de pronto tenemos encuentros más intensos que antes. En esto, también la experiencia vale.
Alessandra, que ha bajado más de 35 kilos en estos ocho meses, aconseja: “En el sexo, la práctica es muy importante. Si quieres acercarte a la perfección, hay que ejercitar mucho mucho”.
“Estando con sobrepeso era un tema indignante entrar a una tienda cualquiera, ver algo que me gustaba y que no hubiera talle para mí. Por eso, adelgazar aumentó aún más mi autoestima”.
“Mi relación de pareja se ha intensificado a partir del matrimonio, y en verdad, ¡me gusta más el sexo ahora que antes!”.