Excesos? ¿Depresión severa? ¿Alcoholexia (una peligrosa conjunción entre anorexia y alcoholismo)? ¿Intentos de suicidio? ¿Trastornos de bipolaridad? ¿Cura de sueño? ¿Rehabilitación? La usina de versiones no para. La urgencia por encontrar una única verdad, un diagnóstico certero, batalla (y pierde) frente al silencio que rodea el presente de Celeste Cid (25). Que la está pasando mal, seguro. Que nadie en su íntimo círculo parece dispuesto a arrimar algo de exactitud ante los espinosos rumores, también.
“Celeste necesita ayuda. Está intentando ponerse mejor, por ella misma y por su hijo André”, deslizaron apenas, en voz baja, sus amigos. Vayamos a lo que se sabe, entonces. Celeste estuvo 19 noches internada en el Instituto Fleni –especializado en trastornos neurológicos–, al que llegó por voluntad propia y acompañada por Fito Páez, su amigo, actual confidente y el hombre que más cerca está de ella en este difícil trance.
Separada de Joaquín Levinton, su última pareja. Apoyada por Emmanuel Horvilleur –padre de André, de sólo 5 años, al cuidado de cuya familia habría quedado en la última semana–. Y no es todo: Emme Vitale, su mejor amiga, y Nora, la madre de la ex chica prodigio de la tele, habrían empuñado el timón para darle un giro a su vida luego de días tan intensos como sombríos.
Lo nuevo –y bueno– que amaina el drama es que, desde la madrugada del sábado 17, Celeste dejó la habitación 801 del Fleni para seguir su recuperación fuera de la clínica.
“En realidad, su internación fue voluntaria. Y una vez compensada, su salida también fue por decisión propia”, apuntaron fuentes del instituto. Pero en el off de las versiones también se dijo que una presunta y virulenta pelea entre la paciente y una enfermera habría acelerado su salida.
De todos modos, desde el alta, encontrar a Cid se tornó una misión imposible. Se dijo que descansaba en su casa, pero en el PH de Palermo se detectan pocos movimientos. Que habría viajado a la localidad cordobesa de La Población con Fito Páez, pero en ese pago no hay noticias de su llegada, muy difícil de soslayar. Tampoco se la vio cerca de la casa de sus padres en el barrio de San Cristóbal, ni en lo de su amiga Emme. Su presente es un misterio tan profundo como su futuro inmediato.
Nos conformamos con la tibia luz que asoma entre el sinfín de hipótesis: Celeste está mejorando. Es cierto que aún pende sobre ella la Espada de Damocles, pero si admitió que tocó fondo… es un anuncio de que está dispuesta a emerger. Y en esa lucha personal y difícil, donde menguan las palabras y florecen los silencios, sabe que no está sola…
Celeste, pocos días antes de su ingreso al Fleni. Look descuidado, medias rotas y maquillaje corrido, a plena luz del día. Habría dicho “basta” y pidió ayuda.
Tras su salida de la clínica, la actriz estaría descansando en su PH de Palermo, aunque no se dejó ver públicamente. Horvilleur, su ex pareja, está a cargo de André, el hijo de ambos, y recibe ayuda de su hermana para cuidarlo.
Fito Páez habría sido el primero en visitar a Celeste en su vuelta al hogar. El departamento de la actriz fue reacondicionado por sus íntimos tres días antes de su regreso.