Franco Torchia (47), reveló detalles dolorosos sobre su infancia con Teleshow. En una conversación muy dura, el comunicador reveló un periodo de 30 años marcado por la incomprendida, la ignorancia, y la violencia física y psicológica que padeció por parte de su familia.
"He vivido mal durante 30 años", confesó Torchia, dejando entrever el peso emocional de cargar con recuerdos oscuros que lo atormentaron. Describió una infancia en la que se sintió un "hijo abyecto", convencido de que su vida podría haber sido diferente si las circunstancias lo hubieran permitido.
La madre de Franco, figura central en su relato, ejercía violencia física bajo la creencia de que los golpes eran un método educativo válido y un deber materno. Bajo este ambiente coercitivo, cada deseo de la madre se convertía en un mandato. Además, Franco expuso cómo ciertas máximas de su madre influyeron en el desarrollo de su identidad sexual, sembrando semillas de desconfianza hacia las mujeres.
El periodista lamenta cómo su madre trabajó activamente para distanciarlo de su hermana Gabriela, incluso fomentando una competencia entre ambos. A pesar de los años, la relación entre los hermanos sigue siendo tensa.
Franco también reveló traumáticos episodios de abuso sufridos en la infancia. El primero, a los 7 u 8 años, perpetrado por un vecino de 17, que le pedía de "jugar a ser novios", el episodio fue desenterrado décadas después. El segundo, sucedió cuando Franco estaba entre los 9 y 11 años, protagonizado por un joven de 19 con características aún más "avasallantes", ya que era bastante musculoso.
La terrible reacción de su madre
Cuando finalmente pudo verbalizar su sufrimiento, la reacción de su madre fue desgarradora. Lo sometió "a una exhibición siniestra", forzándolo a relatar los hechos frente a familiares. Algo que le generó un trauma muy grande a Torchia.
“Por un lado, supuse que todo eso me había pasado por ser maricón. Que se trataba del pasaporte lógico para alguien como yo... Por otro, y en efecto, bloqueó mi sexualidad. Ya a los 11 años sentía que había tenido todo el sexo que se podía tener. De hecho, alguna vez y pasado el tiempo, me he pensado como persona asexual... No tuve una adolescencia de descubrimiento sexual, tampoco de rebeldía. La mía fue una adolescencia opacada. Durante la que muchas veces me he preguntado por qué no estaba haciendo de adolescente, si es lo que debía. Pero no me salía, no me interesaba”, relató.