“Es diferente cuando trabajás en un club y en la Selección de otro país, que cuando lo hacés en tu propio Seleccionado” -lanza convencido Marcelo Rodolfo Méndez (60)-: por tu país siempre dejás un poco más, pensando en obtener un resultado positivo y alegrar a la gente. Das al máximo, sí, pero también sufrís más cuando las cosas no van saliendo bien”, redondea sin medias tintas, a su estilo, el entrenador del Seleccionado nacional de voleibol que acaba de comenzar a representarnos en París 2024.
–Si le decimos Juegos Olímpicos, ¿qué es lo primero que le sale?
–Que son la máxima expresión del deporte, el lugar donde los entrenadores y jugadores dan un plus a lo que tienen, para obtener una medalla. Así que ahí sumás el hecho de representar tu camiseta al de hacerlo en una competencia legendaria, podríamos asegurar que los Juegos Olímpicos son algo diferente.
–¿Qué siente usted, que ganó tanto en vóley (diez ligas, un Mundial y siete Sudamericanos de Clubes, entre otros torneos), cuando una de estas citas comienza?
–Todo deportista sueña con llegar y competir en una olimpiada. Dentro de la villa se vive una atmósfera diferente. Siento que allí la capacidad de los deportistas se ve incrementada, aumenta, lo que permite ver un espectáculo diferente.
“Aquella preparación en pandemia, que nos significó obtener la medalla de bronce, fue algo inolvidable”
El bonaerense cuenta que como jugador nunca participó en un juego olímpico y que como entrenador, “si bien por muy poco no llegué con España a Pekín 2008", tuvo la revancha con Argentina, clasificando las dos veces que se le presentó la oportunidad: para Japón 2020 y para París 2024. “Desde que llegué nos propusimos con los jugadores mostrar una cara diferente, un espíritu de lucha en las competencias. Y siento que lo logramos. El cariño con que nos recibió la gente luego de obtener la medalla de bronce hace cuatro años fue hermoso. Creo que, independientemente del resultado, representamos muy bien a Argentina, cada partido fuimos al máximo, dimos lo mejor y nos lo agradeció porque se sintió representada por nosotros”, disfruta el mensaje.
-¿Dónde guarda la medalla de bronce que ganó en Tokio, un hito histórico junto con la de Seúl 1988?
-(Carcajada) A los entrenadores no le dan medallas, sólo a los jugadores. Así que yo nunca recibí esa medalla de bronce.
–Ufff, perdón: este periodista no conocía esa normativa…
–No te disculpes, porque igual yo tengo mi medalla: la llevo en mi corazón.
-¿Tan fuerte le resulta el recuerdo?
–Aquella preparación fue algo inolvidable. En pleno Covid-19, en plena pandemia, todos nos quedamos noventa días aislados de la familia trabajando con ese objetivo común. Al margen de las situaciones normales de convivencia que puedan darse durante tres meses fuera de casa, supimos salvar las diferencias normales de todo grupo y fuimos por el objetivo común que era obtener una medalla…, y la obtuvimos.
–¿Es un entrenador de responder con más “sí” o más “no” a las sugerencias de quienes entrenan con usted?
-Cuando creo que “sí”, es “sí”, y cuando creo que es “no”, es “no”. No tengo problema en expresar las cosas que pienso y avanzar en lo que creo. Me pongo objetivos, me pongo fechas, trabajo y voy en busca de esa meta, siempre con buenas armas.
–¿Qué les dice a los jugadores cuando las cosas no salen?
–Que más allá de la parte técnica, pongan en juego la emocional. Que en la cancha den lo mejor que tienen adentro. Que pongan el corazón al servicio del equipo.
“Sin dudas nuestro abanderado Luciano De Cecco es uno de los de los mejores jugadores de la historia”
“El vóley para mí es una pasión. Algo que llevo de muy joven y un medio para expresarme. Ser técnico me permite aportar a los jugadores mis experiencias. Una de las cosas una cosas más importantes de un entrenador es hacer de profesor, de docente, intentar mejorar al prójimo”, extiende sus cartas de presentación Marcelo Méndez, días antes justamente de recibir la otra credencial, la que le permitirá por estas horas sumergirse la magia que depara ser uno de los habitantes de la villa olímpica.
–¿A qué atletas que recuerde se ha cruzado en alguno de los Juegos y no olvida?
-A muchos, muchos, lógico, pero te aseguro que estoy tan concentrado en el objetivo, en lo que quiero que logremos, que mi atención y preocupación completa se enfocan en ayudar a lograr que mi equipo dé lo mejor.
–Nómbrenos por favor a dos o tres de sus figuras olímpicas preferidas de la historia…
-A Manu Ginóbili, sin dudas. Un diferente. A mí me ha impactado su amor por el deporte y por los Juegos Olímpicos. E internacionales, a varios. No podría nombrarte a uno en especial. Todo atleta que llega se sacrificó un montón para acceder a ese lugar, así que cada uno es digno de reconocimiento.
–¿El mejor voleibolista argentino que haya visto?
–Vi muchos y hay muchos buenos, pero nuestro abanderado Luciano De Cecco sin dudas es uno de los mejores de la historia.
–La última etapa de Argentina resultó más que auspiciosa: en un exitoso print dentro de la Liga de Naciones de Voleibol clasificó para París 2024. ¿Cómo nos encontramos para competir en la primera rueda contra Estados Unidos, Japón y Alemania?
-Estamos para pelear. Tuvimos una VNL muy difícil, muy dura, en la que debimos jugar al máximo para clasificar. Sufrimos: por momentos la clasificación se veía cercana, y por momentos lejana. Pero trabajamos duro, luchamos, llegamos y eso nos fortaleció como grupo. Siento que llegó el momento de dar nuestro mejor voleibol.
–¿Cómo volvería satisfecho de Francia luego del 11 de agosto, cuando haya finalizado la competencia de vóley masculino?
-Si los jugadores dan su máxima entrega en cada momento, en cada partido, las dos horas, horas y media que duran, volveré satisfecho. Más allá de que así, creo, podremos obtener un buen resultado.
Fotos: Chris Beliera
Filmaciones y edición de videos: Candela Petech
Arte y diseño de tapa e imágenes: Darío Alvarellos
Agradecemos a FeVA (Federación del Voleibol Argentino), Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), , Eliseo Ramos, Martín De Rose, Facundo Rizzone, Oscar Cantero y Gaby Giugliano
