Mailén Cabrera (17) vive un infierno desde los 12, cuando comenzó a salir con su ahora ex novio, Martín Prado (19), seis años atrás. A los dos meses de comenzada esa relación, siendo menor, la joven fue víctima de violencia de género. "Comenzó a pegarme a las dos semanas de estar de novios y hasta la semana pasada casi me mata. No quiero morir", le dice Mailén a GENTE, convencida de la importancia de la visibilización.
Alertada por tantos femicidios y el punto de inflexión que significó el asesinato de Úrsula Bahillo tras hacer 18 denuncias, Mailén finalmente cobró la valentía para denunciar a su ex, de quien se separó en noviembre pasado. "Me estaba siguiendo, me apuntó con un arma en la cintura, me pegó con el arma en la frente", cuenta la joven, quien fue amenazada de muerte luego de años de "abuso sexual, golpes en mis genitales y quemaduras con cigarrillo".
La causa, caratulada como "Amenazas agravadas, lesiones leves agravadas y abuso sexual agravado", cuya denuncia fue asentada en la Comisaría Nº2 de Villa Bosch, continúa pero con el denunciado libre y con portación de arma.
"Yo ya estuve dos meses escondida de él, en lo de mis tíos, el mismo lugar al que me hicieron venirme ahora", cuenta Mailén, desesperada porque, aunque tiene custodia policial, los amigos de su ex la amenazan y le llegan "imágenes suyas de Martín haciendo vida normal mientras yo tengo que estar encerrada".
"Si a mi no me apoyan, me van a matar", cuenta Mailén, quien fue amenazada por su ex con la siguiente foto, en la que Martín Prado la amenaza con el arma con la que finalmente la violentó antes de hacer la denuncia.
"Yo viví con él el miedo y fue un infierno que me consumía pero ahora no voy a parar", cuenta la joven cuyas amigas la alertaron a que lo escrachara en redes, lo que dio como resultado la solidaridad de algunos personajes públicos y hasta el interés y preocupación de "Dulce Granados, la mujer de Alejandro Granados", intendente de Ezeiza.
"Gracias a la visibilidad de lo que denuncié, que llegó a más de 60 mil personas, la policía me buscó en el barrio, preguntó donde vivía y me acompañó a denunciarlo. No veo justo que como Úrsula tenga que denunciarlo 18 veces para que termine preso", cuenta indignada.
Los propios policías que la custodian dicen conocer a Martín. "A ese pelotudo ya lo tenemos", le han dicho. Es que su ex novio integra una familia de hermanos varones; dos de ellos han estado presos por venta de drogas, posesión de armas y por violación. "Su madre se reía de mí cuando me pegaba. Ha llegado a trabar la puerta de salida de la casa de ella para que no pueda escapar. Entonces él me cagaba a piñas", relata Mailén.
"Nos están matando a todas, ésto es como la selva, llena de depredadores y una carrera por la supervivencia", reflexiona la víctima, quien afirma: "No me sirve una perimetral a 300 metros". Dice que no se siente segura, que no puede dormir más de dos horas por día, que aún le duelen los golpes y que "ya presenté todas las pruebas para que esté preso".
"Me ha llegado a re contra cagar a patadas en los genitales hasta desangrarme, estuvo una semana así. Y no me dejaba ni ir al médico", rememora angustiada. "Que no nos escuchen no es justo; yo voy a hacer algo por todas las mujeres que no hablaban por vergüenza, como yo", sostiene Mailén, a quien le envían capturas de cómo su ex "hace vida normal mientras trato de no rendirme".
Por su parte y a la espera de que la justicia actúe, la víctima cuenta que no solo recurre a las redes sino que incluso evalúa la posibilidad de organizar una marcha en Ezeiza "para que pongan preso" a su agresor.