La pandemia del coronavirus y el cierre de las escuelas durante más de un año muestran severas consecuencias en la salud física y emocional de los chicos, que se vuelvan en cifras preocupantes. Durante la pandemia el uso de pantallas en niños aumentó 500% durante la pandemia.
Según una encuesta reciente de Parents Together, una organización dirigida por padres con más de 2 millones de miembros, muestra que la gran mayoría de los adultos están preocupados por un aumento masivo en el tiempo de pantalla de sus hijos. Casi la mitad de los hijos de los encuestados (48%) pasan actualmente más de seis horas al día en línea.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) en términos generales indica que los menores de 18 meses no deben tener tiempo frente a las pantallas, con la excepción de video chat, y un límite de una hora por día para niños de dos a cinco años.
En una encuesta realizada por el Instituto Gino Germani de la UBA entre el 11 y 15 de abril del pasado año en la Ciudad de Bs. As y Gran Bs. As, se realizó un relevamiento sobre el uso de tecnologías durante los tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO). La encuesta, entre otros temas, destinó una sección a conocer los hábitos y vínculos con la información de los niños y adolescentes en tiempos de cuarentena.
Los contenidos más consumidos serían Netflix (72%), Youtube (52%). En relación al uso de celulares, tabletas y computadoras, el 48,2% manifestó que los niños los usan más de 4 horas por día.
Estos datos coinciden, en líneas generales, con las ofrecidas por Parents Together. Las plataformas y aplicaciones más destacadas utilizadas por los niños cuyos padres completaron la encuesta fueron en gran parte no educativas: YouTube (78,21%), Netflix (49,64%) y TikTok (33,41%).
El aislamiento y la obesidad
El abuso de tecnologías no es el único problema que enfrentan los padres. Entre las medidas de aislamiento que prohibieron a los menores salir a la calle durante casi un año, sumado a la suspensión de clases presenciales, la actividad y el desgaste físico de los niños bajó exponencialmente. La mayoría se queda encerrado en su casa durante las jornadas laborales de los padres, yendo de la cama al sillón conectados a distintos dispositivos.
Esto, sumado al aburrimiento genera una ansiedad en los niños que en muchos casos se canaliza en la comida. Según las proyecciones de Unicef, para 2030 la Argentina podría superar los 2,3 millones de niños y adolescentes con obesidad infantil. En El país 4 de cada 10 niños tienen sobrepeso u obesidad.
Cómo proteger a los chicos del uso de las pantallas
A raíz de COVID-19, la AAP ha lanzado un nuevo conjunto de directrices. De manera reveladora, se aleja específicamente de los límites basados en el tiempo. “En la pandemia, lo que importa es el niño, el contenido y el contexto, también conocida como la regla de las tres “C” por sus siglas en Inglés (Child, Content, Context)”, señaló en un documento orientativo presentado a tal fin.
“Nuestras familias necesitan plataformas y dispositivos de redes sociales para mantenerse conectados en este momento -dijo Justin Ruben, codirector de Parents Together-. No deberíamos tener que arriesgarnos a exponer a nuestros niños a plataformas que los hacen adictivos deliberadamente. Este no es un problema que los padres puedan resolver solos. Necesitamos plataformas para dar prioridad a la seguridad de los niños y la política debe incluir medidas de seguridad en línea para nuestros niños”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha desarrollado ciertas pautas de implementación en la relación de los niños con las pantallas, a las que la Sociedad Argentina de Pediatría adhiere, buscando fundamentalmente que todos puedan adaptarse al entorno digital necesario en estos momentos. Recomienda establecer un ambiente de confianza en el hogar, donde se brinde entendimiento de las necesidades infantiles y acompañarlos según su nivel de madurez, para que puedan acceder a contenidos seguros y aptos para su edad y puedan expresar sus inquietudes y plantear su punto de vista.
Se insta a evitar una actitud inflexible frente al uso de pantallas: en su lugar, los padres pueden transmitirles que no es saludable conectarse a todas horas, y que cambiar de actividad permite, por ejemplo, descansar la vista y la postura.
Dar prioridad a las actividades diarias básicas, como el respeto por los horarios para dormir y comer, así como para realizar las obligaciones domésticas. Aunque la situación sea excepcional, no debe servir de excusa para olvidar estas rutinas y dejarse llevar por el impulso no justificado de uso de Internet y dispositivos.
Los adultos no deben distraerse y es preciso que fijen objetivos. Cuando se esté utilizando Internet para tareas escolares, es preferible que no usen otras aplicaciones, ni redes sociales.
Unicef incita a dar ejemplo. ”Los menores tienden a imitar los comportamientos que ven en sus padres y otras personas de referencia y no tendrán en cuenta nuestras pautas si no ven que actuamos con mesura y autocontrol con los dispositivos durante estos días”, mencionan en su decálogo de sugerencias.