Mailén Ubiedo Myskow es la directora C.A.S.A. (Centro Artístico Solidario Argentina). Formó orquestas populares con niños y jóvenes de Bajo Flores y Villa Soldati. Consciente de las necesidades de sus alumnos, da clases online para comprarles alimentos.
“Enseñamos música de forma gratuita a niños y adolescentes del Barrio Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14) y Fátima (Villa Soldati)”, cuenta Mailén Ubiedo Myskow (30) entusiasmada y acostumbrada a convertir cualquier obstáculo en trampolín para hacer algo más. “Ahora sumamos un microemprendimiento”, exclama y sigue: “Estamos vendiendo tapabocas hechos por familias que se quedaron sin trabajo y tienen máquina de coser y algunas telas. Las familias se quedan con el 60% del valor y el 40 por ciento restante lo donan para comprar alimentos para el comedor. Hacemos envíos a partir de 10 unidades”, dice.
Pero lo que la mueve es la música. No ve la hora de volver al barrio para tocar unos acordes con sus alumnos. Estudió Composición en la Universidad Católica Argentina, es profesora de violín, da clases y dirige en diferentes orquestas entre las que se destaca la Orquesta Atípica de los Nuevos Aires, con la que sólo presentan estrenos. “Creo en el acceso a la educación artística como un derecho que todos debemos tener. Al brindar oportunidades de educación en los barrios, se achica un poco más la brecha de la desigualdad y se da lugar a nuevos proyectos de vida”, reflexiona. Y sabe que no está sola, comparte esta forma de vida con colegas que también son profesores en C.A.S.A.
“Queremos que nuestra escuela no sea sólo un espacio de enseñanza musical, sino también un espacio donde recurrir frente a cualquier situación de necesidad para brindar un corazón solidario”, sentencia Mailén, que desde hace nueve años enseña música en barrios populares. Antes de que se declarara la cuarentena, su energía estaba puesta en un encuentro de orquestas populares. Es que compartir no es una palabra más para la joven que ni bien se decretó el aislamiento obligatorio pensó en la forma de seguir en contacto con sus alumnos y hacer algo que responda a sus necesidades.
“La idea de dar clases online surgió a partir de la impotencia de no poder estar en los barrios dando una mano. Lo que más se necesita es comida, elementos de higiene y cuidado personal, y repelentes”, comenta y sigue: “La gente no puede donar mercadería por obvias razones, decidimos pedir dinero como donación. Recibimos unos $13.000 hasta la fecha y ya realizamos la compra, pero con la cantidad de gente que va a los comedores, eso se va en un día. Ahí apareció la idea de generar más plata dando clases… que es lo que mejor sabemos hacer”, dice convencida de que esto tiene que funcionar.
Y entonces, explica la dinámica: “Los encuentros se realizan a través de videollamadas (whatsapp/zoom), tienen una duración de 1 hr. Y un costo de $500. Damos clase de violín, cello, flauta traversa, piano, guitarra, lenguaje musical, armonía, lectura y contrapunto”. Los profesores donan sus horas para comprar alimentos para comedores de los barrios en los que habitualmente dan clases. Quienes quieren tomar una lección o realizar cualquier consulta, pueden contactar a los profesores de C.A.S.A. por mail a [email protected].
Quiénes son los profesores
Si hay algo que distingue a una orquesta es la diversidad. Y esta no es la excepción: lo que comenzó como un proyecto de amigos estudiantes de música de la UCA se enriqueció con la participación de artistas con distinta formación y especializados en diferentes instrumentos. Eso sí, todos apasionados por brindar oportunidades y aprender junto con otros.
Emiliano García Pérez (31), licenciado en Dirección Orquestal (UCA) da clases de canto y comenta: “Creo en el poder transformador que tiene la música y la cultura en el entramado del tejido social”. Con él coincide Santiago Rubio (28), también egresado de la UCA y profesor de clarinete y teclado. “El arte es un elemento esencial en el desarrollo de las personas. Siento que debemos darle la oportunidad de crecer en ese aspecto a los niños y jóvenes ya que de otra manera, no podrían acceder”, dice.
Margarita Sarquis (22) es una de las más jóvenes en el staff. Estudia teatro Musical, enseña canto en Bajo Flores y levanta la bandera del acceso al arte como derecho universal. Mariángeles Tropea (47), egresada del Conservatorio Provincial de Morón enseña cello en la villa con el anhelo de garantizar a todos el acceso a la cultura. Natalia Luna (35) es docente de flauta traversa y cuenta que su trayectoria siempre estuvo ligada a quienes tienen menos oportunidades. “He trabajado en los barrios desde mi llegada a Buenos Aires; ser partícipe en la construcción y vivencias de cada comunidad de alumnos desde la música desde sus propuestas y las mías enriquece los lazos de ésta familia de Bajo Flores”, sostiene.
Martín Kogan (34) es músico orientado al jazz y encuentra que las clases son un valioso punto de encuentro. Micaela Belen Cabeza (29), violinista e integrante de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, va al barrio porque considera “importante fomentar espacios donde, desde el arte, podamos generar una conexión con los chicos y las familias”. Franco Moltedo -guitarrista- cree que este espacio lo potencia por lo que comparte con profesores y alumnos.