El 25 de noviembre de 2020 se conoció el fallecimiento de Diego Armando Maradona, la estrella máxima del fútbol. Cuatro años antes, en la misma fecha, Fidel Castro, el ex presidente y guerrillero marxista cubano dejaba este mundo. Por casualidades de la vida, estas dos personalidades llegaron a conocerse y a admirarse el uno al otro, convirtiéndose desde el primer momento en amigos entrañables.
Maradona y Fidel Castro se conocieron el 29 de julio de 1987, cuando el ex jugador de la selección argentina arribó a Cuba junto a su familia y mantuvo una profunda charla con el Comandante de tres horas de duración. De los detalles desprendidos de sus conversaciones, dados a conocer por algunos de los presentes en aquella época, pudo conocerse que a pesar de ser de dos mundos distintos tenían una gran pasión por hablar y comprender sus mundos.
Fidel Castro: ¿Hay una fórmula infalible para patear penales?
Diego Maradona: Antes de patear, miro al arquero. Este gesto canchero ayuda a intuir el lado al que se moverá el portero. Entonces, se lanza el balón al opuesto.
Fidel Castro: ¿Y si se queda parado?
Maradona: Le pego fuerte al palo que elija.
Encantado el Comandante con la información que le había brindado el 10 comenzó a anotar en su cuaderno la información que según aseguró implementaría en cuanto pudiera para corroborar si podía utilizar la técnica y estrategia de Maradona en la cancha.
Su amistad se hizo más estrecha casi 20 años después cuando Diego Maradona decidió regresar a Cuba para ser tratado en un centro de rehabilitación de drogas en la isla. Durante su estadía los encuentros eran continuos y ambos se hicieron mutuos regalos. Ambos al ser públicamente izquierdistas compartían una misma mirada sobre el futuro de Latinoamérica, a pesar de que sus países se vieran en dos polos opuestos en cuanto a su dirigencia y política.
Maradona siempre nombró a Fidel Castro como su “segundo padre” y en el año 2016 quebrado ante la noticia de su amigo tan solo dijo a la prensa internacional: "He llorado descontroladamente. Me voy para Cuba a despedir a mi amigo". Cuatro años más tarde, en la misma fecha el astro del fútbol cerró los ojos por última vez en un sueño profundo del que jamás despertaria y en el quizá pudo volver a reencontrarse con Fidel.