Victoria (29) sonríe y no deja de sonreír. Matías (39) la mira embelesado. Sobre la pantalla se proyecta un video que resume la historia de amor que los une. Los Garfunkel se enfocan en festejar y nada más. Tras cuatro años juntos, con una hija (Indiana, de un año) y otro en camino (llegará en agosto), el empresario y la modelo se casan por Civil y lo festejan con una exclusivísima fiesta en el Palacio Duhau, de Recoleta. “Todavía me estoy recuperando”, le cuenta Victoria a GENTE desde Miami, y con la tos denota algo de lo que fue “la noche de anoche”. Los Garfunkel volaron a la Florida post boda, en algo que podría ser una luna de miel si no fuera porque los acompañaban amigos y los tres hijos de Garfunkel de su matrimonio anterior. “Fue una ceremonia súper emotiva. Estábamos rodeados de gente querida, de nuestros amigos de siempre, de la familia. Después de todo lo que pasamos juntos, el accidente y tantas complicaciones, y porque nos amamos para siempre, ahora sólo queremos festejar y ¡cómo!”, asegura Victoria sobre la fiesta de ese viernes 23, que terminó con el amanecer del 24, pero había empezado al mediodía.
ANTE LA LEY. A las 12 del mediodía, Matías Garfunkel, abogado y doctor en Filosofía, hincha millonario y además, empresario multimillonario heredero del emporio BGH, llegó al Registro Civil de Uruguay y Córdoba. Iba con la modelo, conductora y tenista que por estos días debuta como diseñadora de indumentaria, Victoria Vanucci, madre de dos de sus cinco hijos (uno todavía en la panza). Entonces, para comparecer ante la Ley y unirse en matrimonio, los testigos fueron Eduardo Cohen, amigo de Matías, y María Inés Vanucci, la mamá de Victoria. Para casarse por Civil, Victoria tuvo que conseguir su divorcio del futbolista Cristian “El Ogro” Fabbiani. Lo cierto es que un día después de que su ex la liberara de toda atadura, y a cinco años de estar separados de hecho, Victoria pudo casarse con Matías. Vale recordar que no se trata del primer enlace entre el empresario y la diseñadora. En 2012 Matías y Victoria se casaron por el rito judío, en la estancia familiar de San Miguel del Monte. En cambio, en esta oportunidad, después de dar el “sí” ante la Ley y con libreta en mano, los novios se fueron a almorzar a su mansión de Belgrano y a descansar un rato porque a la noche... a la noche sí, ¡mega fiesta en el Palacio Duhau!
LUJO Y BUENOS AMIGOS. La cita fue en el imponente hotel de la avenida Alvear entre Montevideo y Rodríguez Peña. Entre los 140 invitados estaban –además de las familias de ambos– personajes como el gobernador de la provincia de Buenos Aries, Daniel Scioli, con su mujer, Karina Rabolini; el ex presidente Fernando de la Rúa; Viviana Canosa y Alejandro Borensztein; Mariano Iúdica y su esposa, Romina Propato; Cacho Castaña, que ofreció un show muy divertido; y varios empresarios entre los que se destacaban Federico Alvarez Castillo y Alberto Samid. La fiesta empezó con una ceremonia en la que Victoria y Matías contaron por qué se elegían y se manifestaron “agradecidos con la vida y con los amigos por semejante demostración de afecto”. Entonces hubo una mujercita que acaparó las miradas, para orgullo de su mamá. Indiana, la primogénita del matrimonio, entró al salón junto a su papá. “Lucía el vestido que le diseñé especialmente e iba mostrándolo, como diciendo ‘miren qué lindo lo que me hizo mi mamá’. Quería comérmela a besos”, rememora Victoria, que lució un vestido de novia diseñado por ella misma, la primera de sus creaciones que hace pública antes de abrir su boutique.
La fiesta siguió con un video súper atípico compilado por Mariano Iúdica, íntimo de los novios. “Nos preocupamos por que fuera una fiesta bien dinámica y sin baches. Que la gente no dejara de divertirse un minuto. Y, a diferencia de cuando nos casamos por el rito judío, en esta oportunidad fuimos nosotros los que coordinamos todo. Nos encargamos de cada detalle y por eso resultó una reunión tan nuestra”, asegura Victoria.
Tras una recepción que incluyó caviar y el mejor champagne, el menú en la mesa. De entrada, brochette de langostinos acompañada por textura de vegetales, con crocante de pan de campo y moelleux de palta; un primer plato de pasta: fusilli italianos acompañados por salsa de pomodoro y basilico; como principal, lomo Black Angus acompañado por terrina de papas y tomillo, ensalada de rúcula y salsa de pimienta rosa; y de postre, variaciones de chocolate en diferentes texturas con helado de frambuesa. Pero el plato fuerte de la fiesta llegó promediando la noche. “De pronto apareció Nacha Guevara personificando a Evita y cantó No llores por mí, Argentina. Ni yo ni nadie podía creer lo que estaba pasando. Me conmovió muchísimo, porque soy una eterna admiradora de Eva Perón. Pero lo más impresionante llegó unos minutos después cuando, en ese marco, mi marido me entregó el mítico prendedor de Eva. Yo me lo había probado hace un tiempo; lo quería mucho, Matías me lo compró y me lo entregó esa noche”, cuenta sobre el mítico prendedor de brillantes. El Sol de Mayo, así se llama, fabricado por Van Cleef & Arpels, es toda una obra de arte que la casa de remates Christie’s de Nueva York ofrecía entre sus joyas magníficas y que Eva Perón usó, por ejemplo, en la jura de la Constitución de 1949. Dicen que en la década del ’90 la compró el sultán de Brunei, y que en esta oportunidad Garfunkel la pagó cerca de medio millón de dólares. “Me fascina tenerlo yo, pero además me alegra el hecho histórico de que gracias a mi marido haya vuelto a la Argentina. Eso sí que no tiene valor. Lo usé en la fiesta y cuando me fui a dormir, ¡no me lo quería sacar! Es bellísimo. Más no le puedo pedir a la vida”, se despide Victoria, apurada porque tiene una cena con amigos. Un año y quince días después de que su marido sobreviviera a un tremendo accidente en el Sur, los Garfunkel tienen motivos de sobra para seguir celebrando.
Viernes 23. Al mediodía dieron el “sí” en el Registro Civil de la calle Uruguay. A la noche recrearon la escena en los salones del Palacio Duhau, de Recoleta.
Matías y Victoria empezaron a salir en 2010. Se casaron por el rito judío en 2012. En marzo de 2013 nació Indiana, la primera hija de la pareja. Y en agosto llegará el segundo bebé. La novia recibió una alianza que sólo fue superada por el espectacular regalo de bodas: el mítico broche Sol de Mayo, que perteneció a Eva Perón y Garfunkel compró en una subasta de Christie’s por, se especula, medio millón de dólares.
Victoria diseñó sus propios vestidos de novia, puntapié de la marca que está por lanzar. “Lo sentía muy mío, porque salió de mi cabeza”, contó sobre el primer diseño, que le marcaba la silueta de embarazada, mostraba la espalda y está íntegramente bordado en hilos de seda con múltiples piedras preciosas perdidas, que van desde nácar a diamantes.